Iglesias Cristianas de Dios

 

[117]

 

 

 

 

 

El Espíritu Santo [117]

 

(Edición 3.2 19940515-20010527)

 

 

El Espíritu Santo es explicado en detalle. Son examinadas las disputas originales concernientes a la operación del Espíritu y la aplicación en los Testamentos. Es demostrado que el Espíritu es un poder y no una persona. Se muestra que el factor que capacita a los elegidos ser convertidos en elohim o theoi es el modo en que el Espíritu opera, tal como sostenía la Iglesia primitiva y como Zacarías 12:8 mantiene. Este escrito es central para la comprensión de la Divinidad.

 

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El Espíritu Santo [117]

 

 


Observando Pentecostés

 

En el Pentecostés es apropiado que consideremos un número de materias. Podemos extraer algunas notas muy importantes de Hechos 2, las cuales mostrarán la forma correcta de observar Pentecostés.

 

Hechos 2:1-21 1 Cuando llegó el día de Pentecostés  estaban todos unánimes juntos. 2 De repente vino del cielo un estruendo como de un viento recio que soplaba, el cual llenó toda la casa donde estaban; 3 y se les aparecieron lenguas repartidas, como de fuego, asentándose sobre cada uno de ellos. 4 Todos fueron llenos del Espíritu Santo y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba que hablaran. 5 Vivían entonces en Jerusalén judíos piadosos, de todas las naciones bajo el cielo. 6 Al oír este estruendo, se juntó la multitud; y estaban confusos, porque cada uno los oía hablar en su propia lengua. 7 Estaban atónitos y admirados, diciendo: Mirad, ¿no son galileos todos estos que hablan? 8 ¿Cómo, pues, los oímos nosotros hablar cada uno en nuestra lengua en la que hemos nacido? 9 Partos, medos, elamitas, y los que habitamos en Mesopotamia, Judea, Capadocia, el Ponto y Asia, 10 Frigia y Panfilia, Egipto y las regiones de África más allá de Cirene, y romanos aquí residentes, tanto judíos como prosélitos, 11 cretenses y árabes, los oímos hablar en nuestras lenguas las maravillas de Dios. 12 Estaban todos atónitos y perplejos, diciéndose unos a otros: ¿Qué quiere decir esto? 13 Pero otros, burlándose, decían: Están borrachos. 14 Entonces Pedro, poniéndose en pie con los once, alzó la voz y les habló diciendo: Judíos y todos los que habitáis en Jerusalén, esto os sea notorio, y oíd mis palabras, 15 pues estos no están borrachos, como vosotros suponéis, puesto que es la hora tercera del día. 16 Pero esto es lo dicho por el profeta Joel: 17 "En los postreros días dice Dios, derramaré de mi Espíritu sobre toda carne,  y vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán; vuestros jóvenes verán visiones y vuestros ancianos soñarán sueños; 18 y de cierto sobre mis siervos y sobre mis siervas, en aquellos días derramaré de mi Espíritu, y profetizarán.  19 Y daré prodigios arriba en el cielo y señales abajo en la tierra, sangre, fuego y vapor de humo;  20 el sol se convertirá en tinieblas y la luna en sangre, antes que venga el día del Señor, grande y glorioso. 21 Y todo aquel que invoque el nombre del Señor, será salvo". (RV)

 

Ese texto tiene una cantidad de elementos en él. En primer lugar, examinaremos el 1er versículo.

 

Hechos 2:1 Y cuando el día de Pentecostés fue por completo venido, estaban todos de común acuerdo en un lugar. (RV)

 

Demuestra que la asamblea de la Iglesia, en el Pentecostés, es obligatoria. Es una Fiesta donde se requiere que nos congreguemos de común acuerdo en un lugar. Por lo tanto, no podemos observarlo en casa, a menos que sea un año de tercer diezmo, en el cual sí, podemos observar la Fiesta en casa. Dios requiere de nosotros que estemos en la Fiesta de Pentecostés en el lugar que Él escogerá, de la misma manera como se observan las otras dos Fiestas, a saber Pascua y Tabernáculos; y no iremos con las manos vacías (Deut. 16:16).

 

Y dice 'Cuando el día de Pentecostés fue por completo venido'. En otras palabras, hay dos elementos a la Fiesta de Pentecostés, o sea el Sábado y el Día de Pentecostés. Cuando fue por completo venido, estaban todos unánimes juntos. En otras palabras, debieron haber estado reunidos desde el Sábado a la Fiesta de Pentecostés. Esto es probablemente el concepto del segundo Sábado después del primero (el Sabbatton Deuteropro) de Lucas 6:1.

 

Por la correcta observancia de Pentecostés (la primera observancia de Pentecostés como una Iglesia), el Espíritu Santo entró en ellos con gran poder. Pudieron hablar en lenguas y ellos fueron capaces de desempeñarse en términos proféticos y usar al Espíritu Santo o ser usados por el Espíritu Santo. Podría decirse que una observancia incorrecta de Pentecostés limita la capacidad de la Iglesia de ser usada por el Espíritu Santo, lo cuál surge de la obediencia y el deseo.

 

Cuando comenzaron a hablar en lenguas y ser usados por el Espíritu Santo, algunos de los visitantes judíos que estaban escuchando dijeron que creyeron que estaban ebrios. Pedro contestó 'pero es la tercera hora del día' (v. 15). Ahora esto nos dice cuando fue llevado a cabo, el servicio de Pentecostés. La tercera hora del día es las 9 en punto de la mañana. Por consiguiente, el servicio de Pentecostés debe comenzar a las 09h00 y debemos tomar medidas para asegurar que cada uno de nosotros esté presente en el día del Sábado para que podamos comenzar el servicio de Pentecostés lo más tarde a las 09h00.

