Iglesias Cristianas de Dios

[CB39]

 

 

 

El buen Samaritano

 

(Edición 2.0 20040408-20061209)

 

La parábola del Buen Samaritano fue usada para ilustrar la respuesta a la pregunta, ¿Quién es mi prójimo? Jesús señalo que un prójimo verdadero ayuda a cualquiera en necesidad.

 

 

 

 

 

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(Copyright ©  2004, 2006 Peter Donis, ed. Wade Cox)

(tr. 2010)

 

 

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El buen Samaritano

 


La parábola del Buen Samaritano es una historia acerca de un hombre que fue a un viaje y cayó entre ladrones, quienes lo golpearon y lo dejaron medio muerto. Según la historia, sabemos que alguien eventualmente vino y se ofreció para ayudarlo. Pero de esta historia también podemos crear un cuadro que retrata la caída de la humanidad, la salvación que viene a través del Mesías y luego a los llamados para ser traídos a la Iglesia, la Casa de Dios.

 

Comencemos leyendo esta parábola, que se encuentra solamente en el evangelio de Lucas.

 

Lucas 10:25-37 Y he aquí un intérprete de la ley se levanto y dijo, para probarle: Maestro, ¿haciendo que heredare la vida eterna? 26 El le dijo: ¿Qué esta escrito en la ley? ¿Cómo lees? 27 Aquel, respondiendo, dijo: Amaras al señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con todas tus fuerzas, y con toda tu mente; y a tu prójimo como a ti mismo. 28 Y le dijo: Bien has respondido, haz esto, y vivirás. 29 Pero el, queriendo justificarse a si mismo, dijo a Jesús: ¿Y quien es mi prójimo? 30 Respondiendo Jesús, dijo: Un hombre descendía de Jerusalén a Jericó, y cayo en manos de ladrones, los cuales le despojaron; e hiriéndole se fueron, dejándolo medio muerto. 31 Aconteció que descendió un sacerdote por aquel camino, y viéndole, paso de largo. 32 Asimismo un levita, llegando cerca de aquel lugar, y viéndole, paso de largo. 33 Pero un samaritano, que iba de camino, vino cerca de el, y viéndole, fue movido a misericordia; 34 y acercándose, vendo sus heridas, echándoles aceite y vino; y poniéndole en su cabalgadura, lo llevo al mesón, y cuido de el. 35 Otro día al partir, saco dos denarios, y los dio al mesonero, y le dijo: Cuídamele; y todo lo que gastes de más, yo te lo pagare cuando regrese. 36 ¿Quién, pues, de estos tres te parece que fue el prójimo del que cayo en manos de los ladrones? 37 El dijo: El que uso de misericordia con el. Entonces Jesús le dijo: Ve, y haz tú lo mismo.

 

Iniciaremos del versículo 30 y lo veremos versículo por versículo para poder obtener un entendimiento pleno de su significado.

 

Versículo 30: Respondiendo Jesús, dijo: Un hombre descendía de Jerusalén a Jericó, y cayo en manos de ladrones, los cuales le despojaron; e hiriéndole se fueron, dejándolo medio muerto.

 

Podríamos decir que este cierto hombre representa a Adán y toda su descendencia, quienes conforman la raza humana. El descenso de Jerusalén a Jericó representa la salida del hombre del jardín del Edén y las Leyes de Dios. Podríamos suponer que los ladrones en esta parábola son los demonios (en particular Satanás), quienes despojaron a Adán de su ropa y luego al resto de la humanidad también.

 

Recuerde, Adán y Eva estaban desnudos cuando vivieron en el jardín del Edén (Gn. 2:25). Esto se refiere a la ropa espiritual de pureza, inocencia y verdad que Adán y Eva tenían antes de tomar y comer del fruto prohibido. No estamos hablando de la ropa física que usamos hoy.

 

De este punto los demonios han herido a la humanidad, impidiéndole tener una relación correcta con su Dios. Despojaron a la humanidad de la semilla del entendimiento y, al hacer eso, nos han dejado medio muertos, espiritualmente hablando.

