Iglesias Cristianas de Dios

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La Comisión de la Iglesia

(Edición 3.0 29061996-30051998-04122007)

 

La Iglesia tiene una comisión dada por Jesucristo, como se muestra en Mateo 28. Un fenómeno reciente que ha surgido en las Iglesias Sabatistas de Dios es que un número significativo de personas (no bajo la persecución sino simplemente desilusionadas por los sucesos en iglesias organizadas) esté retirándose de esta comisión de Cristo y entrando en iglesias caseras y no participan del trabajo de extender el Evangelio a todas las naciones. Esto es un incumplimiento del deber impuesto por Jesucristo, y es exactamente el mismo pecado que Cristo condenó como esconder el talento.

 

Christian Churches of God

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 (Derechos Reservados ã 1996, revisado 1998, 2007  Wade Cox)

(tr. 2010)

 

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La Comisión de la Iglesia

 


La Iglesia tiene una comisión dada por Jesucristo.

Mateo 28:18-20 Y Jesús se acerco y les hablo diciendo: Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra. 19 Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; 20 enseñadores que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta en fin del mundo. Amen. (KJV)

 

Esta comisión no es una sugerencia – es una orden. La palabra comisión se deriva de dos palabras latinas significando ir adelante con una misión (o propósito).

 

La enseñanza de las naciones aquí es de los Mandamientos de Dios y el Testimonio de Cristo, que constituyen los Misterios de Dios (de los cuáles somos administradores), y el Evangelio del Reino de los Cielos y de Dios. La RSV da el texto:

Mateo 28:18-20 Y Jesús se acerco y les dijo, " Toda autoridad en el cielo y en la tierra me ha sido dada. 19 Por tanto, id, y haced discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, 20 enseñándoles que guarden todo lo que he mandado; Y he aquí, estoy con ustedes siempre, hasta el final de los tiempos". (RSV)

 

El término hacer discípulos o enseñar (KJV) se deriva de matheteuo (SGD 3100), que significa intransitivamente hacerse alumno y, transitivamente, discípulo o matricularse como un escolar: Por lo tanto discípulo, instruir o enseñar.

 

La Iglesia, que está comprendida de un conjunto de personas que hacen la ecclesia o congregación de Dios, comprende un grupo de sacerdotes y reyes (1 P. 2:9; Apo. 5:10; 20:6) y como una nación santa. Cada uno tiene al Espíritu Santo y cada uno está sujeto al mandato y la comisión de Cristo. Este sacerdocio es un sacerdocio nuevo según el orden de Melquisedec, del cuál Cristo es el Sumo Sacerdote (Sal. 110:4; Heb. 5:6,10; 6:20; 7:1-21). Este sacerdocio, a diferencia del sacerdocio aarónico antes de el, no tiene principio de días o fin de días; ni linaje por padre, o madre, pero es de los elegidos en Cristo por siempre (vea el papel Melquisedec (No. 128))

 

Un fenómeno reciente que ha surgido en la Iglesia es que un número significativo de personas, algunos miles, se esta retirando de esta comisión de Cristo y entrando en iglesias caseras y no participan del trabajo de extender el Evangelio a todas las naciones. Éste es un incumplimiento del deber impuesto por Jesucristo y es exactamente el mismo pecado que Cristo condenó como el entierro del talento. Esta parábola es dirigida a los elegidos y a nadie más.

