Iglesias Cristianas de Dios
[CB58]
Jefté
(Edición 1.0 13052006-13052006)
Jefté el Galaadita era un poderoso guerrero, pero
vivía rechazado por la sociedad y sus medios hermanos lo echaron de la familia.
Cuando Galaad estaba en problemas, los ancianos recurrieron a el y pidieron su
ayuda y le hicieron líder sobre ellos. Este papel ha sido adaptado de los
capítulos 66-67 de Bible Story Volume III por Basil Wolverton, Publicado
por Ambassador College Press.
Christian Churches of God
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(Derechos reservados ã 2006 Iglesias Cristianas de Dios,
ed. Wade Cox)
(tr. 2009)
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Jefté
Continuamos aquí del papel Abimelec El Rey
Falso (NoCB57).
Dios elige a
quien el hombre rechaza
Mientras tanto,
cerca de la frontera Este del territorio de Manases en Galaad, había un hombre
robusto por el nombre de Jefté. Su padre era Galaad de la tribu de Manases,
pero como su madre no era la esposa legal de su padre, sus medios hermanos
(quiénes cuya madre si era la esposa legal de su padre) no le permitieron
recibir su herencia. Menospreciado por su familia, Jefté salió de casa cuando
era hombre muy joven y se estableció en las formas de vida de la tierra salvaje
(Jue. 11:1-3).
Él se hizo bien
adiestrado en montar a caballo, cazar y pelear. Eventualmente él se fortaleció
a sí mismo como un líder tribal, el constructor de un pequeño ejército privado
que era el miedo de las feroces tribus nómadas y el protector de los débiles y
de los pobres. Jefté era realmente una clase de capitán de unos pocos hombres
mejor que piratas desérticos astutos, pero se hizo respetado y famoso en su
parte del país. Él tenía una reputación de tomar botines sólo de bandas de
asesinos y ladrones crueles, especialmente Amonitas.
En Mizpa crecía
una gran preocupación acerca de quién debía ser escogido para dirigir el
ejército de Israel. Ellos ahora comprendieron que el hombre al que habían
echado era su única esperanza. Los ancianos de Galaad fueron a buscar a Jefté a
la tierra de Tob. “Vamos, se nuestro comandante, así podemos luchar contra los
Amonitas”, dijeron (Jue. 11:4-6).
Jefté dijo,
“¿No me odiaban ustedes a mí y me echaron fuera de la casa de mi padre? ¿Por
qué vienen a mí, ahora cuando están en problemas?”
Los ancianos
explicaron, " Sin embargo venimos aquí a pedir tu ayuda en contra de los
Amonitas. Tú serás nuestro líder, sobre todos los que viven en Galaad (vv.
7-8.)
Jefté contestó,
" ¿Si yo tomo su ejército en contra de los Amonitas, y Dios me da la
victoria, seré yo en realidad líder de ustedes?”
Los ancianos
contestaron, “El Señor es nuestro testigo; Ciertamente haremos como tu digas.”
Así que Jefté fue con ellos a Galaad y él fue hecho líder y comandante sobre
ellos (vv. 9-11).
Días más tarde
en Mizpa, Jefté envió mensajeros al rey de Amón, quien acampaba con un ejército
grande al sur del Rio Jaboc en el territorio de Gad. Él preguntó al rey por qué
había venido a pelear contra las tribus del noreste de Israel.
Los mensajeros
regresaron prontamente con una corta respuesta de parte del rey de los
Amonitas: " Los Israelitas tomaron mi tierra cuando subían de Egipto.
Estoy aquí con mi ejército para exigir que me la devuelvan. Es todo el
territorio al este del Jordán entre el rio Arnon y el río Jaboc" (Jue.
11:12-13).
Jefté le envió
de regreso un mensaje al rey: “Israel no tomó tierra de Moab o tierra de los
Amonitas.
" Cuándo
Israel subió de Egipto por el camino del desierto, el Mar Rojo y Cades, fueron
enviados mensajeros al rey de Edom pidiendo permiso para atravesar su tierra.