 

Consideremos el camino de Jerusalén a Jericó. Es escarpado y atraviesa una región solitaria, desolada y rocosa. Era una región ideal para los ladrones y bandoleros que debían esperar por los viajeros solitarios que la atravesaban. Un tema común a través de toda la Biblia es permanecer en el camino o la senda (Pro. 1:15; 4:18, 26; 5:6; Is. 26:7; Sal. 27:11; Rut 1:7). Se nos dice que: No entres por la vereda de los impíos, ni vayas por el camino de los malos. (Pro. 4:14). Debemos deleitarnos en el camino de los Mandamientos de Dios (Sal. 119:35) que traen vida (Sal.16:11).

 

Versículo 31-32: Aconteció que descendió un sacerdote por aquel camino, y viéndole, pasó de largo. 32 Asimismo un levita, llegando cerca de aquel lugar, y viéndole, paso de largo.

 

Israel fue llamado para ser un ejemplo para las naciones. El sacerdocio debía haber sido un ejemplo en la realización de las Leyes y la exhibición de las misericordias de Dios, poniendo las necesidades de sus hermanos antes que ellos mismos.

 

Gálatas 6:3 Porque el que se cree ser algo, no siendo nada, a si mismo se engaña

Su desgana de servir y amar a su prójimo mostro cómo este tipo de pensamiento, que podría describirse como un tipo de lepra espiritual que se esparció y arruino a aquellos más cercanos a ellos, sus hermanos los Levitas. Eventualmente la nación entera estaba infectada por esta poca afectuosa manera de pensar. Dios quiere misericordia más que sacrificio (Os. 6:6; Mt. 9:13). 

 

La ley bíblica manifiesta que - se espera - ayudemos al burro de un compatriota que ha caído en el camino (Dt. 22:4). ¿Cuánto más se espera entonces que ayudemos cuando es otro ser humano? Incluso debemos ayudar a los que nos odian.

 

Éxodo 23:5 Si vieres el asno del que te aborrece caído (indefenso) debajo de su carga, ¿le dejaras sin ayuda? antes bien le ayudaras a levantarlo.

 

Este versículo no se refiere simplemente a un burro, sino que igualmente se refiere a seres humanos. La ayuda en este caso muestra que debemos amar incluso a nuestros enemigos (Mt. 5:44). Aparte de ayudar físicamente a otros, nosotros podemos ayunar y orar por ellos, así serán liberados de su carga del pecado. Cuando viene a entender las Leyes de Dios pueden arrepentirse de la vida incorrecta y pueden ser bautizados. Esta Escritura nos enseña que no debemos pasar de largo de alguien necesitado, y dejarlo desamparado a él o a ella, porque pueden odiarnos. Debemos ayudarlos con su carga cuando estén necesitados. Debemos hacerlo juntos.

 

Gálatas 6:2 Sobrellevad los unos las cargas de los otros, y cumplid así la ley de Cristo.

 

Versículo 33: Pero un samaritano, que iba de camino, vino cerca de el, y viéndole, fue movido a misericordia;

 

No dice por que camino iba el samaritano. Pero cuando leemos la historia se hace completamente claro que él viajaba hacia Jerusalén, porque este cierto samaritano representa a Cristo, como veremos.

 

Cristo está actualmente en un viaje. Él esta dirigiendo activamente a la Iglesia, que ha estado en el desierto por los últimos 2000 años (es decir, 40 Jubileos). Como él nos guía, él no pasa alrededor o esquiva a alguno de los que su Padre le dio para ayuda a lo largo del camino (Jn. 6:37). Es un viaje de devoción y obediencia a su Dios y Padre.

 

Recuerde, los judíos acusaron a Cristo de ser samaritano porque él no aceptaba las tradiciones de los fariseos (Jn. 8:48). Él no fue reconocido por las personas de su día (Mt. 16:13-14). Lo que él enseñaba y cómo vivía era extranjero para ellos. Jesús enseño que debemos amar a todas las personas de todas las naciones igualmente.

 

Aprendemos que Cristo es compasivo hacia nosotros y puede compadecerse de nuestras debilidades.