 

¿Entonces quién o qué es el Espíritu Santo que entró en la iglesia en Pentecostés? ¿Cómo se relaciona con Dios?

 

Estudio Preliminar

 

Hemos tratado de los dos primeros aspectos de los conceptos contenidos en la Divinidad, a saber los de Dios el Padre, y Jesucristo como el Hijo de Dios. El resumen obtenido de la primera sección de nuestra Declaración de Creencias de la Fe Cristiana es que Dios el Padre es realmente el único Dios verdadero y que Jesucristo es el Hijo de Dios y que la comprensión de esto es el prerrequisito para la vida eterna (Juan 17:3).

 

Dios el Padre

 

La Deidad Suprema del universo es Dios. Él es el Todopoderoso, el Creador y sustentador de los Cielos, la tierra y todo lo que hay en ellos (Gén. 1:1; Neh. 9:6; Salmo 124:8; Isaías 40:26, 28; 44: 24; Hechos 14:15; 17:24,25; Apo. 14:7). Él solo es inmortal (1Tim. 6:16). Él es nuestro Dios y Padre y el Dios y Padre de Jesucristo (Juan 20:17). Él es el Dios Altísimo (Gén.14:18; Núm. 24:16; Deut. 32:8; Marcos 5:7) y el Único Dios Verdadero (Juan 17:3; 1Juan 5:20).

 

Jesús el Hijo de Dios

 

Jesús es el primogénito (prototokos) de la creación (Col. 1:15) por lo tanto el principio (arche) de la creación de Dios (Apo. 3:14). Él es el unigénito (monogene) Hijo de Dios (Mateo 3:17; Juan 1:18; 1Juan 4:9), concebido por el Espíritu Santo y nacido a la virgen Mariam, incorrectamente llamada María (Lucas 1:26-35). Él es el Cristo o Mesías (Mateo 16:16; Juan 1:41), enviado por Dios para ser nuestro Salvador y Redentor (Mateo 14:33; Juan 8:42; Efe. 1:7; Tito 2:14).

 

Por estos conceptos estamos por lo tanto enfrentados a la real existencia y operación del Espíritu Santo. Los Trinitarios lo explican como tres personas, como hipóstasis de Dios, basados en conceptos filosóficos griegos. Los orígenes de estos conceptos en la Cristiandad son examinados en los artículos El Arche de la Creación de Dios como Alpha y Omega [229], El Uso del Término Hipóstasis [230] y Los Orígenes de la Navidad e del Dia de Pascua [235].

 

Los conceptos del modelo babilónico que se introdujeron en el sistema ortodoxo son un engaño absoluto. El concepto ha penetrado la Iglesia de Dios en los últimos días tal como lo indica Cristo. Cristo hizo los comentarios que hizo para mostrar que él era el comienzo o principio o arche de la creación de Dios.

 

Las primitivas casi-gnósticas influencias en la Cristiandad comenzando con Clemente son examinadas en el artículo El Arche de la Creación de Dios como Alpha y Omega [229]. Vemos que Clemente estaba en lo cierto, en que Dios, era el verdadero arche  porque Él creó a partir de Su voluntad, y por Su voluntad todas las cosas fueron creadas (Apo. 4:11). Por lo tanto Dios es el creador, pero Jesucristo era el instrumento de la creación y fue el principio (ver arriba).

 

La idea de que la sabiduría divina es el consejero de Dios y el primer ser creado por Dios es, de acuerdo al escritor Salvatore Lilla (Clement of Alexandria (Clemente de Alejandría), cap. III, Prensa Universidad Oxford, 1971, pág. 192-230) característico de la filosofía judío-alejandrina anterior a Philo. Por lo tanto los judíos en Alejandría entendían que la sabiduría era el primero de los elementos creados por Dios. Luego procedía de Dios, con la palabra de Dios surgiendo a la existencia y estando ligado a Dios, por la sabiduría como el Espíritu Santo. Es la Sofía de Ecclesiasticus 1:4 y la primera entidad creada en Proverbios 8:22. La sabiduría de Salomón 9:9 muestra que asiste a Dios en la creación. Génesis refiere al Espíritu de Dios en Génesis 1:2. Los escritores inmediatos anteriores a Cristo explicaron este aspecto del poder de Dios como un ser, y este error ha persistido hasta este día en el concepto de que el Espíritu Santo es una persona. Ese es el origen del error.

 

Lógicamente el Espíritu fue la primera emanación de Dios, porque la generación de Cristo y los otros elohim lo hacía lógicamente necesario que hubiese un mecanismo para su integración con Dios, para que hubiese un Monoteísmo absoluto, como una unidad integra.

 

Dios es el centro de todos los seres. Todos los seres en las Huestes están ligados a Él mediante el Espíritu Santo. Es a través del Espíritu Santo que la naturaleza de Dios es transmitida a todos los seres, tanto a Cristo como a los elegidos, y finalmente a todos los seres humanos. Ese es el mecanismo y a menos que se entienda ese proceso no se puede realmente entender lo que está aconteciendo con el Espíritu Santo. Ocurre porque la ley de Dios emana de la invariable bondad de la naturaleza de Dios. Por lo tanto, no puede ser Binitaria porque hay una centralidad absoluta a la bondad, y la bondad es Dios. Cristo dijo que solo Dios es bueno; porque me llamas bueno?, ninguno hay bueno, sino solo uno, Dios... a causa de la lógica de la centralidad de la bondad absoluta. No se puede tener un sistema diteísta. El razonamiento, la lógica, no dice que no se puede.