Él se rehusó. Fue pedido permiso al rey de Moab para pasar pacíficamente a
través de Moab, y él también se rehusó. Después de que los Israelitas habían
acampado en Cades por un tiempo, se enrumbaron hacia el noreste, cuidando de no
entrar en las tierras de Edom y Moab, o de molestar a esas personas mientras
pasaban.
“Israel envió
mensajeros a Sehon en Hesbon, rey de los Amorreos, pidiendo permiso para
atravesar su tierra. Su tierra es esta tierra ahora en cuestión. Los Amorreos
anteriormente la habían tomado de los Amonitas, y Amón nunca la pudo recuperar.
En lugar de conceder la petición para dejar a Israel pasar por su tierra, el
rey Sehon trató de arrasar a Israel por la espada. Pero él fue derrotado. El
Dios de Israel dio la posesión de la tierra de los Amorreos a Israel.
Incluyendo el territorio del rio Arnon al rio Jaboc, y del rio Jordán hacia el este
en el desierto. ¿Éstos son los linderos de la tierra que reclamas como tuyos?,
sino ¿Entonces por cual reclamas? (Jue.11:14-23).
“Nuestro Dios
tomó esa tierra de los Amorreos y nos la dio. ¿Si Quemos, tu dios, te diera
algo, no sentirías que eres el dueño legítimo? ¡Si es esta la tierra que dices
o cualquier otra tierra, si nuestro Dios destierra a los habitantes delante de
nosotros, poseeremos ese país!
Los amonitas
niegan la decisión de Dios
¿"Tu
consideras que eres mejor que Balac, rey de Moab, quien tuvo mejor criterio que
pelear con Israel sobre los pueblos y el territorio que él sabia que Israel
legítimamente poseía? ¿Reclamó él alguna vez que le deberíamos dar a Moab la
tierra que los Amorreos habían perdido? ¿Si tu sientes que estos lugares que
los Amorreos perdieron deberían ser recobrados de Israel, por qué no hiciste
algo al respecto mucho antes de esto?
“Considerando
todas estas cosas, tu debes admitir honestamente que Israel no ha hecho nada
para causar que tu amenaces la nación o inicies una guerra. ¡Por otra parte, tú
haces lo incorrecto al amenazar una guerra en contra de Israel!
¡"deja al
Dios de Israel, quien es el Dios supremo, que juzgue este asunto entre Israel y
Amón"!
El rey de Amón
le prestó poca atención al mensaje que Jefté le envió (Jue. 11:24-28).
Entonces el
espíritu del Señor vino sobre Jefté. Él cruzo todo Israel del Este reclutando
más soldados y envió mensajeros a través del Jordán para pedirle ayuda a la
tribu de Efraín. Él les dijo a sus oficiales que tuvieran al ejército Israelita
listo para moverse. Mientras las preparaciones estaban siendo hechas, Jefté
tontamente pronunció un voto muy inusual e impropio, pensando que su
oportunidad para la victoria sería mayor si él le prometía algo a cambio a Dios
(Jue. 11:29-31; 12:1-2).
¡"si nos
das éxito en la batalla y si me es permitido regresar en paz, entonces dedicare
a ti lo que sea que salga primero de mi puerta a encontrarme," él dijo a
Dios, "y, lo prepararé como un sacrificio por fuego!
Dios no aprobó
este voto hablado tontamente y seguramente habría ayudado a Jefté lo mismo que
si él no lo hubiera hecho. Pero a pesar de lo qué Dios pensara acerca del voto,
él ayudó a Israel a arremeter contra los Amonitas con fuerte resistencia. La
batalla rugió sobre un área de treinta millas que envolvía veinte pueblos.
Cuando termino, los Amonitas estaban completamente derrotados (vv. 32-33).
Pero el
agradable sabor de la victoria pronto se volvió amargo para Jefté. Su coraje y
su integridad habían traído victoria pero su falta de juicio trajo pena. Cuando
él se acercó a su casa en su regreso del campo de batalla al Este del Jordán,
su joven hija (su única hija) vino bailando fuera de la casa.
¡Él se detuvo
sin habla, recordando que él había jurado dedicarle a Dios cualquiera que
viniera a encontrarle! (Jue.11:34).