 

Hebreos 4:15 Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado. (NKJV)

 

Versículo 34: y acercándose, vendo sus heridas, echándoles aceite y vino; y poniéndole en su cabalgadura, lo llevo al mesón, y cuido de el.

 

Cristo vino a vendar a los quebrantados de corazón y a aquellos que fueron afligidos.

 

Isaías 61:1 El Espíritu de Jehová el Señor esta sobre mi, porque me ungió Jehová; me ha enviado a predicar buenas nuevas a los abatidos, a vendar a los quebrantados de corazón, a publicar libertad a los cautivos, y a los presos apertura de la cárcel;

 

Una traducción pone, Arrodillándose al lado de él, el samaritano alivio sus heridas con medicina y las vendo. Vemos que el aceite y el vino son representados como medicina. En tiempos antiguos, el aceite se usaba para curar heridas, y el vino era utilizado como desinfectante. La Biblia usa el aceite como un modo de describir al Espíritu Santo de Dios, que nos alivia y nos sana.

 

Lo que es mencionado primero y vertido sobre una persona es el aceite. Representa el primer paso en la sanación y la conversión de una persona. Dios llama a las personas y trabaja con ellas, y abre sus mentes a las heridas que tienen. No las heridas físicas como una rodilla raspada, sino las heridas del corazón y la mente acumuladas de vivir y pensar en contra de la Voluntad y el propósito de Dios. Después de aceptar el sacrificio de Su Hijo, una persona es luego bautizada en el Cuerpo de Cristo, que es la Iglesia de Dios.

 

El chorro de vino, que es utilizado como desinfectante, simboliza la purificación de nuestros pecados con la sangre de Cristo. Dios luego vierte Su Espíritu Santo a través de Cristo. Dios, a través de Cristo, continúa aliviando nuestras heridas.

 

Tenemos que permitir que Dios nos sane a través de Su hijo. Una vez que lo hacemos, Cristo luego viene a nosotros y comienza a vendar nuestras heridas de doctrinas y creencias falsas y un estilo de vida que estaba en contra de la Voluntad de su Padre.

 

Una persona recién convertida puede ser descrita como un bebé en Cristo (1 Co. 3:1; Ef. 4:14; 1 Pe. 2:2). Cristo sabe qué tan débiles somos cuando regresamos a su Dios y Padre. En los casos dónde no sabemos adonde ir, Cristo interviene y nos lleva a los medios necesarios, así seremos traídos a su cuerpo, la Iglesia. No estamos hechos para encontrar nuestro propio camino.

 

El hombre herido fue traído a un mesón. Éste era un lugar donde todos eran recibidos. Era una casa para la recepción de desconocidos, dónde su ganado y bestias podrían también encontrar refugio. Cuando recurrimos a Dios también somos traídos a un tipo de mesón. Es simbólico de la Casa de Dios, la Iglesia, donde Dios ha colocado Su verdad.

 

1 Timoteo 3:15 Para que si tardo, sepas como debes conducirte en la casa de Dios, que es la Iglesia del Dios viviente, columna y baluarte de la verdad.

 

Un mesón es usado para ilustrar la Casa espiritual de Dios. El mesón espiritual en el momento de vida de Cristo como hombre era el Templo físico de Dios, comprendido por el sacerdocio levítico.

 

Cuando la madre de Cristo, Miriam, estaba a punto de darle a luz, ella buscó un lugar de refugio con su marido José. Los dos se acercaron a un mesón, pero no había cuarto para ellos (Lc. 2:7). Esto fue usado para ilustrar que el sacerdocio físico y la nación de Israel en aquel entonces rechazarían al Mesías entrante, no haciendo algún lugar para él en sus corazones. También, no permitir que Miriam diese a luz en el mesón muestra que ellos también no querían que las Leyes de Dios amanecieran en sus corazones.

 

Cristo nació entre ganado y bestias para mostrar que las personas de las otras naciones (conocidos como gentiles) lo aceptarían, y le permitirían a él, y a Dios que lo envió, en sus corazones. Cristo siendo colocado en un pesebre (Lc. 2:12) simboliza al Mesías como el pan verdadero del cielo (Jn. 6:32).

