Iglesias Cristianas de Dios

 

[CB10]

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Abraham y Sara

(Edition 2.0 20030923-20070123)

 

El Señor le dijo a  Abram, "Deja tu país, tu pueblo y el hogar de tu padre y ve a la tierra que voy a mostrarte. Haré de ti una gran nación y te bendeciré." Este documento ha sido adaptado del capítulo  6 de  La Historia de la Biblia  Volumen 1 de Basil Wolverton, publicado por la prensa del Ambassador College, y los documentos Abraham y Sodoma (No. 91) y Melquisedec (No. 128), publicado por CCG.

 

 

 

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(Derechos de propiedad literaria ã 2003, 2007  CCG, ed. Wade Cox)

Tr. 2008

 

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Abraham y Sara [CB10]

 


Aquí continuamos desde el documento Nimrod y la Religión Falsa (No. CB9).

 

Dos años después del diluvio, cuando Sem, el hijo de Noé tenía 100 años, Sem tuvo un hijo que se llamó Arfaxad (Gen. 11:10). A los 35 años, Arfaxad tuvo un hijo llamado  Sélaj (Gen. 11:12). Y muchas generaciones continuaron de esta manera. Luego de aproximadamente 300 años, nació un hombre llamado Abram. Su padre era Taré (Gen. 11:26).

 

Abram se crió en una ciudad en Mesopotamia (Acts 7:2) llamada Ur, no muy distante del lugar en donde Nimrod comenzó a construir Babel (Gen. 11:2). Aquí Abram, así como Noé, aprendieron a obedecer las Leyes del Señor, mientras las personas de ese mundo estaban nuevamente adorando a ídolos y viviendo alejadas de los caminos de Dios. Abram fue uno de los pocos que no participaron de las costumbres paganas. En la Mesopotamia Abram tuvo su primera visión o llamado de Dios a dejar su país y su pueblo (Actos 7:2). Aproximadamente a los veintisiete años el Señor le dijo una vez mas a Abram que se mudara con su familia a otro país.

 

Empero Jehová había dicho á Abram: Vete de tu tierra y de tu parentela, y de la casa de tu padre, á la tierra que te mostraré; (Gen. 12:1)

 

Abram obedece a Dios

 

Dios le prometió que si obedecía todas Sus instrucciones, Abram sería bendecido y se convertiría en el padre de una gran nación (Gen. 12:2-3). Con el tiempo esa nación disfrutaría bendiciones muy especiales. Abram no sabía cómo sería la tierra a la que se estaba dirigiendo, y no sabía cuáles serían las bendiciones para su pueblo, pero él confiaba en Dios y obedeció.

 

Además de a su esposa, Sarai, Abram llevó a su sobrino llamado Lot y a su esposa, y pastores para cuidar de los rebaños de ovejas y personas para cuidar de las manadas de ganado. Mudar a su familia y sus pertenencias a una tierra lejana no fue una tarea pequeña para Abram (Gen. 12:4).

 

Luego de muchas semanas de viaje, llegaron a la tierra de Canaán, donde Dios había dicho que  Abram debía ir (Gen. 12:5). Canaán era una tierra muy fértil donde había buen suelo para cultivos. Pero la gente era mala. Por lo tanto Dios trajo hambre a esa área. Esta hambruna ocurrió justo después de que Abram llegara a Canaán (Gen. 12:10). La falta de agua hizo que los frutales, las plantas y la pastura se secara. Había muy poca comida para los animales que  Abram y Lot habían traído a Canaán. Y sin ganado u ovejas, no habría suficiente comida para  Abram y los que estaban con él.

 

Abram va a Egipto

 

Llegaron informes a los viajeros de que en la tierra de Egipto no faltaba la lluvia, entonces Abram y su familia fueron hacia Egipto para salvar a sus rebaños. Dios ya había hecho un pacto con Abram de darle tierra y alimentarlo donde sea que él estuviera, pero aún así él no tuvo fe para quedarse y confiar en Dios. Luego veremos que Abraham fue un siervo fiel y un amigo de Dios por medio de su obediencia. Ver el trabajo Abraham e Isaac: Un Sacrificio por la Fe (No. CB11).

