Iglesias Cristianas de Dios

 

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El Sábado en el Corán [274]

 

(Edición 1.1 19981212-19990921)

 

 

Este estudio examina el lugar del Sábado en los textos del Corán o Qur'an.

 

 

 

Christian Churches of God

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(Derechos de propiedad literaria ã 1998, 1999 Dr. Thomas McElwain y Wade Cox)

Tr. 2005

 

 

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El Sábado en el Corán [274]

 


La introducción

 

El siguiente es un estudio del Sábado del séptimo día en el Corán. Comienza con un examen de las varias ocurrencias de la palabra árabe sabt, y continúa con algunos comentarios sobre cómo debería ser observado el Sábado, según el Corán. Las citas Qur'anicas son de http://www.organizacionislam.org.ar/coranesp/2.htm salvo indicación contraria.

 

Hay una gran cantidad de justificación para examinar el Sábado en el Corán. El Corán es un texto del Oriente Medio, teniendo por lo tanto la misma cuna que la Torá. Existen todas las razones para esperar que ambos textos sagrados se refieran a los mismos temas en un contexto cultural similar. Además, en muchos casos, el Corán es expuesto en una cierta relación a la Biblia, como en la segunda Sura o capítulo del Corán o Qur'an, al que se refiere como La Vaca nombrado así por la vaca dorada en vv 67-71 (una referencia poética a la vaca roja de la Torá). Las referencias, por lo tanto, son dadas como la Q para el Corán o Qur'an seguido por el número tradicional de la Sura y luego el versículo, por lo tanto: Q2:41

 

"¡Creed en lo que he revelado en confirmación de lo que habéis recibido!" (El Santo Qur'an, http://www.organizacionislam.org.ar/coranesp/2.htm).

 

Pickthall toma el otro significado de la palabra sdq, en Q2:41

 

"y cree en lo que revelo, confirmando a lo que ustedes poseen ya (de la Escritura), y no seaís primero en descreer en ello, y no os deshagaís de Mis revelaciones por un precio trivial, y guardad vuestro deber para Conmigo" (The Meaning of the Glorious Koran, An Explanatory Translation (El Significado del Corán Glorioso, Una Traducción Explicativa) por Marmaduke Pickthall, Dorset Press, Nueva York).

 

Indudablemente, tomando las líneas de tales referencias conjuntamente, el Corán debe considerarse tanto una confirmación como un cumplimiento de la Biblia.

 

La autoridad del canon siempre depende de un establecimiento religioso. Cuando uno es confrontado con la cuestión de la exactitud canónica y la inspiración, existe un enfrentamiento obvio con la cuestión de la capacidad de cambiar los principios de la revelación bíblica. Tales cambios han sido efectuados por interpretación y también por las tradiciones del Judaísmo rabínico basados en los métodos empleados por los fariseos y condenados por Jesucristo. Otros cambios tan heréticos han sido introducidos por las resoluciones de los Concilios del Cristianismo. El mismo proceso aconteció del Hadit (o el registro de tradición) en el Islam. La cuestión de la autoridad canónica es una cuestión verdadera y muy seria. El requisito bíblico es como sigue. La Ley y los profetas fueron todos revelados por Dios a través de un intermediario. El Ángel de Yahovah entregó la Ley a Moisés quien la dio a Israel. Dios reveló Su voluntad a los Profetas por medio de un intermediario en el Espíritu Santo. Toda revelación permanece basada en que debe ser comparada en relación con la Ley y el Testimonio. Si un profeta no habla de acuerdo a la Ley y al Testimonio, no hay luz en él (Isaías 8:20). Por lo tanto, la revelación del NT debe estar en relación con la Ley y la Profecía del Antiguo Testamento y debe ser interpretativa del Antiguo Testamento, y no contradecirlo. Del mismo modo, el Corán para ser inspirado ha de ser interpretativo del canon de la Biblia y no contradictorio a éste.

 

Así, cada Escritura establecida se convierte en el criterio para evaluar lo nuevo.