 

La ley de Dios emana de la permanente bondad de Su naturaleza

 

La ley de Dios procede de la naturaleza de Dios y por lo tanto permanece por siempre, como Dios Mismo es inmutable siendo esencialmente bueno como el centro de la bondad absoluta. Esto se examina en los artículos El Gobierno de Dios [174], El Amor y la Estructura de la Ley [200] y también La Distinción en la Ley [096].

 

En Marcos 10:18, Cristo dijo: ¿porqué me llamas bueno? Ninguno hay bueno, sino sólo uno, Dios. La bondad de Dios conduce a cada uno de nosotros al arrepentimiento (Rom. 2:4). La naturaleza de Dios es de bondad inmutable. La Hueste celestial participa de Su naturaleza. Así, ellos se vuelven constantes en la naturaleza divina y bondad. De este modo, Cristo es el mismo ayer, hoy y por los siglos (aionos) (Heb. 13:8). Los elegidos, al participar de la naturaleza divina (2Pedro 1:4) vienen a ser parte de un sacerdocio divino, él de Melquisedec, el cuál es intransmisible (aparabaton) o inmutable por los siglos (aiona) (Heb. 7:24). Cristo puede salvar perpetuamente a aquellos que se acercan a Dios por medio de él (ver Heb. 7:25 Nuevo Testamento Interlineal Griego-Español de Marshall). Pero él no es el objeto de adoración ni el Dios que comanda por voluntad (ver el artículo El Dios que Adoramos [002]).

 

No nos dirigimos a la estructura Diteísta. Nos dirigimos a Dios por medio de Cristo y así es como somos salvos. Todas estas escrituras son o bien ignoradas o mal construidas por los Binitarios o Diteístas.

 

La ley de Dios debe ser seguida por fe y no por obras (Rom. 9:32). Tenemos un Nuevo Pacto en donde el Señor establece Sus leyes en nuestras mentes y las escribe en nuestro corazón. Él es nuestro Dios y nosotros somos Sus siervos, adorándolo, mediante la obediencia a Sus leyes en nuestra misma naturaleza (Heb. 8:10-13). No observamos las leyes porque estén escritas. No las obedecemos porque haya un castigo en la punta. Los elegidos llegan al punto donde queremos obedecerlas porque hemos embebido tanto de la naturaleza de Dios en el Espíritu Santo, que el Espíritu Santo pone nuestros pies uno tras otro en la ley. Es solo por medio del Espíritu Santo que las obedecemos sin compulsión porque la mente humana (la mente carnal) es enemistad hacia Dios. Esto no es un cliché. La mente humana simplemente desea seguir aquello que es contrario a la natural bondad de Dios. El Espíritu Santo es el medio por el cual nuestras mentes son convertidas. Entonces seguimos a Dios por deseo porque Su naturaleza vive en nosotros y es simplemente contraria a nuestra naturaleza para pecar. ¿Qué entonces es el Espíritu Santo?

 

El Espíritu Santo

 

El Espíritu Santo (Hechos 2:4) es esa esencia o poder de Dios que Cristo  prometió enviar a los elegidos (Juan 16:7). No es una persona sino la extensión del poder viviente de Dios. Es el medio por el cual llegamos a ser partícipes de la naturaleza divina (2 Pedro 1:4), siendo llenos del Espíritu Santo (Hechos 9:17; Efe. 5:18) y por lo tanto todos Hijos de Dios (Job 38:7; Rom. 8:14; 1Juan 3:1-2) y coherederos con Cristo (Rom. 8:17; Gálatas 3:29; Tito 3:7; Heb. 1:14; 6:17; 11:9; San. 2:5; 1 Pedro 3:7).

 

El Espíritu es dado por Dios a aquellos que se lo pidan (Lucas 11:9-13) y Le obedezcan, morando en aquellos que observan los mandamientos de Dios (1Juan 3:24; Hechos 5:32). Los santos son aquellos que guardan los mandamientos de Dios y tienen el testimonio de Jesucristo (Apo. 12:17, 14:12).

 

Según Job 38:7, había hijos de Dios antes de la fundación del mundo. Jesucristo no era el único hijo de Dios antes de la fundación del mundo. Había muchos de ellos. Él no era la única Estrella de la Mañana antes de la fundación del mundo - había muchas de ellas.

 

Muchos son llamados pero pocos son escogidos porque Dios promete que si usted se lo pide Él le dará Su Espíritu Santo. Él le ha dado su Espíritu Santo a millones. Muchos sencillamente fracasaron por haber sido llamados, pero no escogidos. La terminología es que como perros se volvieron a su vómito y pisoteando al Espíritu Santo. Esas personas vuelven a la segunda resurrección. Pero no son tenidas por culpables a causa de eso, porque era sabido que harían tal cosa (ver el artículo La Falacia de la Tercera Resurrección [166]. Ellos no fueron preordenados, no fueron predestinados. De acuerdo a Romanos 8:23, las primicias del Espíritu Santo no les fueron dadas. A ellos les fue dado el Espíritu, pero no pudieron mantener la fe.