Mateo 25:14-30 Porque el reino de los cielos es como un hombre que yéndose lejos, llamó a sus siervos y les entregó sus bienes. 15 A uno dio cinco talentos, y a otro dos, y a otro uno, a cada uno conforme a su capacidad; y luego se fue lejos. 16 Y el que había recibido cinco talentos fue y negoció con ellos, y ganó otros cinco talentos 17 Asimismo el que había recibido dos, ganó también otros dos. 18 Pero el que había recibido uno fue y cavó en la tierra, y escondió el dinero de su señor. 19 Después de mucho tiempo vino el señor de aquellos siervos, y arregló cuentas con ellos. 20 Y llegando el que había recibido cinco talentos, trajo otros cinco talentos, diciendo: Señor, cinco talentos me entregaste; aquí tienes, he ganado otros cinco talentos sobre ellos. 21 Y su señor le dijo: Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor. 22 Llegando también el que había recibido dos talentos, dijo: Señor, dos talentos me entregaste; aquí tienes, he ganado otros dos talentos sobre ellos. 23 Su señor le dijo: Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor. 24 Pero llegando también el que había recibido un talento, dijo: Señor, te conocía que eres hombre duro, que siegas donde no sembraste y recoges donde no esparciste; 25 por lo cual tuve miedo, y fui y escondí tu talento en la tierra; aquí tienes lo que es tuyo. 26 Respondiendo su señor, le dijo: Siervo malo y negligente, sabías que siego donde no sembré, y que recojo donde no esparcí. 27 Por tanto, debías haber dado mi dinero a los banqueros, y al venir yo, hubiera recibido lo que es mío con los intereses. 28 Quitadle, pues, el talento, y dadlo al que tiene diez talentos. 29 Porque al que tiene, le será dado, y tendrá más; y al que no tiene, aun lo que tiene le será quitado. 30 Y al siervo inútil echadle en las tinieblas de afuera; allí será el lloro y el crujir de dientes. (RSV)

 

Cada uno de los elegidos recibe activos según la habilidad que poseen. A los elegidos no se les pide nada más allá de sus capacidades. Estos talentos son las riquezas y Misterios de Dios. Parte de los talentos es el diezmo del individuo que gana en relación directa a su capacidad y esfuerzo. El sistema de diezmo es los primeros frutos de Dios y no le pertenece al individuo. Los diezmos le pertenecen a Dios, y deben servir para la propagación de la Fe. El sistema de diezmo es una medida del arrepentimiento del individuo y su regreso a Dios (Mal. 3:7-9; Vea el papel Diezmando (No. 161))

 

El Templo es el elegido en el que Dios actúa. Así los diezmos forman parte del Templo, que es la ecclesia de Dios actuando a través del Cuerpo de Cristo, como piedras vivas bien coordinadas (1 P. 2:5-10; 1 Co. 3:16-17; 6:19; 2 Co. 6:16; ref. Santificación del Templo de Dios (No. 241)).

1 Corintios 3:16-17 ¿No sabéis que sois templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en vosotros? 17 Si alguno destruyere el templo de Dios, Dios le destruirá a el; porque el templo de Dios, el cual sois vosotros, santo es. (RSV)

 

Así donde los elegidos están, allí también esta el Templo, y por lo tanto allí los diezmos deben ser concentrados en el trabajo de Dios a través de la Iglesia.

 

El Espíritu Santo da a cada individuo entendimiento, y dirige y guía a cada uno de los elegidos a la voz del pastor. Nunca en la historia de la Iglesia durante dos mil años desde el inicio del ministerio de Juan el Bautista, ha habido un cese de la Iglesia y la palabra de Dios según la ley de Dios y el Testimonio de Cristo.

 

Cristo dijo que estaría con la Iglesia hasta el fin de los tiempos. Esto fue en relación al proceso de su enseñanza y la educación de los discípulos, quienes fueron extraídos de todas las naciones. Así, el racismo no está en función de la Iglesia.

 

Los individuos son requeridos para maximizar los dones que reciben. Los dones son para el trabajo del cuerpo (1 Co. 12:4-31). Los talentos son usados en el trabajo de Jesucristo. Cada individuo debe determinar dónde está siendo predicada la verdad del Evangelio y colocar sus recursos y esfuerzo tras ese trabajo. El mandato probar todas las cosas es dado a cada persona. La promulgación de la verdad y la predicación del Evangelio y el Testimonio es la prueba. Si una iglesia no está predicando la verdad o no formulando la sana doctrina entonces cada individuo está obligado a reagruparse con aquellos que están enseñando la sana doctrina.

 

Recuerde, el Padre trabaja y Cristo trabaja continuamente. Hay diversidad de dones, pero el Espíritu es el mismo. Hay muchos ministerios, pero el Señor es el mismo. Y hay diversidad de operaciones, pero Dios que hace todas las cosas en todos, es el mismo. (1Co. 12:4-6).

 

Así, el gobierno de la Iglesia difiere de área en área, y hay muchas formas en que la Iglesia puede ser organizada. La centralización, así, no se considera como el sistema ideal. Ciertamente, las leyes de diezmo y el sistema se oponen a tal sistema. Sin embargo, eso no significa que los individuos están excusados de estructurar grupos efectivos y trabajar dentro de organizaciones. Está escrito:

Hebreos 10:24-25 Y considerémonos unos a otros para estimularnos al amor y a las buenas obras; 25 no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándoos; y tanto mas, cuanto veis que aquel día se acerca. (RSV)

 

¿Cuanto mas así hay un requisito para trabajar ahora, que cuando fue dado a los Hebreos?