 

En la tierra de Egipto se había desarrollado una gran civilización desde el diluvio. Los Reyes egipcios, o faraones, se habían vuelto ricos pese a su adoración de ídolos. Ellos disfrutaban de todas las cosas buenas que viene de la tierra. Y lo que fuera que les faltara, lo tomaban de otros.

 

Como Sarai era una mujer hermosa, y Abram tenía miedo que el rey de Egipto la quisiera como una de sus tantas esposas, él le pidió a  Sarai que se hiciera pasar por su hermana en vez de su esposa (Gen. 12:12-13). Sarai en realidad era medio-hermana de Abram, porque su padre era el padre de Abram, pero la madre de ella no fue la madre de Abram. Abram quería transmitir esta media verdad porque temía que si se sabía que él era el esposo de Sarai, los egipcios podrían matarlo para que Sarai fuera libre para casarse.

 

Lo que Abram temía ocurrió muy pronto. Pese a que Sarai tenía 65 años, Sarai aún parecía una mujer joven y bella. Ella era muy rubia. En poco tiempo se supo que esta inusual mujer podría ser favorecida especialmente por el faraón, quien ordenó que ella fuera llevada a su palacio.

 

El faraón se sintió tan complacido con la posibilidad de convertir a Sarai en su esposa, que le dio a Abram regalos costosos que incluyeron ganado, sirvientes y una buena residencia. Pero Abram pecó porque mintió y el faraón pecó por casarse con la esposa de otro hombre. Por este motivo Dios envió plagas a la casa del faraón. El faraón se enojó con  Abram, pero envió a Sarai de regreso con su marido, y dio órdenes a sus hombres de que se encargaran de que Abram y su familia fueran escoltados fuera de Egipto (Gen. 12:14-20). Podemos ver aquí que el matrimonio y las Leyes de Dios se conocían aún en aquel momento.

 

Regreso a Canaán

 

Abram, Lot y sus esposas y siervos luego trasladaron su ganado de vuelta a  Canaán. Abram fue a un lugar donde había construido un altar a Dios la primera vez que vino a Canaán. Allí él pidió perdón y fortalecimiento (Gen. 13:4).

 

Para este momento el hambre en Canaán había terminado. Los rebaños y el Ganado que le pertenecía a Abram y a  Lot se habían multiplicado. Dios bendijo a Abram y a Lot también por ser parte de la familia de  Abram. Pero dado a que los animales eran tan numerosos, los hombres de Abram y los hombres de Lot comenzaron a pelear por los lugares donde había mas pastura y agua. Abram no quería tener ningún problema con Lot, entonces sugirió que eligieran regiones separadas para habitar.

 

Dios le había prometido esta tierra a Abram. Abram tenía derecho de ser el primero en elegir dónde quería que pastaran sus animales, pero generosamente le dijo a Lot que eligiera primero. Lot miró por encima el suelo rico en el valle del Río Jordan, y dijo que quería la tierra allí. Por esto las tierras altas le quedaron a Abram, pero él estaba satisfecho porque Lot estaba conforme (Gen. 13:5-12).

 

Luego, Dios le habló a Abram nuevamente, y le dijo que la tierra que él pudiera ver en todas las direcciones sería por siempre suya y de sus descendientes, cuyo número sería igual al de las motas de polvo en la Tierra. Luego Abram mudó su tienda a Hebrón y allí construyó un altar al Señor (Gen. 13:14-18). Esta fue una promesa maravillosa a Abram, quien para entonces tenía casi 80 años y no tenía hijos.

 

Mientras tanto, Lot y su familia montaron sus tiendas cerca de la ciudad de Sodoma en el rico valle de Jordania. Lot pensó que había hecho una sabia elección al ir allá. Él no se dio cuenta del problema que iba a tener con la gente que habitaba allí. Ellos eran excepcionalmente viles. Como hombre de Dios, Lot nunca debió haberse acercado a ellos.