 

El Espíritu Santo es el consolador que guía a los siervos de Dios a toda verdad (Juan 14:16, 17,26) (ver el artículo Verdad [168]). Nuestra capacidad para entender toda verdad depende de nuestra relación con Dios a través del Espíritu Santo. Es solo por el desarrollo de nuestra relación con Dios mediante el Espíritu Santo que podemos entender la Biblia. De otro modo es tan solo palabras. Muchas personas no la entienden porque su relación con el Espíritu Santo no está siendo desarrollada. No es solamente una cuestión de poder (y el Espíritu Santo es un poder). El Espíritu Santo es un Espíritu de poder, y esto será testimoniado en nosotros en los últimos días, como un poder, y de una mente sana, y de una comprensión de la verdad. Para muchas personas, la Biblia es solo palabras porque no son obedientes y no crecen en el Espíritu Santo.

 

Era solo por el Espíritu Santo que Pedro pudo decir lo que dijo. Es por eso que Cristo le dijo; Bendito eres Simón Bar-Jonah. Él lo entendió porque el Espíritu Santo le dio que lo entendiese. No podemos acusar a nadie por no tener el Espíritu de Dios. Es que algunas personas no son llamadas y no se les da, para que entiendan. Deberíamos orar por ellas. No les deberíamos culpar.

 

Los dones del Espíritu Santo están registrados en 1Cor. 12:7-11 y los frutos están descritos en Gálatas 5:22-23 (ver el artículo Los Frutos del Espíritu Santo [146]). No son dados por medida de acuerdo a Juan 3:34 y Rom. 12:6. Es el medio por el cual Dios finalmente será todo en todos, según 1Cor. 15:28 y Efe. 4:6. Los dones y frutos del Espíritu Santo no son a través de un ministerio y no están concentrados en una estructura jerárquica. Algunas personas tienen el poder de discernimiento del Espíritu, de entendimiento, de interpretaciones, de enseñanza. Algunas personas tienen dones de sanidades, algunas fe que mueve montañas, mucho más que cualquiera que haya sido puesto en cargos administrativos. Eso es algo que la Iglesia no ha entendido en los gobiernos jerárquicos. Un gobierno jerárquico destruye la capacidad de entender el modo de operar de Dios.

 

Los Trinitarios sostienen que el Espíritu Santo es una tercera persona de una Divinidad cerrada. Esto es falso. Esa enseñanza es para limitar la capacidad del Espíritu Santo de extenderse a nosotros, convirtiéndonos en elohim o theoi.

 

El Espíritu Santo opera desde antes del bautismo. El Espíritu Santo atrae a los elegidos hacia Dios por medio de Cristo (Hebreos 7:25). Las primicias del Espíritu son dadas al individuo al bautismo, según Rom. 8:23 que claramente afirma que la adopción no ocurre hasta la redención del cuerpo. Por lo tanto somos nacidos de nuevo pero continuamos creciendo en el Espíritu a diario en Cristo hasta que entremos a la gloria de Dios. El Espíritu Santo es el Espíritu de Verdad (1Juan 4:6; 5:6) y, diciendo la Verdad en todo, crecemos en Cristo nuestra cabeza en todo respecto (Efe. 4:15). No tenemos que decir toda la verdad en todas las cosas. A veces es ser considerado no decir toda la verdad en todas las cosas; por ejemplo, si no le agrada algo de alguna persona, no necesariamente debe usted decírselo. Deberíamos guardarnos algunas cosas para nosotros mismos. Puede que sea verdad no obstante, pero gentilmente calladas. Eso no es mentir por omisión; es sentido común. Hay una diferencia entre mentir por omisión y ser cortés. Si no decimos nada cuando efectivamente deberíamos haber hablado, entonces estamos mintiendo, porque hemos omitido testimoniar. Hemos por lo tanto dado un falso testimonio con nuestro silencio. Eso es importante. El Espíritu Santo es el Espíritu de Dios (Rom. 8:14) y el Espíritu de fe (2Cor. 4:13) el cual escudriña todas las cosas y conoce todas las cosas (1Cor. 2:10-11; 12:3).

 

Por lo tanto el Espíritu Santo no es un aspecto independiente del Dios trino sino el medio por el cual nos convertimos en elohim. No nos convertimos en Eloah. Dios es singular, como Eloah. Seremos elohim o theoi por medio del Espíritu Santo. Ésta es una distinción necesaria porque las personas generalmente, a causa del adoctrinamiento trinitario, no comprenden que hay un solo Dios, Eloah, y que hay una familia de elohim (vea el artículo  Salmo 8 [014]). Creen que es una blasfemia decir que seremos elohim porque no entienden qué son los elohim. Nos convertiremos en elohim (Zac. 12:8). El Espíritu transmite a Dios un conocimiento de nuestros pensamientos y ser real y en cambio nos da a nosotros los atributos y la naturaleza de Dios Mismo.

 

Juan 10:34-35 34 Jesús les respondió:  ¿No está escrito en vuestra Ley: "Yo dije, dioses sois"? 35 Si llamó dioses a aquellos a quienes vino la palabra de Dios (y la Escritura no puede ser quebrantada)... (RV)

 