 

La mayor parte del mundo religioso, en total oposición a la Biblia, tiende a ver la Escritura posterior como una abrogación de la Escritura anterior. Un examen de la Biblia y del Corán a partir de esta directiva dada por Dios  mostrará que son consistentes con ellos mismos y el uno con el otro, y, por consiguiente, válidos. La Escritura posterior fue revelada para hacer comentarios y ampliar a la Escritura antigua, explicando en situaciones nuevas lo que podría haberse obscurecido por cambio lingüístico y cultural, y a través del surgimiento de la apostasía. Así que evaluamos en conformidad con Isaías 8:20 en lo que se refiere a la Ley y al Testimonio. El profeta debe hablar de acuerdo con la ley y el testimonio o no hay luz en él. Por consiguiente, toda Escritura y el Corán son evaluados e interpretados comparándolos con lo principal de la Torá que son los Mandamientos.

 

El Corán, cuando fue revelado, testimoniaba a los judíos sobre la autoridad de Jesús, a quien habían renegado en el tiempo de Muhammad (COMO), y a los Cristianos que Jesús no era la tercera parte de tres, es decir, una persona en una Trinidad, una doctrina falsa que estaba bien establecida pero aún nueva a la hora de la revelación del Corán. Tanto Cristianos como Judíos habrían hecho bien en tomar más en serio al Corán.

 

Por otra parte, como veremos, bien puede ser que los Musulmanes harían bien en re-evaluar los mandatos Qur'anicos relacionados con el Sábado. Las tradiciones sunnitas informan que el Profeta tenía por hábito realizar dos postraciones de oración Duha en la mezquita Quba en las mañanas del sábado y únicamente en las mañanas del sábado. Hay igualmente referencias históricas similares sobre los Califas correctamente guiados. Sin embargo, los musulmanes sunnitas no siguen esta sunna del Profeta. La tradición Shi'ita considera el Sábado como un ayuno mustahab (de allí que no hay castigo por interrumpirlo); cualquier cosa que sea realizada durante ese tiempo será repetida en algún momento en el futuro. Por consiguiente, las bodas, los entierros, y el corte de uñas son regularmente evitados en el Sábado por los Shi'itas.

 

La primera referencia al Sábado se halla en el segundo capítulo.

 

Sabéis, ciertamente, quiénes de vosotros violaron el sábado. Les dijimos: ¡Convertíos en monos repugnantes! E hicimos de ello un castigo ejemplar para los contemporáneos y sus descendientes, una exhortación para los temerosos de Alá. Q2:65,66

 

El texto es dirigido a los judíos. La ocasión mencionada aquí es generalmente considerada la misma que es descrita más tarde en la Sura Siete (Q7:163). Fue una transgresión de recolección de alimento, esto es, pescar en el sábado, y es así un paralelo de la transgresión de recoger maná en el sábado, tal como se relata en Éxodo 16.

 

El castigo por esta desobediencia fue una maldición en la cual las personas fueron proclamadas monos. Esta maldición está ampliada en Q5:60

 

[Q5.60] Di: No sé si informaros de algo peor aún que eso respecto a una retribución junto a Alá. Los que Alá ha maldecido, los que han incurrido en Su ira, los que Él ha convertido en monos y cerdos, los que han servido a los taguts, ésos son los que se encuentran en la situación peor y los más extraviados del camino recto.

 

Los que se convirtieron en monos no sólo quebrantaron el Sábado, sino que al hacer esto, sirvieron a ídolos. La palabra para ídolo aquí es Tagut, lo cual es alguien que sobrepasa los límites, en este caso los linderos en la observancia del Sábado. Pero la palabra se generaliza para referir al Diablo, a personas que desvían a otros del camino correcto, y a todos los ídolos en general. El quebrantamiento de la observancia del Sábado es luego culto al Diablo, ser seguidor de guías falsos, e idolatría.