 

Estalla la guerra en Canaán

 

Poco tiempo después de que Lot se mudara cerca de Sodoma, estalló la guerra entre los reyes de las cinco ciudades del valle de Jordania y cuatro reyes de la tierra en donde Nimrod comenzó su reinado. Los cuatro distantes reyes ganaron la batalla. Los pueblos de las dos ciudades más importantes del valle, Sodoma y Gomorra, fueron perseguidos hasta las montañas, donde algunos de ellos escaparon. La mayoría de ellos fueron capturados para convertirse en esclavos de los victoriosos. Entre los prisioneros estaba Lot, su familia y sus sirvientes. A Lot le quitaron sus posesiones.

 

Cuando Abram supo lo que había pasado, partió en búsqueda de los victoriosos reyes sólo con sus 318 hombres (Gen. 14:14). Fue necesario coraje para enfrentar un ejército con muchos mas hombres que los que Abram tenía. Abram buscó la ayuda de Dios, y Dios lo ayudó dándole una oportunidad de rodear silenciosamente el campamento de los cuatro reyes invasores durante la noche. Sus hombres fueron tomados por sorpresa. En la oscuridad ellos no podían distinguir la cuan numerosa era la tropa que los estaba atacando. Por temor a que pudiera ser gigante, ellos huyeron a las montañas cerca de  Damasco hacia el norte, dejando atrás a todos los prisioneros y el botín atrapado en el valle de Jordania (Gen. 14:13-16).

 

El Rey de Sodoma vino con los hombres que le quedaban a honrar a Abram por lo que le había hecho al enemigo. Sin embargo, él no se había dado cuenta de que Abram lo había hecho por  Lot y su familia. Esta reunión ocurrió en un lugar cerca de la ciudad de Salem, que luego se llamó  Jerusalén.

 

Melquisedec Rey de Salem, también salió al encuentro de Abram. Los sirvientes de Melquisedec le trajeron pan y vino a Abram y sus hombres cansados (Gen. 14:13-16). Melquisedec bendijo a Abram por haber rescatado al pueblo que había sido tomado prisionero. Melquisedec no sólo fue rey sino también sacerdote del Dios Altísimo (Heb. 7:1).

 

Es interesante destacar que el Mesías se convertiría en sacerdote por siempre después de la Orden de Melquisedec. Él es un Alto Sacerdote por siempre, pero no fue ese  Melquisedec que se encontró con Abraham. Fue otro sacerdote después de esa Orden (Heb. 7:11 RSV). Jesús fue un predecesor en nuestro lugar. Esto significa que nosotros también nos convertiremos en sacerdotes de esa Orden. El orden de Melquisedec es parte de una promesa de Dios (Heb. 6:17-20).

 

Jehovah juró y no se Retractará: "Tú eres sacerdote para siempre, Según el orden de Melquisedec.". (Salmos. 110:4)

 

El significado del pan y el vino que se le dio a  Abraham, relacionado directamente con el  Pan y Vino, establecido por el Mesías, en la Cena del Señor. Este evento anticipó la entrega del Espíritu Santo bajo el Nuevo sacerdocio bajo la orden de Melquisedec, como fue introducido por el Mesías.

 

Abram le dio a Melquisedec un diez por ciento del botín que había sido abandonado por los atacantes que huyeron, aunque Abram no se quedo con nada para él mismo. (Gen. 14:20-24). Esto fue para mostrarnos que los descendientes de Abraham darían diezmo a los sacerdotes. La Ley de diezmo de Dios dice que todos los que no cumplan en dar un diez por ciento de sus ganancias a los sacerdotes de Dios le están robando a Dios (Mal. 3:8). Todas las posesiones son de Dios. Devolverle un diez por ciento es una de las formas correctas de honrarlo.

 

El Rey de Sodoma le ofreció a Abram recompensarlo por todo lo que él había hecho, pero Abram se negó a aceptar cualquier cosa. El prefirió la bendición de Dios en vez de la riqueza que un rey terrenal le pudiera proveer. Es interesante notar que el pueblo de Sodoma fue bendecido a causa de Abram, aunque ellos estaban viviendo en contra de la Ley de Dios.