Habiendo sido encaminados a través de Cristo Jesús como nuestro mediador y elohim intermediario, el Espíritu Santo le permite a Cristo ayudarnos, enseñarnos, consolarnos y capacitarnos para ejercitar el poder de Dios. El Espíritu le da a cada persona los atributos que Dios desea para que beneficie al cuerpo tal como están enumerados en 1Cor. 12: 7-11. Dios nos da a todos aspectos diferentes y nos junta para el beneficio de todos. Dios puso a cada persona entre los elegidos con una fortaleza particular, que los otros no necesariamente poseen. Todos estamos desarrollando tareas que nos fueron dadas por Dios para llevar a cabo. Nos han sido dadas personas con dones y talentos variados y Dios lo hace para la mayor gloria de todos nosotros. El cuerpo se beneficia por la actividad de cada uno de nosotros, pero podemos apagar la actividad del Espíritu Santo. Si no sumamos nuestras fuerzas individualmente, podemos apagar al Espíritu Santo. Influimos el uno sobre el otro porque somos un cuerpo. Por lo tanto, si no oramos, ayunamos y trabajamos, disminuimos nuestro poder y no es el poder del individuo, es el poder de Jesucristo. No era Moisés que estaba allí sentado con sus brazos en alto, él tenía a Aarón y Hur juntos sosteniendo sus brazos en alto. No es Cristo que hace solo esta tarea. Son todos nosotros que sostienen en alto sus brazos, y él es el Moisés que vendrá. Debemos trabajar. Si no trabajamos, no lograremos tanto como podríamos lograr y menor cantidad de personas será expuesta a la verdad. Más personas serán afectadas adversamente y nuestro trabajo será mas duro en la segunda resurrección. Más personas serán dañadas y todo nuestro trabajo será más difícil. A los demonios también necesariamente les será dada una sentencia más liviana, porque no trabajamos, y no por nuestra misericordia. Si finalmente fracasamos, entonces los demonios serán justificados plenamente. De esto se trata la batalla - por la justificación de los demonios, pues ellos blasfemaron el Espíritu Santo.

 

El Espíritu puede ser apagado (1Tes. 5:19) por ser olvidado o apenado (Efe. 4:30) y por lo tanto da lugar a ganancia y pérdida en los elegidos. Por lo tanto, el Espíritu nos puede ser dado, podemos crecer en Él, y luego comenzar  prácticas, o pecados, los cuales limiten nuestra capacidad para tratar con estos conceptos. Estos pecados limitan nuestra capacidad de crecimiento, y pecando, disminuimos y acongojamos al Espíritu. El Espíritu nos deja en pecado. A cada uno de nosotros se nos ha dejado pasar por estos procesos donde sabemos que hemos perdido poder en el Espíritu por lo que ocurre en nuestras mentes.

 

El fruto del Espíritu Santo es el amor, según Gálatas 5:22. Éste es el aspecto principal del Espíritu Santo. Por eso, si no nos amamos unos a otros, el Espíritu Santo no es evidente. Ese es de qué modo el Espíritu Santo se manifiesta. El fruto es el amor, porque esa es la naturaleza de Dios. Es una cosa positiva y eso daña nada. Viene de la naturaleza de Dios. Los elegidos tienen este amor por otros, y esto se convierte en amor ágape.

 

Del artículo Cantar de los Cantares [145], hemos visto que los griegos no comprendieron y quizás filosóficamente no pudieron comprender el amor ágape. No era un concepto griego. Ellos tenían amor erótico y filial. No pudieron entender las estructuras fraternales, porque ágape no es un concepto griego. Viene del Cantar de los Cantares. Es una transliteración de la palabra hebrea 'ahab (awhab'). De allí es de donde sacaron ágape. Es sencillamente una transliteración. Los griegos, ni aún hoy lo entienden en sus términos filosóficos, porque siguen apoyándose en estructuras Platónicas y neo-Platónicas, y su sistema religioso tiene dificultades con esto porque recurren a su filosofía para interpretar la Biblia.

 

El Espíritu es el medio por el cual adoramos a Dios, tal como se afirma en Filipenses 3:3. Por lo tanto no puede ser Dios como un objeto de adoración y por ende igual a Dios el Padre. Si es el medio por el cual adoramos a Dios el Padre, como puede ser el objeto de adoración? Ese es un simple proceso de lógica. El Espíritu Santo no puede ser el medio para adorar algo y ser ese algo por derecho propio. No puede ligarnos a ese algo, y ser el medio por el cual llevamos a cabo la adoración e interacción con algo y ser ese algo él mismo, como una persona en sentido absoluto, separada e igual. Es lógicamente absurdo sostener que ese sea el caso. Deberíamos estar adorando el medio por el cual estamos adorando al objeto. Se convierte en el medio y el objeto. En realidad es una fuerza que da poder y autoridad a Cristo.

 

Dios hace a Cristo un Padre eterno (Isaías 9:6; vea el artículo Isaías 9:6 [224]) del cual hay muchas patrias en el cielo y en la tierra (Efe. 3:15). Todas estas patrias o familias son nombradas de Dios el Padre, la cual es la razón por la que nos inclinamos ante Dios el Padre adorándole (Efe. 3:14-15).

 

Podemos observar este concepto en Salmo 89:25. El Salmo 89 habla sobre David Su siervo donde éste ha sido ungido. A partir del versículo 20, Hallé a David mi siervo; lo ungí con mi santa unción. Versículo 24 y en mi nombre será exaltado. El Salmo 89 habla sobre el concilio de los Santos. Desde el versículo 25 Asimismo pondré su mano sobre el mar, y sobre los ríos su diestra, 26 Él me clamará: Mi padre eres tú, Mi Dios y la roca de mi salvación, 27 Yo también le pondré por primogénito, el más excelso de los reyes de la tierra. El concepto de Dios el Padre era conocido en el Antiguo Testamento, pero éste es otro concepto donde Dios el Padre era tanto Dios como Padre de Cristo y esto se extiende a Cristo; ver Isaías 9:6. Hay muchas patrias en el cielo y la tierra (Efe. 3:14-15). Hacemos esto por medio del Espíritu Santo.