Haciendo lo que
parece estar bien
Entonces el
recordó el voto que había hecho a Dios antes de la batalla. Jefté estaba tan
perturbado que rasgó su abrigo a trizas. Como su hija corrió a encontrarle, él
la agarró en un abrazo cariñoso. Luego él le contó a ella sobre el voto que
había hecho. Fue una sacudida para ella, pero ella no se quejó.
"Si tu has
hecho un voto a Dios," ella le dijo a su padre, " entonces lo debes
conservar. Dios te ha dado una victoria sobre los Amonitas, como pediste, así
también haz conmigo según tu promesa en este asunto”.
Un voto a Dios
es algo que debería hacerse muy raras veces, si acaso una vez. Jefté comenzó a
darse cuenta de que había sido muy tonto en hacer un voto tan imprudente. Pero,
pensando que un voto lo ataba, él determinó cargarlo, si bien Dios ciertamente
desaprueba tal acto.
¡"Antes de
ir," la hija de Jefté le dijo, " me
gustaría tomar dos meses para visitar a mis amigos que viven en lugares
diversos en las montañas cercanas, pues nunca los veré otra vez"!
Jefté
fácilmente estuvo de acuerdo (Jue. 11:35-38). Al final de dos meses ella
obedientemente regresó a casa. La Biblia no explica los detalles de qué
ocurrió. Meramente concluye: “... ella volvió a su padre, quien hizo con ella
según el voto que había prometido solemnemente..." (Jue. 11:39). Sin
embargo algunos comentaristas han pensado que Jefté conservó a su hija como
virgen perpetua, los judíos y la mayoría de comentaristas han entendido esta
historia trágica como está explicada en la Versión Autorizada de la Biblia.
La lección aquí
es que ninguna persona está atada en Israel por un voto, lo cual abre brecha en
la ley de Dios. Jefté aprendió una lección poderosa. Él descubrió, a través de
esta tragedia, la lección verdadera de fe – qué uno no tiene que jurar a Dios
para que realice lo que él ha prometido. Lo que Dios espera es que aprendamos a
confiar en Él en todo. Cuando Jefté finalmente aprendió esa lección, él se
convirtió en un ejemplo sobresaliente de fe. Aun Pablo se refirió a él en
Hebreos 11:32 como uno de los ejemplos sobresalientes de fe en el antiguo
testamento.
Más tarde se
convirtió en una costumbre en Israel que las mujeres jóvenes debían pasar
cuatro días de cada año expresando pesar por la hija de Jefté (Jue. 11:40).
Jefté y Efraín
Los hombres de
Efraín estaban ofendidos porque no les había sido dada parte de la gloria que el ejército de Jefté gano al oponerse a
los Amonitas. De hecho, Estaban tan fastidiados que forjaron un ejército y cruzaron
sobre Zafon para confrontar a Jefté.
¿"Por qué
no dejaste que fuéramos a la batalla contra los Amonitas"? Enojadamente
preguntaron. ¡ Vamos a prenderle fuego a tu casa e incendiarla contigo "!
"No había
tiempo para perder, en la preparación contra los Amonitas," él explicó.
“Si ustedes hubieran querido ayudar, ustedes pudieron haber ofrecido
voluntariamente cualquier número de hombres que hayan reunido rápidamente
cuando les pedí ayuda. Pero ustedes no enviaron a nadie. Así que ahora ustedes
no tienen ninguna buena razón para quejarse. Miles de hombres, incluyéndome, se
jugaron sus vidas en contra del enemigo, pero Dios los entrego a nosotros y el
asunto está terminado. ¿Por lo tanto, Cual es su razón para traer un ejército a
luchar contra mí"? (Jue. 12:1-3).
¡" Ustedes
los hombres del área Galaad son renegados de Efraín y Manases!" Gritaron.
¡"ustedes son sólo los parias y la escoria de Israel"!
Estos insultos
sin fundamento hirieron a los Galaaditas, y no fue mucho después que una
batalla inicio.