 

Debemos entender que somos hechos vivos juntamente con Cristo. Somos levantados juntamente con Cristo (Ef. 2:6). Estábamos muertos por el pecado. Caminamos con Satanás y las corrientes de este mundo según el espíritu que opera en los hijos de desobediencia bajo Satanás. Fuimos conducidos por lujurias o deseos de la carne y la mente, y fuimos por naturaleza hijos de ira, como los demás siguen siendo tales hijos (Ef. 2:1-3). Su mente carnal es enemistad hacia Dios y Su sistema (Ro. 8:7). Dios nos ha levantado de esta muerte y nos ha hecho algo diferente bajo Jesucristo. A través de Cristo todos nosotros tenemos acceso al Padre por un Espíritu (Ef. 2:18). No somos más desconocidos y extranjeros sino conciudadanos con los santos, y de la Familia de Dios. Somos edificados sobre el fundamento de los Apóstoles y los profetas, Cristo mismo siendo la principal piedra del ángulo, bien coordinado y creciendo en un Templo santo en el Señor. Somos juntamente edificados para morada de Dios a través del Espíritu (Ef. 2:18-22).

Efesios 2:4-22 Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó, 5 aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia sois salvos), 6 y juntamente con él nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús, 7 para mostrar en los siglos venideros las abundantes riquezas de su gracia en su bondad para con nosotros en Cristo Jesús. 8 Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; 9 no por obras, para que nadie se gloríe. 10 Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas. 11 Por tanto, acordaos de que en otro tiempo vosotros, los gentiles en cuanto a la carne, erais llamados incircuncisión por la llamada circuncisión hecha con mano en la carne. 12 En aquel tiempo estabais sin Cristo, alejados de la ciudadanía de Israel y ajenos a los pactos de la promesa, sin esperanza y sin Dios en el mundo. 13 Pero ahora en Cristo Jesús, vosotros que en otro tiempo estabais lejos, habéis sido hechos cercanos por la sangre de Cristo. 14 Porque él es nuestra paz, que de ambos pueblos hizo uno, derribando la pared intermedia de separación, 15 aboliendo en su carne las enemistades, la ley de los mandamientos expresados en ordenanzas, para crear en sí mismo de los dos un solo y nuevo hombre, haciendo la paz, 16 y mediante la cruz reconciliar con Dios a ambos en un solo cuerpo, matando en ella las enemistades. 17 Y vino y anunció las buenas nuevas de paz a vosotros que estabais lejos, y a los que estaban cerca; 18 porque por medio de él los unos y los otros tenemos entrada por un mismo Espíritu al Padre. 19 Así que ya no sois extranjeros ni advenedizos, sino conciudadanos de los santos, y miembros de la familia de Dios, 20 edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo mismo, 21 en quien todo el edificio, bien coordinado, va creciendo para ser un templo santo en el Señor; 22 en quien vosotros también sois juntamente edificados para morada de Dios en el Espíritu. (RSV)

 

Éste es el don de Dios. Nadie puede presumir de esta construcción, que es de Dios en la fundación de Cristo. Somos un sacerdocio santo. Somos una nación de reyes y sacerdotes (Apo. 5:10). La congregación es un sacerdocio real y el Cuerpo de Cristo. No puede haber organización establecida que busque la separación de los elegidos en dos grupos – de sacerdotes y laicos – donde la acción del Espíritu Santo es negada a los elegidos y a los miembros le es negada una voz y una participación en la organización. Ésta es una doctrina de los Nicolaitas, y Cristo dice que él odia su doctrina (Apo. 2:6). Ninguna iglesia que establece la doctrina de los Nicolaitas tiene la bendición de Jesucristo (vea el papel Los Nicolaitas (No. 202)). Ningún individuo puede ser excusado de sus deberes por la abrogación de responsabilidad dentro de tal grupo.

 

Tal división inducida niega el sacerdocio de la congregación de los elegidos y es satánica. Inducir división e indolencia es también de una mente carnal. El seguir hombres es carnalidad.