 

Otra promesa a Abram

 

Unos años mas tarde, cuando Abram se encontraba viviendo en paz en sus tiendas en los ceros arriba del valle de Jordania, el Ángel del Señor le habló en una visión. Le dijo que por su obediencia él se convertiría en el padre de una gran nación. Abram y su esposa estaban volviéndose demasiado mayores como para poder tener hijos, entonces Abram estaba desconcertado por esta promesa. Él le recordó al Ángel que él no tenía hijos ni heredero (Gen. 15:1-3).

 

A Abram se le dijo que tendría su propio heredero y que si era capaz de contar las estrellas en una noche oscura, podría conocer el gran número de personas que descenderían de ese hijo.

 

Abram creyó había sido bendecido por esto (Gen. 15:6; Rom. 4:20-22). Entonces se le dijo  a Abram que sacrificara algunos animales limpios y pájaros y los colocara como ofrenda. (Gen. 15:9-10).

 

Abram obedeció

 

Poco tiempo después Abram se durmió profundamente. Soñó que se encontraba en una intensa oscuridad, y que la voz del Ángel vino a él desde esa oscuridad, y le dijo cosas que ocurrirían muchos años después de su muerte (Gen. 15:12-16).

 

"Los pueblos que vivan después de ti continuarán siendo extraños a esta tierra," dijo la voz. "Mas tarde se convertirán en esclavos de una nación extranjera por cuatro generaciones, pero en aproximadamente 400 años ellos regresarán a esta tierra con grandes posesiones" (Gen. 15:13-16). Este sueño fue una predicción sobre el cautiverio y la esclavitud de los israelitas en Egipto en el futuro.

 

Abram se despertó al ver una llama muy caliente pasar por encima y entre medio de las carcasas que él había colocado. Al ver esta asombrosa visión, su fe en Dios se volvió aún mas fuerte (Gen. 15:17). El mismo día Dios hizo otra alianza con Abram, de que él tendría un gran número de descendientes y que ellos tendrían grandes posesiones de tierra y otras bendiciones materiales.

 

Dios siempre ha prometido cosas buenas a aquellos que lo obedecen. Su promesa a Abram ha tenido un gran efecto en todo el mundo por miles de años. En su totalidad las generaciones de los descendientes de Abram han disfrutado mayor riqueza y bendiciones materiales que la mayoría de las otras naciones.

 

El primer hijo de Abram

 

Sarai, la esposa de Abram, tenía cerca de 75 años en ese momento. Ella creía que era demasiado mayor para tener un hijo. Ella no podía entender cómo era posible para ella y para Abram ser padres de un niño del cual millones de personas descenderían. Sarai tenía una sierva egipcia, Agar, que era mucho mas joven que ella. Sarai le dijo a Abram que él debería tomar a Agar como segunda esposa, con la esperanza de que  Agar tuviera el niño para Abram y Sarai. En esos tiempos era común que  un hombre se casara con más de una esposa. Abram hizo lo que Sarai sugirió, y con el tiempo Agar quedó embarazada (Gen. 16:1-3).

 

Finalmente Agar despreció a su ama porque pensó que ella era mejor que Sarai ahora que ella estaba embarazada, esperando un hijo de  Abram. Entonces Sarai maltrató a Agar y ella se escapó. Pero el Ángel del Señor la encontró y le preguntó que estaba haciendo. Ella explicó lo que estaba pasando y el Ángel le dijo que regresara con su ama. También le dijo a Agar que iba a tener un hijo y que lo llamara Ismael. El Ángel del Señor también prometió bendecir  y multiplicar sus descendientes, principalmente los de Ismael, que iba a tener 12 hijos. Cuando Agar dio a luz a Ismael Abram tenía 86 años (Gen. 16:4-15).

 

Los descendientes de Ismael son los países  árabes. Entonces las bendiciones para el pueblo árabe provienen de las promesas del Ángel a  Agar. Ella llamó a este ángel "el Dios que ve". Este fue el ser que le dio la Ley a Israel en el Éxodo.