 

Aunque el texto esté dirigido a judíos, el siguiente ayat nos dice que la lección no era sólo para ellos. Era también para los de generaciones futuras. Las subsiguientes generaciones eran primordialmente los descendientes de los judíos, pero también para los temerosos de Dios. La lección es luego para todo el mundo que teme a Dios, es decir, quien se esfuerza en la senda correcta. La mayoría de los comentaristas sugiere que la lección es el castigo por la desobediencia y no por el quebrantamiento del Sábado como tal. Así, la orden para guardar el Sábado era sólo para esos judíos, y no para otros. Sin embargo, no puede haber lección en el castigo por la desobediencia si no hay un mandato válido. Se puede elegir entre dos interpretaciones: O bien la lección involucra castigo por quebrantar el Sábado, o involucra castigo por desobedecer algún otro mandato. Excepto que ningún otro mandato es mencionado. Por eso, la advertencia es sobre el castigo por el quebrantamiento del Sábado para el pueblo temeroso de Dios de nuestra generación. Si suponemos que el mandamiento no nos atañe a nosotros, y el castigo no nos corresponde, luego la categorización, como personas temerosas de Dios, no nos corresponde tampoco. O, si sostenemos ser Devotos, entonces tanto el mandamiento de observancia del Sábado y el castigo por hacer caso omiso de él nos atañe y corresponde.

 

Hay desacuerdo en cuanto a que la transformación en monos fuese literal o no. El resultado es el mismo, ya sea que fuese un cambio físico, o uno mental. El Sábado fue previsto para desarrollo espiritual a través de la sumisión a la orden divina y a través de la recitación, escuchando, y estudiando los libros sagrados en el culto. No someterse a Dios y descuidar las bendiciones reveladoras del Sábado es ponerse a sí mismo en ridículo. Es decir, sólo ser capaz de obedecer por mímica y sin comprensión espiritual. No hay duda que los monos cumplen con la alabanza del Creador, y este versículo no los ridiculiza. Desde el punto de vista humano, los monos son caracterizados por su talento para la mímica. Ser un mono significa llevar a cabo las formas de religión sin discernimiento espiritual. Éste es el resultado lógico de descuidar el Sábado.

 

La siguiente referencia al Sábado está en el capítulo cuatro.

 

[Q4.47,48] Vosotros, los que habéis recibido la Escritura, ¡creed en lo que hemos revelado, en confirmación de lo que ya poseíais, antes de que borremos los rasgos de los rostros, antes de que los pongamos del revés o les maldigamos como maldijimos a los del sábado! ¡La orden de Alá se cumple! Alá no perdona que se Le asocie. Pero perdona lo menos grave a quien Él quiere. Quien asocia a Alá comete un gravísimo pecado.

 

Este ayat también toma el mismo evento como una ilustración, y esto está más cuidadosamente descrito en el capítulo siete a seguir. Difiere del ayat precedente en ser dirigido a Cristianos así como también a judíos. Ya hemos visto cómo ha sido el culto de dioses falsos asociado con el Sábado, y aquí la asociación reaparece más claramente. A esto se añade un tercer pecado, el rechazo del Corán. Es decir, el Corán hace una apelación por la unidad de Dios y la obligación universal del Sábado, como un testigo de que el Corán es revelación verdadera. Denegar al Corán es acarrearse a sí mismo la maldición del violador del Sábado. Por el mismo motivo, la aceptación del Corán implica la aceptación de los testimonios sobre su verdad: La obligación a observar el Sábado y no atribuirle socios a Dios (en deidad) en una Trinidad.

 

La tercera mención acerca del Sábado en el Corán también se encuentra en el capítulo cuatro.

 

[Q4.154] Levantamos la montaña por encima de ellos en señal de pacto con ellos y les dijimos: ¡Prosternaos al entrar por la puerta! Y les dijimos: ¡No violéis el sábado! Y concertamos con ellos un pacto solemne.