Los Efrainitas
habían venido como los enojados, pero los hombres de Jefté, después de todo
esos comentarios ofensivos, tuvieron mayor cólera, y cayeron en contra de sus
hermanos con tal poder que rápidamente derrotaron a los hombres de Efraín,
quienes rompieron filas y escaparon con miedo y confusión en todas las
direcciones. Jefté sabia que eventualmente todos ellos se moverían a cruzar el
Jordán hacia el Oeste para regresar a su territorio hacia el sur, así que el
les ordenó a sus hombres correr a los lugares en el río donde era posible
cruzarlo. Él consideró que las personas que tuvieran una actitud tan miserable
deberían ser castigadas, y Dios le permitió hacer justamente eso.
Al principio
los Galaaditas tuvieron dificultad en identificar a las personas porque había
tantos cruzando el Jordán. Para lograr en forma segura comunicarse, los
Efrainitas trataron de fingir ser personas del Este del Jordán a fin de no ser
atacados. Luego alguien pensó acerca de una buena manera para determinar cual
era Efrainita. Cada hombre, cuando se acercaba al río, recibió instrucciones de
pronunciar la palabra "shibolet". Las personas que estaban al Este
del Jordán podrían pronunciar eso correctamente, pero los Efrainitas, por su
manera particular de hablar, no podían decir "shibolet" pero
insistían en que era "sibolet". Todos esos que pronunciaron mal la
palabra fueron asesinados. ¡Para cuando el asunto fue acabado, cuarenta y dos
mil Efrainitas estaban muertos! (Jue. 12:4-6).
Jefté
experimentó esta guerra con sus hermanos por su error en hacer un voto a Dios.
Jefté guió a Israel por seis años. Luego murió y fue enterrado en Galaad (v.
7).
Ibzan, Elon y
Abdón
Durante los
siguientes veinticinco años otros tres jueces rigieron esa parte de Israel.
Estos fueron:
Ibzan de Belén
que guió a Israel por siete años. Él tenía
treinta hijos y treinta hijas. Él dejo a sus hijas casarse fuera de su
clan y trajo treinta mujeres jóvenes de fuera de su clan como esposas para sus
hijos. Esto representa el concilio interior.
Cuando él
murió, Elon Zabulonita guió a Israel por diez años.
Después de
Elon, Abdón de Piraton guió a Israel por ocho años. Él tenía cuarenta hijos y
treinta nietos que montaban sobre setenta asnos. Esto representa al concilio
total de los setenta restaurados.
Ninguno de
ellos hizo algo particularmente extraordinario, pero en esos años hubo un grado
de paz y prosperidad en esa región (Jue. 12:7-15).
El nacimiento
de Sansón
Otra vez los
Israelitas hicieron lo malo a los ojos del Señor, así es que el Señor los
entregó en las manos de los filisteos por cuarenta años.
En esos días
había un Danita llamado Manoa que vivía en el pueblo de Zora, el cual estaba en
el territorio de Dan cerca de la frontera entre Dan y Judá. Estaba cerca de
veinte millas al Oeste de Jerusalén, y en la tierra ocupada por los filisteos.
Manoa había
estado casado por varios años, y aunque él esperó criar una familia numerosa,
su esposa no tuvo hijos. Como el tiempo siguió, la pareja tuvo que afrontar la
posibilidad que la esposa de Manoa era incapaz de tener hijos.
Un día cuando
la esposa de Manoa estaba sola, el ángel del Señor se apareció ante ella y
dijo, " sé que no has podido tener hijos, pero quiero que sepas que pronto
darás a luz un hijo. Escucha mis instrucciones. Este niño estará bajo el voto
de un Nazareo desde su nacimiento hasta el día de su muerte. Tú no debes beber
vino o sidra y no debes comer ninguna comida inmunda. ¡Este hijo de ustedes
será una persona muy especial que comenzará a llevar a Israel fuera del poder de
los filisteos"! (Jue. 13:1-5).
Lo que la
esposa de Manoa hizo después será relatado algunos párrafos más tarde. El voto
de un Nazareo debería ser explicado primero. Cuando los Israelitas acamparon en
el Monte Sinaí y recibieron de Dios completas instrucciones de como debían
conducirse correctamente, esas direcciones incluían lo que debería hacerse si
uno decidía darse a sí mismo o a sí misma en servicio especial para Dios por
cualquier período de tiempo escogido, ya sea por un mes, un año, o varios años.