 

Versículo 35: Otro día al partir, saco dos denarios, y los dio al mesonero, y le dijo: Cuídamele; y todo lo que gastes de más, yo te lo pagare cuando regrese.

 

El dinero fue dado al mesonero. Podemos pensar acerca de esto como la Iglesia teniendo la responsabilidad de manejar los diezmos y las ofrendas que las personas dan a Dios.

 

Gálatas 6:6 El que es enseñado en la palabra, haga participe de toda cosa buena al que lo instruye.

 

La Iglesia tiene la tarea de cuidar de las necesidades de la gente durante los dos mil años en los que los gentiles serían traídos a la Iglesia. Esto también incluye predicar el evangelio a las naciones hasta que Cristo regrese.

 

Los dos denarios dados al mesonero equivalen a ½ siclo, que es el dinero del rescate por una vida (Ex. 30:12-13). Todos nosotros hemos sido rescatados por el sacrificio de Cristo. Es el mismo precio por cada uno de nosotros. No importa de donde venimos o qué color somos, o qué tan ricos o pobres podemos ser. Todos somos iguales a la vista de Dios. Tampoco debemos pensar más alto o más bajo de alguien por estos motivos.

 

Como cristianos debemos seguir a Cristo en la manera que vivimos nuestras vidas.  Debemos amablemente y humildemente ayudar a otros que están en necesidad.

 

Gálatas 6:1 Hermanos, si alguno fuere sorprendido en alguna falta, vosotros que sois espirituales, restauradle con espíritu de mansedumbre, considerándote a ti mismo, no sea que tu también seas tentado.

 

Debemos seguir el ejemplo de Cristo de ayudar a la gente a lo largo del camino de modo que, cuando ellos sean suficientemente fuertes, puedan ayudar a otros a cambio. Debemos compartir las penas y problemas de los demás y apoyar a cada uno. De este modo obedecemos la ley de Cristo y cada uno somos responsables por nuestra conducta (Gal. 6:2-3).

 

Dios conoce todos nuestros corazones. Lo que hemos sacrificado y hemos dado es contado y será devuelto a nosotros. Amar al prójimo asegura que almacenamos tesoros en el cielo, y llego el momento, seremos recompensados en su totalidad. Cosecharemos lo que sembramos.

 

Gálatas 6:7 No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segara.

 

Esto es como decir que si hacemos buenas obras y somos amables con otros, luego nos encontraremos con que son también amables con nosotros. Por otra parte si somos mezquinos y creamos problemas para otros entonces nos encontraremos con que a nadie le agradamos y no tenemos amigos. El significado espiritual es que si vivimos según las Leyes de Dios, heredaremos vida eterna. Si desobedecemos las Leyes de Dios entonces seremos castigados. Entonces, hay una pena por la desobediencia y el mal comportamiento y una recompensa por la obediencia y el buen comportamiento.

 

Ahora vamos a considerar la pregunta planteada por el escriba para probar a Cristo, que fue, “¿Qué haré para heredar la vida eterna?” En su respuesta al abogado, Cristo se retrató a sí mismo como un samaritano que se sacrificaría para salvar a toda la humanidad, para mostrar que el amor no tiene limites. Cristo demostraba el acto desinteresado de amar a su prójimo y dar la vida por sus amigos. Por hacer esto es que Cristo cumplió con las Leyes. Él nos dejó un ejemplo a seguir. Si amamos a Dios y amamos a los demás, como Cristo nos amó, cumplimos a cabalidad las Leyes (Rom. 13:8).

 

Al hacer esto no deberíamos ser infelices o darnos por vencido cuando algunas veces no nos agradezcan o demuestren aprecio por lo que hacemos.

 

Gálatas 6:9 No nos cansemos, pues, de hacer bien; porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos.

 

Cada vez que tenemos la oportunidad, debemos hacer buenas obras a todos, especialmente a nuestras hermanas y hermanos cristianos (Gal. 6:10).

 

Ahora que sabemos quien es el samaritano en la historia, vamos a seguir su consejo e ir y hacer lo mismo.

 

 

 

 

 

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