Efesios 3:3-21 Que por revelación me fue declarado el misterio, como antes lo he escrito brevemente, 4 leyendo lo cual podéis entender cuál sea mi conocimiento en el misterio de Cristo, 5 misterio que en otras generaciones no se dio a conocer a los hijos de los hombres, como ahora es revelado a sus santos apóstoles y profetas por el Espíritu: 6 que los gentiles son coherederos y miembros del mismo cuerpo, y copartícipes de la promesa en Cristo Jesús por medio del evangelio, 7 del cual yo fui hecho ministro por el don de la gracia de Dios que me ha sido dado según la operación de su poder. 8 A mí, que soy menos que el más pequeño de todos los santos, me fue dada esta gracia de anunciar entre los gentiles el evangelio de las inescrutables riquezas de Cristo, 9 y de aclarar a todos cuál sea la dispensación del misterio escondido desde los siglos en Dios, que creó todas las cosas; 10 para que la multiforme sabiduría de Dios sea ahora dada a conocer por medio de la iglesia a los principados y potestades en los lugares celestiales, 11 conforme al propósito eterno que hizo en Cristo Jesús nuestro Señor, 12 en quien tenemos seguridad y acceso con confianza por medio de la fe en él; 13 por lo cual pido que no desmayéis a causa de mis tribulaciones por vosotros, las cuales son vuestra gloria. 14 Por esta causa doblo mis rodillas ante el Padre de nuestro Señor Jesucristo, 15 de quien toma nombre toda familia en los cielos y en la tierra, 16 para que os dé, conforme a las riquezas de su gloria, el ser fortalecidos con poder en el hombre interior por su Espíritu; 17 para que habite Cristo por la fe en vuestros corazones, a fin de que, arraigados y cimentados en amor, 18 seáis plenamente capaces de comprender con todos los santos cuál sea la anchura, la longitud, la profundidad y la altura, 19 y de conocer el amor de Cristo, que excede a todo conocimiento, para que seáis llenos de toda la plenitud de Dios. 20 Y a Aquel que es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos, según el poder que actúa en nosotros, 21 a él sea gloria en la iglesia en Cristo Jesús por todas las edades, por los siglos de los siglos. Amén. (RSV)

 

Las obras de cada grupo son puestas a prueba y el fuego quema a aquellos que son débiles y pobres en el conocimiento de la Fe. Por esto es que las iglesias son probadas y su ministerio es probado por fuego. La basura es dejada como escoria y Cristo sigue adelante con aquellos que oyen la voz del pastor. Nadie reclama la lealtad de los elegidos. Sólo Cristo tiene eso, pero sólo a través del poder de Dios. Todos somos leales a Dios solamente, pues Cristo es de Dios.

 

Cada miembro debe agruparse con aquellos de un mismo pensar en el Espíritu Santo. Los miembros deben llevar a cabo actividades de acuerdo con la ley de Dios y las leyes de la tierra en la cual ellos operan. Dónde las leyes de la tierra entran en conflicto con las Leyes de Dios entonces la Iglesia debe resistir la persecución a través de la obediencia. Cada grupo debe formarse de acuerdo a una serie de reglas para la correcta descarga de responsabilidades físicas y financieras colocadas en ellos por la ley. Las leyes del diezmo requieren el pasar el diezmo a una estructura grupal, que es identificado como haciendo el trabajo de Dios dentro de la ley y el Testimonio. Los grupos deben devolver el diezmo del diezmo al cuartel general del grupo. Los grupos deben actuar para descargar las responsabilidades colocadas en ellos por Jesucristo.

 

Así, es obvio que ningún individuo puede entrar en el Reino de los Cielos si no se reúne y descarga la comisión de la Iglesia. Pablo dijo: “El que no trabaja, que no coma”. El Cuerpo de Jesucristo es ordenado. Está estructurado para lograr el trabajo de Dios. Aquellos que son parte de él, debe trabajar para el beneficio de la Iglesia y deben esforzarse por ser un ejemplo, trabajar día y noche para la gloria de Dios y transmitir Sus Leyes expresas u orden de Leyes y el Testimonio de Jesucristo. Que cada uno sea un ejemplo para la Fe y la construcción de un edificio sano que resistirá el paso del tiempo.