 

Cristo fue el primer nacido o primogénito de la creación. Para él todas las cosas fueron creadas en el cielo y la tierra, visibles e invisibles, ya fuesen tronos o dominios, potestades o principados, todas las cosas fueron creadas a través de él y para él. Cristo es antes que todas las cosas y en él todas las cosas subsisten (Col. 1:16-17). Pero fue Dios quien lo generó y quien tuvo la voluntad de que existiese y subsista la creación en Cristo. Por eso, Cristo no es Dios en ningún sentido en que Dios el Padre es Dios y quien solo es inmortal (Tim. 6:16) existiendo en imperecedera perpetuidad. No fueron las entidades las que fueron creadas por Cristo (ver los artículos El Propósito de la Creación y del Sacrificio de Cristo [160] y El Gobierno de Dios [174]). Dios crea por voluntad y Cristo organiza la estructura.

 

Los elegidos fueron llamados a salir de este mundo a una vida de servicio y dedicación. Muchos fueron llamados pero pocos fueron escogidos (Mateo 20:16; 22:14). Los elegidos fueron los escogidos, como Cristo fue el escogido de Dios (Lucas 23:35). Los elegidos fueron escogidos por Cristo (Juan 6:70; 15:16, 19) bajo la dirección del Padre (1Pedro 2:4).

 

Dios nos entrega a Jesucristo. Jesucristo no perderá a ninguno de los que le fueron entregados por Dios el Padre, pero es Dios el Padre que nos entrega a Cristo, no es Cristo quien nos selecciona. Él nos saca bajo dirección del Padre.

 

Para ayudarlos, a los elegidos les ha sido dado la comprensión de los misterios de Dios. El Espíritu Santo era el mecanismo por el cual les fue dado comprender los misterios de Dios y los misterios del Reino de Dios (Marcos 4:11). Porque la sabiduría de Dios es hablada en un misterio (1Cor. 2:7) que es explicada por los siervos de Dios (1Cor. 2:7; 15:51). Porque la voluntad de Dios es explicada como un misterio (Efesios 1:9), el cual Dios dio a Sus siervos en revelación. Más aun, el misterio está en la administración de Cristo a través de los elegidos. Pablo escribió:

 

Efesios 3:2-6 2 si es que habéis oído de la administración de  la gracia de Dios que me fue dada para con vosotros; 3 que por revelación me fue declarado el misterio, como antes lo he escrito brevemente, 4 leyendo lo cuál podéis entender cuál sea mi conocimiento en Cristo, 5 misterio que en otras generaciones no se dio a conocer a los hijos de hombres, como ahora es revelado a los santos apóstoles y profetas por el Espíritu; 6 que los gentiles son coherederos y miembros del mismo cuerpo, y copartícipes de la promesa en Cristo Jesús por medio del evangelio. (RV)

 

Por lo tanto es el Espíritu que hace conocer los misterios de Dios y de Cristo y lleva a los Gentiles a entrar. Mas no es la ley. La ley se hace manifiesta por el Espíritu.

 

El Espíritu dentro del Trinitarianismo

 

Los Trinitarios separaron la teología de la llamada economía de salvación en la encarnación de Jesucristo. La palabra economía básicamente significa, la encarnación de Cristo y cómo Dios se manifestó a Sí Mismo por medio de la encarnación de Jesucristo. La teología era la lógica involucrada en la metafísica de la encarnación y la metafísica de la actividad de Dios, esto es, la estructura de ser (o la existencia de Dios). Tal como fue notado en el artículo El Desarrollo del Modelo Neo-Platónico [017], en el tratamiento del desarrollo de la doctrina de la Trinidad y la separación de la teología del Plan de Salvación (o soteriología), tal como es revelada en la encarnación de Cristo, LaCugna (GOD FOR US: The Trinity and Christian Life (Dios por Nosotros: la Trinidad y la vida Cristiana), Harper, San Francisco, 1991) observa que los Capadocios dirigían la teología en una dirección que contribuía aún más a la separación de la teología y la economía. Esta trayectoria, por supuesto, llevó a la:

 

Vía negativa del Seudo-Dionisio y, finalmente, a la teología de Gregorio de Palamas (Cap. 6).

 

En el occidente Latino, en el período inmediato después de Nicea, teólogos tales como Hilario de Poitiers y quizás hasta cierto extremo Marcelo de Ancira, retuvieron la conexión entre la hipostásis divina y la economía de salvación. Agustín inauguró un punto de vista completamente novedoso. Su punto de partida ya no era la monarquía del Padre, sino la sustancia divina compartida igualmente por las tres personas [Énfasis agregado]. En lugar de inquirir en la naturaleza de la teología, tal como es revelada en la encarnación de Cristo y su deificación por el Espíritu [énfasis añadido], Agustín inquiriría en las trazas de la Trinidad, por hallar en el alma de cada ser humano. La búsqueda de Agustín de hallar una analogía sicológica para las relaciones intra trinitarias significarían que la doctrina trinitaria en lo subsiguiente se ocuparía de las relaciones 'internas' de la divinidad, separado de lo que conocemos de Dios por medio de Cristo en el Espíritu (LaCugna, p. 44).

 

Esto lleva al Misticismo (ver el artículo Misticismo Capítulo 1 Esparciendo los Misterios Babilónicos [B7_1]).

 

El Espíritu es el medio por el cual usted se convierte en Dios (elohim). El Espíritu es el medio por el cual Cristo se convirtió en Dios (elohim). Los Trinitarios están comprometidos a la doctrina del Alma porque buscan a la divinidad en el alma y tratan de ser iguales a Dios el Padre, lo que no son ni serán jamás, ni nadie de nosotros podrá jamás ser. Según Filipenses 2:6, no tratamos de asir la igualdad con el Padre, así como Cristo no trató de asir igualdad alguna.