 

La alianza de circuncisión

 

Pasaron trece años. Cuando Abram tenía 99 años el Señor se apareció ante él y le dijo: "¡Yo soy el Dios todopoderoso! ¡Vive de acuerdo a mis leyes!" (Gen. 17:1).

 

Sabemos por Juan 1:18 que ningún hombre ha visto jamás a Dios Padre, por lo tanto, el ser que habló a Moisés aquí estaba actuando como mensajero o Ángel para el Altísimo Jehová.

 

Temblando, Abram hizo reverencia con su cara hacia el piso mientras el Ángel le dijo que dado a que estaba obedeciendo las Leyes de Dios, él cumpliría las promesas que había hecho muchos años atrás. Le dijo a Abram que su nombre sería cambiado por Abraham, que significa padre de mucha gente (Gen. 17:3-6). El nombre de Sarai será cambiado por Sara, que significa princesa.

 

El pacto otorgado a Abraham era para que él y su hogar y sus futuras generaciones lo guardaran. La señal del pacto era que todos los varones entre ellos tenían que ser circuncidados. La generaciones futuras debían circuncidar a sus bebés varones a los ocho días de nacidos (Gen. 17:9-14). Sin embargo, el pacto fue establecido por medio de Sara también porque el Señor dijo, "Ella será una madre de naciones; reyes de  pueblos serán de ella" (Gen. 17:15-16).

 

Dios entonces prometió a Abraham que Sara seguramente tendría un hijo, pese a que ya tenía  ochenta y nueve años. El hijo se llamaría Isaac (Gen. 17:15-16, 19). Ver el documento Isaac: El Hijo de la Promesa (CB12).

 

Los tres visitantes

 

No mucho después de esto, tres hombres desconocidos vinieron a la tienda de Abraham. Estos hombres era ángeles que aparecieron en forma de hombres (Gen. 18:1-2). En aquellos días, como viajar era más difícil y cansador, había más hospitalidad. Abraham invitó a los tres desconocidos a descansar y a alimentarse. Una comida fue preparada para ellos (Gen. 18:3-8). Luego de alimentarse, Abraham recibió la noticia de que dentro de un año Sara tendría un hijo. Esta fue una noticia maravillosa para Abraham y Sara. Sara, especialmente, casi no podía creerlo (Gen. 18:9-15).

 

Cuando los hombres se levantaron para irse miraron hacia Sodoma. Entonces el Señor le dijo a Abraham que los Ángeles iban a Sodoma para ver cuán mala era la gente de allá.

 

¡"Si ellos descubren que la mayoría de los habitantes son viles y pervertidos, destruiré toda la ciudad!" declaró el Ángel (Gen. 18:16-22).

 

"¿Si encuentran cincuenta personas buenas allá, no perdonarías a la ciudad para evitar que esos cincuenta mueran?" preguntó Abraham.

 

"Si encuentro cincuenta personas buenas en Sodoma no la destruiré," él respondió.

 

Abraham luego preguntó si Sodoma sería perdonada si sólo se encontraran cuarenta y cinco personas buenas. La respuesta fue que si aunque sea encontrara allí cuarenta y cinco personas así, la ciudad sería perdonada. Abraham continuo preguntando sobre este tema, y cada vez iba disminuyendo el número de personas. Finalmente el Ángel le dijo que si encontraran solamente diez buenas personas en Sodoma, se salvaría (Gen. 18:23-33). Abraham estaba preguntando por las personas rectas que serían salvadas junto con los miembros de su familia.

 

Lot, el sobrino a quien Abraham había rescatado de los reyes que habían atacado a Sodoma, había regresado imprudentemente a vivir allí. Esa noche, los dos ángeles, con la apariencia de  hombres, llegaron a Sodoma y se encontraron con Lot que estaba sentado en una de las puertas  (Gen. 19:1). Lot vio que ellos eran desconocidos, y los invitó cordialmente a su casa para alimentarse y descansar. Él no sabía que eran mensajeros de Dios. Al principio ellos se negaron, pero luego aceptaron ir con Lot. Lot estaba a prueba.