 

2 Tesalonicenses 3:6-15 Pero os ordenamos, hermanos, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que os apartéis de todo hermano que ande desordenadamente, y no según la enseñanza que recibisteis de nosotros. 7 Porque vosotros mismos sabéis de qué manera debéis imitarnos; pues nosotros no anduvimos desordenadamente entre vosotros, 8 ni comimos de balde el pan de nadie, sino que trabajamos con afán y fatiga día y noche, para no ser gravosos a ninguno de vosotros; 9 no porque no tuviésemos derecho, sino por daros nosotros mismos un ejemplo para que nos imitaseis. 10 Porque también cuando estábamos con vosotros, os ordenábamos esto: Si alguno no quiere trabajar, tampoco coma. 11 Porque oímos que algunos de entre vosotros andan desordenadamente, no trabajando en nada, sino entremetiéndose en lo ajeno. 12 A los tales mandamos y exhortamos por nuestro Señor Jesucristo, que trabajando sosegadamente, coman su propio pan. 13 Y vosotros, hermanos, no os canséis de hacer bien. 14 Si alguno no obedece a lo que decimos por medio de esta carta, a ése señaladlo, y no os juntéis con él, para que se avergüence. 15 Más no lo tengáis por enemigo, sino amonestadle como a hermano. (RSV)

 

Manténgase alejado de aquellos que viven en la ociosidad. Así, aquellos que no trabajan por la Fe deben ser amonestados. No coma pan de hombres sin pagar. Esto se aplica a la estructura social de un sistema físico pero, más en particular, al sistema espiritual de la Iglesia de Dios. Las viudas y los jubilados y los desempleados y los lisiados deben ser cuidados. Porque si alguno no provee para los suyos, y mayormente para los de su casa, ha negado la fe, y es peor que un incrédulo. (1 Ti. 5:8). Sin embargo, cada uno debe trabajar según sus dones y habilidad. Esto se aplica no sólo a la familia y la nación sino que también a la familia de Dios. Él que no trabaja para la Iglesia para fomentar la Fe niega la Fe y es peor que un incrédulo, porque su uso es un miembro que está muerto, o no funciona, o causa ofensas. Es mejor removerlo de modo que no afecte al resto del cuerpo. Es mejor perder un ojo o una pierna que dejar de entrar en el Reino de Dios (Mat. 18:1-14). Cuánto más esto se aplica al Espíritu y al Cuerpo de Jesucristo. Si un miembro afecta el Cuerpo, córtelo para que las otras partes no sufran.

Mateo 18:1-14 En aquel tiempo los discípulos vinieron a Jesús, diciendo: ¿Quién es el mayor en el reino de los cielos? 2 Y llamando Jesús a un niño, lo puso en medio de ellos, 3 y dijo: De cierto os digo, que si no os volvéis y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos. 4 Así que, cualquiera que se humille como este niño, ése es el mayor en el reino de los cielos. 5 Y cualquiera que reciba en mi nombre a un niño como este, a mí me recibe. 6 Y cualquiera que haga tropezar a alguno de estos pequeños que creen en mí, mejor le fuera que se le colgase al cuello una piedra de molino de asno, y que se le hundiese en lo profundo del mar. 7 ¡Ay del mundo por los tropiezos! porque es necesario que vengan tropiezos, pero ¡ay de aquel hombre por quien viene el tropiezo! 8 Por tanto, si tu mano o tu pie te es ocasión de caer, córtalo y échalo de ti; mejor te es entrar en la vida cojo o manco, que teniendo dos manos o dos pies ser echado en el fuego eterno. 9 Y si tu ojo te es ocasión de caer, sácalo y échalo de ti; mejor te es entrar con un solo ojo en la vida, que teniendo dos ojos ser echado en el infierno de fuego. 10 Mirad que no menospreciéis a uno de estos pequeños; porque os digo que sus ángeles en los cielos ven siempre el rostro de mi Padre que está en los cielos. (RSV).