 

Filipenses 2:6 el cual siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse. (RV)

 

La teología Medieval Latina siguió a Agustín y la separación de la teología de la economía o soteriología (soteriología simplemente significa plan de salvación). Toda la estructura se vio embrollada en el neo-Platonismo y Misticismo.

 

Los puntos importantes que LaCugna señala son que, a partir de Agustín, la monarquía del Padre ya no era primordial. La Trinidad asumía la igualdad. Éste era el segundo paso que se tomaba después de la falsa aseveración de la co-eternidad. Los Binitarios / Trinitarios tienen que sostener la co-eternidad - luego afirman la co-igualdad entre dos seres. El Espíritu Santo es insertado en algún lugar por allí, en la forma que se desee y luego se convierte en el Trinitarianismo en todo su esplendor. La premisa correcta era el concepto de la manifestación de la divinidad en cada individuo, a saber la operación del Padre por medio del Espíritu Santo, el cual emanaba de Él a través de Jesucristo. Esto es lo único que no malinterpretaron. Esta dirección a través de Jesucristo le hacía posible a Cristo monitorear y dirigir al individuo de acuerdo a la voluntad de Dios quien vivía en cada uno de los elegidos. Cristo no era el origen del Espíritu Santo. Él era el monitor intermediario. Él actuaba por Dios como siempre había actuado por Dios y de conformidad con la voluntad de Dios. Pero él no era el Dios. Los Trinitarios perdieron de vista este hecho, si es que en realidad alguna vez entendieron el hecho. Tal como LaCugna sostiene:

 

La teología del Dios trino parecía haber sido agregado a la consideración del Dios único (pág. 44).

 

Los teólogos griegos impusieron la teología de un Dios trino. Esto es el sistema de la antigüedad, y nada que ver con la Biblia o el Cristianismo. Ellos le agregaron esta teología. La teología fundamentalmente malinterpretaba al Espíritu Santo y destruía o limitaba nuestra capacidad para comprender las operaciones del Espíritu Santo.

 

Esto afectó especialmente el modo en que los Cristianos oraban. No se podía usar al Espíritu Santo del mismo modo, como un medio de adorar a Dios, porque se tiene al Espíritu Santo ahí, como un objeto de adoración. Se convierte él mismo en un objeto de adoración. ¿Cómo se puede adorar a algo que está dentro de uno? Es lógicamente un absurdo. Se convierte en narcisismo. Es una auto-adoración, porque el Espíritu Santo está en cada uno de nosotros. Esto es, ya no oraban al Padre solo, en el nombre del Hijo, tal como la Biblia enseña (ver Mateo 6:6,9; Lucas 11:12) adorando al Padre (Juan 4:23) sino que al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo. Esa es la diferencia fundamental. Los Trinitarios están comprometidos a decir “pedimos esto en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo”. No oran como Cristo nos enseñó a orar - Cualquier cosa que pidáis al Padre en mi nombre será dado a usted¨. Nosotros oramos al Padre. Nuestra relación es de persona a persona con el Padre.  Es por medio del Espíritu Santo que pedimos en el nombre de nuestro Maestro, nuestro Señor, nuestro Amo, nuestro Déspota, pero no le oramos a él, no lo adoramos a él, y no es impío no hacerlo.

 

Además, los eruditos desarrollaron de la teología misma, una metafísica. Pero toda la construcción fue construida sin consideración o con manipulación de la Biblia. Esa es la razón por la cual los Trinitarios nunca citan todos los textos bíblicos sobre un tema, y traducen mal o citan erróneamente otros textos claves e ignoran los que no pueden alterar. Pero su sistema está basado en el Misticismo y Platonismo. LaCugna sostiene que:

 

Los Capadocios (y también Agustín) fueron considerablemente más allá de la comprensión de las escrituras de la economía al ubicar la relación de Dios con el Hijo (y el Espíritu) en un nivel intra-divino (pág. 54).

 

El Dios único existía como una ousia en tres hipóstasis distintas. Hemos visto que el término Platónico ousia y el término Estoico hipóstasis significan esencialmente la misma cosa (ver los artículos El Arche de la Creación de Dios como Alfa y Omega [229] y Los Elegidos como Elohim [001]).

 

Al relegar al Espíritu Santo a operar en un nivel intra-divino significa que los elegidos nunca podrán participar de la naturaleza de Dios, como Cristo participa en esa naturaleza. Esta afirmación es contraria a las Escrituras. Los elegidos participan de la naturaleza divina (1Pedro 1:4). La razón por la cual esto es afirmado es que es una decepción Satánica. Es hecha para cortar nuestra relación con Dios y evitar que desarrollemos nuestra relación con Dios en el mismo modo que Cristo tuvo su relación con Dios a través del Espíritu Santo, para impedir que lleguemos a ser coherederos con Cristo. Si no tenemos la misma relación con Dios por medio del Espíritu Santo como Cristo tuvo, no podremos ser coherederos con él. Coherederos significa que se hereda la misma cosa. ¿Cómo se podría ser coheredero con alguien que es de una estructura de ser enteramente diferente? ¿Cómo se puede ser coheredero con nuestro Dios? Es una locura. Este pensamiento ha llegado a un punto en el siglo veinte, donde el modalismo del siglo segundo ha retornado aún entre las iglesias que observan el Sábado, al extremo de que se declara que Jesús es Dios - como El Ser. Eso proviene del dios Attis.