 

Este texto también está dirigido a los Cristianos, como lo indica el ayat precedente. Es dado como parte de la respuesta a los Cristianos que le hicieron la demanda a Muhammad (COMO) que él debería ocasionar que bajase un libro del cielo a la vista de ellos. La respuesta es que Dios ya ha dado los diez mandamientos en el Monte Sinaí. Ya que estos aún son válidos, ningún otro "libro" bajará a la vista del género humano. Este ayat resume los diez mandamientos en dos mandatos. El primero es la orden de oración en la postración, lo cual es un comentario en positivo sobre el segundo mandamiento. El mandamiento de no hacer ni postrarse a las imágenes tiene su forma en positivo, la cual definitivamente es inclinarse en postración ante Dios. El segundo mandamiento está relacionado con la observancia del Sábado. La implicación es que el decálogo todo se resume en estos dos mandamientos, y que ellos están en relación práctica el uno al otro. Es decir, inclinarse postrándose ante Dios en el día del Sábado es obligatorio, y es la esencia no sólo de estos dos mandamientos sino de todos los diez. Esto no trata de cambiar el término los Dos Grandes Mandamientos, pero explica los aspectos duales del Primer Gran Mandamiento.

 

El cuarto pasaje mencionando el Sábado está en el capítulo 7:163.

 

[Q7.163] Y pregúntales por aquella ciudad, a orillas del mar, cuyos habitantes violaban el sábado. Los sábados venían a ellos los peces a flor de agua y los otros días no venían a ellos. Les probamos así por haber obrado perversamente.

 

El evento de quebrantamiento del Sábado está descrito en mayor detalle aquí. De acuerdo con la tradición, esto tuvo lugar en una comunidad judía vecina al mar durante el tiempo de David. Por su injusticia, Dios los puso a prueba. Él causó que peces cayesen en sus trampas de peces en el Sábado, pero no en otros días. Si no hubiesen colocado sus trampas en el Sábado, esto no podía haber ocurrido. Al hacer esto, desafiaron a Dios a castigarlos. Al mismo tiempo, Dios probó su observancia del Sábado al ponerles peces delante sólo en ese día. Él no habría hecho esto, si ellos hubiesen sido obedientes.

 

Muchas personas afirman que la observancia del Sábado es imposible. Se ha vuelto imposible para ellos precisamente porque se han rehusado a observarlo. Al no observarlo, han perdido la aptitud espiritual para apreciarlo.

 

La última mención del Sábado está en el capítulo 16.

 

[Q16.124] El sábado se impuso solamente a los que sobre él discrepaban. Tu Señor, ciertamente, decidirá entre ellos el día de la Resurrección sobre aquello en que discrepaban.

 

Dos otras traducciones dicen así:

 

"El castigo por profanar el sábado fue impuesto sólo a los que habían diferido acerca de ello y vuestro Señor seguramente juzgará entre ellos en el Día de Resurrección con relación a eso en donde difirieron". (The Holy Qur'an, Islam International Publications Ltd., 1988).

 

El Corán, una traducción nueva por Muhammad Zafrulla Khan, Curzon Press, 1971, da lo siguiente:

 

"La pena por profanar el sábado fue impuesta sólo en los que habían diferido acerca de ello, y su Señor seguramente sentenciará entre ellos en el día del Juicio con relación a eso en donde difirieron".

 

Las palabras pena y castigo, al principio del ayat, son suministradas por los traductores, porque están implícitas en la palabra ju'ila. El significado del verso es que hay un castigo para el quebrantamiento del Sábado, pero debe ser ejecutado sobre los que disputan la exigencia de la observancia del Sábado. Además, se concluye a partir de este texto, que ningún castigo por quebrantamiento del Sábado se llevará a cabo antes del Día de Juicio.

 

Ésta es una ilustración excelente de cómo el Corán complementa y completa la Biblia. En la Biblia, nos confrontamos a dos problemas. El primero es que el castigo por quebrantar el Sábado es la muerte. En la práctica, esto no se lleva a cabo en la actualidad.

 

La interpretación de la Torá correctamente demuestra que el Sábado está en vigencia y es mandatario so pena de muerte. Cristo mostró mediante su ejemplo cómo debió ser interpretada la legislación del AT. Él, contrariamente a lo que la Cristiandad sostiene, no la abrogó. Más importante aún, el Antiguo Testamento demuestra que el Sábado será implementado nuevamente en el reinado Milenario de Jesucristo. Por Zacarías 14:16-21, sabemos que las fiestas serán obligatorias durante ese tiempo y que el castigo será carencia de lluvia a su debido tiempo, lo cual implica la pena de muerte por inanición.