[11 Porque el Hijo del Hombre ha venido para salvar lo que se había perdido. (En la KJV no en la RSV)]

12 ¿Qué os parece? Si un hombre tiene cien ovejas, y se descarría una de ellas, ¿no deja las noventa y nueve y va por los montes a buscar la que se había descarriado? 13 Y si acontece que la encuentra, de cierto os digo que se regocija más por aquélla, que por las noventa y nueve que no se descarriaron. 14 Así, no es la voluntad de vuestro Padre que está en los cielos, que se pierda uno de estos pequeños. (RSV)

 

Los hijos del Reino son aquellos que aprenden como niños. Absorben el conocimiento y hacen preguntas sin engaño y buscan sabiduría constantemente. No les causan tentación a los demás sino que trabajan para la Fe y para la edificación de los demás. Saben lo que creemos y proclamamos sin temor. Examinad todo (1 Tes. 5:21), prueban lo que es bueno y lo toman (Ro. 12:2), y se prueban ellos mismos (2 Co. 13:5). Si somos desafiados, entonces sigamos la verdad. Un ministerio que enseña por salario y dice que el Señor permanece entre ellos (Miq. 3:11-12) es peor que nada en absoluto. Son guías ciegos como eran los fariseos antes de ellos (Mat. 23:16-39). Dios dispersa a las ovejas y luego las recupera de la mano de estos pastores falsos (vea Eze. 34). Cada uno de los elegidos tiene la responsabilidad de corregir errores y trabajar por la verdad (ref. el papel Midiendo el Templo (No. 137)).

 

Si un miembro es ocioso, no lo deje comer del trabajo de los demás. Deje toda labor, día y noche, para predicar el Reino de Dios. Unas labores sacerdotales sabáticas continuamente y no sólo en el sábado. Todos somos reyes y sacerdotes de la Iglesia de Dios. Permita a cada uno trabajar para el beneficio de todos.

 

Los individuos deben contactar al grupo que predica la verdad – toda la verdad, y no sólo aquello que es conveniente. Los grupos deben formarse localmente y el individuo debe actuar para unirse con otros de la verdad, para predicar la verdad a otros y formar tales grupos. Ningún individuo puede entregar su salvación o su responsabilidad delante de Dios a ningún ministro u otra persona. Ningún grupo de ministros puede proponerse para representar y absolver a los individuos en su relación con Dios.

 

Un ministro es un maestro y sólo puede considerar enseñar cuando el conocimiento que él tiene es verdadero y mayor que el de aquellos a los que enseña. El objetivo del ministerio es hacerse redundante y convertirse en un miembro participante de un equipo educativo. Cada maestro debe desear que cada uno de sus alumnos pueda reemplazarlo o reproducir lo que él está desempeñando. Sólo cuando un discípulo sabe tanto como su maestro, o puede contribuir al cuerpo de conocimientos, hace al maestro verdaderamente exitoso. El Espíritu Santo es el mecanismo por el cual el conocimiento es revelado, por lo que siempre es probable que los alumnos puedan crecer en proporciones más rápidas que el maestro, dependiendo en la relación del individuo con Dios en el Espíritu Santo. No llame a ningún hombre rabí o maestro porque todos tenemos un educador, y Maestro, Jesucristo (Mat. 23:8,10; KJV incorrectamente duplica maestro). No llamamos a ningún hombre padre porque solo tenemos a Dios como nuestro Padre (Mat. 23:9).

 

Los individuos, por lo tanto, tienen una responsabilidad para acceder a la información y distribuir la Verdad tan largo y tan rápido como sea posible. Donde la Verdad está siendo promulgada, es donde Cristo está trabajando. La opinión de las actividades de la Iglesia basada en individuos y la acepción de personas es pecado y transgresión de las Leyes (Stg. 2:1-10). Ninguna iglesia que practica acepción de personas e individuos, o una relación de ministerio/laico en acepción personas, es de Dios o permanecer en Dios por mucho tiempo (vea el papel Acepción de Personas (No. 221))

 

Así, antes que la destrucción final del sistema de la Bestia pueda ser consumada, debe haber un proceso continuo de enseñanza y hacer discípulos de los elegidos, quienes son predestinados para ser llamados en el Cuerpo de Cristo (Rom. 8:29-30). El proceso es por consiguiente trabajo específico. Los elegidos deben trabajar juntos, y si es necesario deben pagar con sus vidas por la Fe.