 

En Efesios 1:20-22,  Dios pone a todas las cosas bajo los pies de Cristo y lo hace cabeza de todas las cosas para la Iglesia (esto es para nosotros). Dios resucitó a Cristo:

 

Efesios 1:20 20 resucitándole de los muertos y sentándolo a su diestra, en los lugares celestiales, 21 sobre todo principado y poder y señorío, y sobre todo nombre que se nombra, no solo en este siglo, sino también en el venidero; 22 y sometió todas las cosas bajo sus pies, y lo dio por cabeza sobre todas las cosas a la Iglesia, la cuál es su cuerpo, la plenitud de Aquel que todo lo llena en todo. (RV)

 

De este modo a Cristo le es dada autoridad por sobre todo nombre, ya que el nombre mismo constituye autoridad. A él le es dada autoridad sobre todas las cosas para que la iglesia pueda tomar posesión de su herencia a través de Cristo en quien toda la plenitud de la Deidad moraba corporalmente (Col. 2:9). Esta palabra traducida Deidad acá es theotetos que significa deidad o el estado de ser Dios. Thayer dice que la deidad (theot) difiere de la divinidad (Theiot), como la esencia difiere de la cualidad o el atributo (Thayer, p. 288).

 

El significado aquí es que la plenitud de la esencia de Dios moraba corporalmente en Cristo. Es esta plenitud de esencia que nos es dada a nosotros para que todo hombre se vista de la nueva naturaleza de Dios (Col. 3:10). No nos podemos vestir la nueva naturaleza de Dios a menos que ese mecanismo nos permita ser Dios. No serán ni judíos ni griegos sino que todos son Cristo porque él es en todos (Col. 3:11). Él desarrolla a los hombres, por medio del poder del Espíritu Santo, para que finalmente Dios sea todo en todos (1Cor. 15:28).

 

Cuando hayan sido sometidas a él todas las cosas, entonces también el Hijo se someterá a Aquel que ha sometido a él todas las cosas, para que Dios sea todo en todos (panta en pasin) (ver también Col. 3:11 (panta kai en pasin)).

 

Los Trinitarios han comenzado a traducir este texto como todo a cada uno para evitar la lógica extensión de Dios como esencia extendiéndose a todos los hombre, tal como lo hizo con Cristo según estos textos. Es Cristo quien nos llena con la plenitud de Dios (Efe. 3:19) - la plenitud de Cristo siendo una imagen del Padre (Efe. 4:13).

 

Así nos convertimos en una imagen o eikon del Padre, tal como lo fue Cristo, y de ese modo somos hijos de Dios y coherederos del Reino de Dios con Cristo (Rom. 8:17; San. 2:5), herederos conforme a la promesa (Gálatas 3:29) de salvación (Heb. 1:1) y herederos conjuntamente de la gracia (1Pedro 3:7). Somos herederos junto con Cristo de la gracia. Por lo tanto la gracia no procede de Cristo. Procede de Dios. ¡Esto es fundamental!

 

El Hijo de Dios a su vez se convierte en un Padre Eterno (Isaías 9:6) siendo la cabeza de la patria de la Hueste humana que así tomará su lugar junto a las otras patrias en el cielo de las cuales hay muchas.

 

Efesios 3:14  Por esta causa doblo mis rodillas ante el Padre de nuestro Señor Jesucristo,  de quien toma nombre toda familia en los cielos y en la tierra. (RV)

 

La palabra familia aquí es patria o paternidad. Por lo tanto el título “padre” ya sea de familias o de la familia de Dios, es un título delegado, demostrando la última responsabilidad de cada líder de cada unidad hasta llegar a las familias.

 

De este modo, el orden es de Dios a Cristo y después a la cabeza masculina de la familia (1Cor. 11:3) quien debe descargar su responsabilidad tal como Dios lo hace con Cristo y los otros hijos de Dios, que son elohim y el modo en que estos a su vez descargan su responsabilidad en aquellos que están por debajo de ellos. Todo esto es hecho por el Espíritu Santo. La responsabilidad de cada uno, como individuo, es directamente hacia Jesucristo, y no hacia hombre alguno sobre este planeta. El Espíritu Santo es el poder y la fuerza por la cual nosotros podemos tratar directamente con Dios a través de Jesucristo.

 

El Espíritu Santo es el mecanismo que ata a todas las entidades al uno con el otro y le confiere la capacidad de ser elohim a cada uno de la Hueste. Es fuera de toda cuestión que el Espíritu Santo sea en sentido alguno Dios que lo haga distinto del individuo y confinado a una relación intra-divina entre tres entidades. Todos son hijos de Dios y, por lo tanto, coherederos con Cristo en el mismo sentido. La adoración del Espíritu Santo sería, en cierto sentido, la de auto-adoración, ya que es el medio por el cual Dios es todo en todos. Por ende, su adoración es lógicamente prohibida como auto-adoración en el sentido de que es parte del individuo. Es con propiedad un poder o atributo conferido y no Dios mismo. El Espíritu Santo nos confiere la habilidad de ser elohim o theoi.

 

De este modo también nos volvemos consubstanciales con el Padre, tal como lo es Cristo. Esto se examina en el artículo Consubstancial con el Padre [081].

 

El concepto del Espíritu Santo como hipóstasis de Dios es un concepto griego, el cual es examinado en el artículo El Uso del Término Hipóstasis [230]. Sin el Espíritu Santo no podemos convertirnos en hijos de Dios. 

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