 

Isaías 66:18-24 demuestra que, en aquel entonces, las Lunas Nuevas también serán observadas por toda carne en el planeta, como así también los Sábados. La Ley no cambia. Para ser parte de Israel y de la Primera Resurrección, se debe observar el Sábado para entrar en juicio.

 

El tiempo del Juicio del grupo familiar de Dios es ahora. Comenzó con la Iglesia del tiempo de los apóstoles (1Pedro 4:17).

 

El Corán provee una explicación que explica la práctica en el tiempo actual. Ha sido absolutamente mal entendido y mal representado por el Hadit y por tanto judíos como Cristianos. Ningún castigo visible es impuesto por el quebrantamiento del Sábado. Es no obstante verdadero e inmediato. Si un individuo no se arrepiente y se bautiza y no guarda el Sábado, tal como hicieron Muhammad y los cuatro califas correctamente guiados, no podrá entrar en el juicio. Por lo tanto, es colocado en la Segunda Resurrección, al final del Milenio, y no en la Primera Resurrección, al principio del Milenio. La Primera Resurrección es el Primer Huerto Coránico del Paraíso. La Segunda Resurrección es el Segundo Huerto. Las dos resurrecciones son separadas por 1,000 años (Apo. 20:4-13).

 

El Hadit destruyó el intento del Corán o Qur’an y la comprensión dada por el profeta.

 

El Corán sigue la enseñanza y precedencia bíblica. El juicio es inmediato. Los obedientes de aquellos que se rinden y que observan el Sábado (y la Pascua) entran en Juicio y, por lo tanto, al Primer Huerto del Paraíso. Aquellos que no lo hacen son diferidos al Día del Juicio o la Segunda Resurrección; en ese momento, tendrán que experimentar todo el proceso de enseñanza nuevamente y esta vez de forma correcta. Esta comprensión es la comprensión primitiva y correcta de la iglesia de Dios y es basada en los textos del NT, los cuales identifican a los santos de la Primera Resurrección como los que observan los mandamientos de Dios y guardan el testimonio de Jesús (Apo. 12:17; 14:12; 22:14 (KJV). Así los mandamientos y el Sábado determinan cuál Resurrección le es asignada a uno.

 

El segundo problema es que no hay provisión para posponer el Sábado. Si hay algo que impida la observancia del Sábado en el séptimo día, no hay ninguna disposición ni en la Torá o en cualquier otra Escritura para postergarlo al día siguiente, como lo hay para la Pascua, por ejemplo, la cual bajo ciertas condiciones puede ser observada en el siguiente mes. Esto quiere decir que hay ocasiones en que la intención de observar el Sábado correctamente no siempre puede ser llevado a cabo. Si algo imprevisto y no intencionado surge, el Sábado no puede ser pospuesto al día siguiente. Debe permanecer tal cual es, sin importar que su observancia resultará o no, tal como se pretendió. Por consiguiente, el castigo es asignado a los que objetan la obligación. Los que tuvieron la intención correcta de observar el Sábado, pero cuya observancia por razones imprevistas no correspondió a su intención, no son castigados por el quebrantamiento del Sábado.

 

Esto completa los pasajes en el Corán donde el Sábado es mencionado directamente. Sin embargo, en la Torá, el Sábado está estrechamente relacionado con prácticas referentes al sexto día. En el relato de la creación, el sexto día es el día en el cual el género humano fue creado, bendecido y dado los mandamientos de reproducirse y tener dominio, lo cual es definido como ser partícipes de los recursos alimentarios del mundo. En el Corán, el sexto día es precisamente lo que era en la Torá, el día precedente al Sábado. Es el día de preparación. Tiene una función especial, la más obvia, en el Corán, es la congregación para la oración de la tarde. Pero en este punto, nos enfrentamos a otro tema y otro estudio.

 

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