 

Es evidente que los sistemas de abuso dentro de las Iglesias de Dios en el siglo veinte dieron a algunas personas la idea o la excusa que no necesitan reagruparse y trabajar juntos, porque ya no confían en organizaciones. Esos son disparates. Eso es lo equivalente a decir que, “no confío en el Espíritu Santo para actuar y controlar a los elegidos”. Cada uno fue probado en la Fe para probar sus creencias y la mayoría fue encontrada deficiente. Simplemente, mire aquellos que se proponen actuar en nombre de Jesucristo. Los sistemas que le niegan la franquicia al Cuerpo de la Iglesia son inexplicables, y niegan la doctrina del sacerdocio de los elegidos. Sin embargo, los elegidos pueden y deben reorganizarse en grupos constitucionales trabajando juntos dentro de un marco legalmente responsable de hermanos de igual pensamiento. De igual pensamiento no significa acuerdo subordinado monótono o aquiescencia.

 

Ningún miembro del cuerpo de Cristo puede prepararse para el Reino de Dios sin el ejercicio de razón y facultad de decisión en el Espíritu Santo. Cada persona debe prepararse tan completamente como sea posible para ejercer liderazgo. Cada grupo debe ser tan fuerte y tan independiente como sea posible a fin de resistir la apostasía y la persecución. Cada Iglesia debe ser tan entretejida como sea posible para asegurar eficiencia administrativa global e interacción. La doctrina viene de una fuente coherente hábilmente sostenida por un grupo bien estructurado de creyentes guiados en el espíritu. Sólo por interacción grupal tal trabajo puede ser logrado. Las organizaciones que niegan la toma de decisiones a los grupos generales no son responsables e invitan al desastre y abuso. El uso sin restricción de poder por un ministerio es anticristo. Las naciones señorean sobre su pueblo. No será así con nosotros (Mr. 10:42-44).

Marcos 10:42-44 Más Jesús, llamándolos, les dijo: Sabéis que los que son tenidos por gobernantes de las naciones se señorean de ellas, y sus grandes ejercen sobre ellas potestad. 43 Pero no será así entre vosotros, sino que el que quiera hacerse grande entre vosotros será vuestro servidor, 44 y el que de vosotros quiera ser el primero, será siervo de todos. (RSV)

 

Así los líderes deben servir y el jefe es un esclavo de todos. No puede haber distinción en el cuerpo de los elegidos que niega poder en el Espíritu Santo o franquicia a cualquier.

 

El individuo también debe asegurar que él/ella actúa dentro de un grupo a fin de asegurar que tienen un cuerpo y conocimiento integral de información a fin de continuar bajo la persecución. Así, la confianza en un sistema ministerial centralizado contiene las semillas de su propia destrucción. La combinación de recursos es necesaria para la producción de materiales de calidad y mensajes. Así la buena mayordomía es esencial. La interacción individual es esencial; La interacción grupal es esencial; El bienestar de los necesitados es obligatorio. Así, las organizaciones son inevitables. Aquellos que niegan la congregación de todos, niegan la capacidad de llevar a cabo la comisión dada a la Iglesia. Ningún individuo puede ser una iglesia. Sólo un grupo de individuos de igual pensamiento unidos en el Espíritu Santo puede ser una Iglesia de Dios. Sólo una iglesia como esa – y una que trabaja – esta viva y entrará en el Reino de Dios en la Primera Resurrección. Si su grupo no tiene sana doctrina publicada, únase a uno que si la tenga.

 

Es también difícil de explicar porqué las personas no se reúnen cuando sostienen las mismas doctrinas. Los miembros bautizados, quienes no están en un estado de pecado, están obligados a reunirse. El no hacerlo es arrogancia moral y pecado.

 

Hay mucho trabajo por hacer antes de que se haga imposible para cualquier hombre trabajar. Todos nosotros debemos preguntarnos:

·   ¿Estamos acarreando nuestro peso?

·   ¿Estamos escondiendo nuestro talento?

·   ¿Qué trabajo constructivo para la Fe hemos hecho últimamente?

·   ¿Estamos sentados en casa con un rollo de documentación de otras personas pero sin ayudar a ninguno?

·   ¿Cuándo fue la última vez que asistimos a los servicios, o a la Pascua, o a la Fiesta con otros?

 

Si cada uno de nosotros no esta activo, reuniéndose con los demás, y no asiste a la Pascua, no somos candidatos para el Reino en la Primera Resurrección.

 

¡Actúe ahora! Trabaje por la Fe entre aquellos que se preocupan por la Verdad y las Leyes de Dios. Pregunte qué hacemos para la Fe, no lo que hacemos para nosotros.

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