 

Lot hizo preparar una comida especial para sus invitados. Mas tarde, cuando estaban por ir a la cama, una muchedumbre ruidosa rodeo la casa de Lot. Estas personas sabían que había desconocidos en la casa. Ellos le gritaron a Lot que los sacara a los dos a la calle, donde ellos tenían la intención de tratarlos vergonzosamente (Gen. 19:4-5).

 

Lot salió de la casa y le rogó a la muchedumbre que se fueran. La chillona, maligna muchedumbre no quiso escuchar a Lot. Algunos de los hombres lo acorralaron con rapidez contra la puerta. Los dos ángeles dentro extendieron sus brazos, entraron de un tirón a Lot, y cerraron la puerta de un golpe (Gen. 19:6-10). La muchedumbre enojada se precipitó contra la casa para entrar. Entonces ocurrió algo extraño. Los atacantes comenzaron a tambalearse y a caminar a tientas. Sus gritos enojados se convirtieron en lamentos. ¡Los mensajeros de Dios los habían castigado con ceguera repentina! (Gen. 19:11).

 

Cuando el resto de la muchedumbre vio que algo asombroso estaba ocurriendo, se alejaron de la casa. Pero algo aún peor estaba por ocurrir. Todos los hombres en la ciudad se habían unido a la muchedumbre (Gen. 19:4). Y como todos tenían los mismo deseos básicos, eso significaba que no había diez hombres buenos en Sodoma. No había razón para que Dios la salvara.

 

"¡Si tienes parientes en Sodoma que quieres que se salven, diles que dejen la ciudad ya mismo!" dijeron los ángeles a Lot. "Sodoma y su pueblo están a punto de ser quemados"

 

Lot se apresuró para encontrar a los hombres jóvenes que habían prometido casarse con sus hijas. Cuando les dijo lo que iba a pasar, se negaron a creerle (Gen. 19:14). Estaba tan decepcionado que decidió quedarse en su casa hasta que se unieran a él. Los ángeles le advirtieron que debía irse de inmediato, pero Lot permaneció allí. Aún después de que lo atraparan a él, su esposa y a dos hijas solteras y los llevaran por la fuerza fuera de la ciudad, Lot aún tenía la esperanza de que el resto de su familia apareciera (Gen. 19:15-16).

 

"¡Apresúrate, ve hacia las montañas!", insistieron los ángeles. "No te detengas ni mires hacia atrás a lo que va a pasar!"

 

"Las montañas están muy lejos," argumentó Lot. "Hay un pueblo arriba del cerro al cual podemos llegar antes. ¡Vayamos ahí!" (Gen. 19:17-22).

 

La paciencia de los ángeles se estaba agotando con Lot, que aún tenía la esperanza de que sus dos yernos de alguna manera lo siguieran. El grupo se apresuró. El sol estaba saliendo cuando ellos llegaron al pueblo de Zoar, a muchas millas de distancia de Sodoma.

 

De regreso en Sodoma y en  Gomorra, la otra ciudad principal en la llanura, la tierra tembló de repente. Se supone que en el área próxima a las minas inflamables de betún, la tierra se abrió y expulsó fuertemente aceite, sal y sulfuro alto en el cielo. En un instante estos se mezclaron y explotaron con un estruendo ensordecedor arrojando incandescentes trozos de materia aún más alto. Segundos más tarde los trozos se precipitaron nuevamente, cientos de ellos descendieron en Sodoma y Gomorra como meteoritos ardientes. No había forma de escapar para el pueblo del lugar o de las ciudades próximas. Sin embargo, la Biblia dice simplemente que llovió fuego sobre Sodoma desde Jehová en el Cielo.

 

Aún gran parte de la llanura cerca de las dos ciudades se marchitaron bajo el terrible calor. No quedó nada con vida en esa región. Los arbustos más verdes y el pasto se prendieron fuego y se quemaron. Otros depósitos de asfalto se prendieron fuego, causando una reacción en cadena que hizo que la devastación fuera completa (Gen. 9:24-25). Dios se encargó de la población del lugar porque estaban dañándose ellos mismos al vivir de manera maligna en vez de seguir Sus Leyes.

 

Al comienzo de la tormenta de fuego, justo cuando  Lot y parte de su familia estaban por entrar en Zoar, la esposa de Lot se dio vuelta para mirar la escena de la destrucción. Quizás ella estaba recordando todo lo que había dejado atrás y quizás estaba apenada por haber tenido que dejar ese lugar pecaminoso, a pesar de todos sus pecados. Lot y sus hijas apresuraron marcha hacia Zoar, pero la esposa de Lot nunca llegó con ellos. Ella había sido convertida en una pieza de roca de sal del tamaño de un ser humano (Gen. 19:26; Lk. 17:29). Pero Dios fue piadoso con Lot al salvarlo a él y a sus dos hijas. La lección para nosotros es que cuando somos llamados para salir del pecado no debemos desear regresar a él sino que debemos dejarlo atrás sin mirar atrás.

 

Abraham mira la temida escena

 

A salvo en su tranquilo hogar en las montañas, Abraham se levantó temprano para mirar hacia abajo en dirección a Sodoma. Se sobresaltó al ver nubes de humo ascendiendo sobre la ennegrecida llanura y sus ciudades (Gen. 19:27-29). Estaba claro para él que no habían sido encontrados en Sodoma ni siquiera diez hombres buenos.

 

Abraham se alegró mucho cuando supo más tarde que Dios había respondido a sus plegarias. El pueblo de Zoar, aunque estaba en la llanura junto con Sodoma y Gomorra, había sido salvado para que Lot pudiera refugiarse allí.

 

Al darse cuenta que estando en Zoar el aún estaría viviendo entre personas que no respetaban a Dios, Lot y sus hijas huyeron a las montañas (Gen. 19:30). Él habría sido mas rico y habría tenido menos problemas si hubiera elegido no vivir entre el maligno pueblo de  Canaán.

 

La muerte de Sara

 

Un tiempo mas tarde Abraham se mudó a  Hebrón en la parte sur de la tierra de Canaán. Aquí murió Sara los 127 años de edad (Gen. 23:1-2). Abraham compró un campo muy grande en esa región. En el campo había una cueva, y allí enterró a su esposa Sara.

 

Podemos preguntarnos por qué Abraham, que era un hombre rico con un gran número de ganado, se mudó de un lugar a otro tan frecuentemente. Bueno, por un lado siempre era mejor mudarse por el bien de los rebaños. Si no había suficiente lluvia los animales no tenían suficiente pastura para alimentarse. En ese caso Abraham simplemente levantaba sus tiendas y conducía sus rebaños a pasturas más verdes.

 

Pero el motivo más importante por el cual  Abraham vivía en tiendas y se mudaba fue que Dios le indicaba que se mudara de un lugar a otro. La mayoría de las personas en aquellos países no sabía mucho sobre Dios. Ellos adoraban a ídolos y Dios no quiso que Abraham o cualquiera de su familia se establecieran y comenzara a vivir de la misma manera que aquellas personas.

 

La muerte de Abraham

 

Con el tiempo Abraham se casó con otra mujer llamada Quetura. Ella le dio seis hijos mas (Gen. 25:1-4).

 

Abraham le dejó todas sus pertenencias a Isaac. Pero mientras aún estaba con vida le dio obsequios a sus otros hijos (Gen. 24:5-6). La Ley indicaba que el primogénito debía recibir una parte doble de las propiedades del padre a su muerte (Deut. 21:15-17).

 

Abraham vivió en total 175 años y luego murió. Sus hijos Isaac e Ismael lo enterraron en la cueva donde Abraham había enterrado anteriormente a su esposa Sara. Luego de la muerte de Abraham Dios bendijo a su hijo Isaac que entonces vivía cerca de Beer-lajai-Roi  (Gen. 24:7-11).

 

Para aprender mas acerca de Abraham, sus descendientes y las promesas de Dios ver en Internet el sitio: www.abrahams-legacy.org

 

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