Esta promesa para entrar en tal servicio especial fue conocida como el voto de
un Nazareo.
Alguien que
hacia tal voto debía hacer tres cosas: No tomar bebidas alcohólicas ni consumir
uvas o cualquier producto de las uvas como vinagre o pasas; no tocar ningún
cadáver; no cortarse el pelo (Núm. 6).
El hijo de Manoa debía observar estas reglas toda su vida, y la esposa de Manoa
debió observarlas hasta que su hijo fuera destetado.
Los votos de un
Nazareo no fueron necesarios desde el Mesías que no fue un Nazareo. Del
registro bíblico, en ninguna etapa en el ministerio de Cristo él tomó los votos
de un Nazareo.
Cuando Manoa
regresó, su esposa inmediatamente fue a el y excitadamente le dijo lo que había
tenido lugar.
¡" Le pedí
su nombre pero él ni contestó mi pregunta ni me dijo de donde había
venido"! Ella exclamo (Jue. 13:1-7).
Luego Manoa oró
a Dios y pidió que el ángel del Señor fuera enviado otra vez para enseñarles
cómo criar al niño que iba a nacer.
Unos días más tarde, cuando la esposa de Manoa estaba fuera, en el campo
el ángel del Señor vino otra vez, pero su marido no estaba con ella. Ella
corrió donde su marido para decirle que la persona que predijo que ella tendría
un hijo estaba otra vez presente. Manoa volvió rápidamente con su esposa para
encontrar a un hombre que era exactamente igual a la descripción que ella le
había dado días antes
¿"Es usted
el que habló con mi esposa uno pocos días atrás"? Manoa preguntó un poco
con vacilación.
"Soy el
mismo," el desconocido contestó. "Usted predijo que tendríamos un
hijo," Manoa siguió. "nos gustaría saber con más detalles cómo lo
deberíamos criar".
“ya le he dado
indicaciones a su esposa," el desconocido contestó. "Si las
mantienen, prosperarán. Él luego repitió esas instrucciones para refrescar sus
memorias (Jue. 13:8-14).
Manoa le pidió
al hombre que se quedara hasta que un chivo pudiera ser asado para un banquete
especial. El desconocido dijo a Manoa que él no se quedaría a comer, pero que
si tenia el deseo de cocinar carne, debería ser ofrecida como un sacrificio
para Dios.
Cuanto más
Manoa hablaba con el desconocido, más curiosidad tenía sobre su identidad.
¿"Cual es
su nombre"? Él finalmente inquirió atrevidamente. "nos gustaría
saberlo de modo que le podamos honrar correctamente cuándo sus predicciones
sean hechas realidad y nuestro hijo nazca".
"Por ahora
deberías comprender que mi nombre debería ser guardado en secreto," el
desconocido contestó. "Por eso no deberías indagar acerca de eso".
Manoa todavía
no entendía quién era el hombre, pero hizo como sugirió y colocó un chivo
preparado sobre una gran roca cercana de parte superior plana. Cuando él dio un
paso atrás para recoger algunas varas para hacer un fuego, el desconocido
señaló la roca. ¡Las llamas subieron rápidamente de ella! ¡Luego, como Manoa y
su esposa se quedaron con la mirada fija, él dio un paso encima de la roca y
milagrosamente se proyecto hacia arriba con las llamas y el humo!
Manoa y su
esposa estaban tan alarmados por lo visto y por la comprensión repentina que
este hombre era un visitante de Dios, que cayeron temerosamente sobre la
tierra. Cuando finalmente miraron alrededor, no vieron señal del desconocido
(Jue.13:15-20).
¡"Debemos
haber visto a Dios"! Manoa masculló. ¡"Nadie puede mirar a Dios y
vivir! ¡Seguramente moriremos por esto "!
Su esposa no
estaba tan alarmada al respecto. Ella le confortó señalando que si Dios tenia
la intención de matarlos, no habría aceptado el sacrificio y no les habría
dicho que pronto tendrían un hijo (Jue. 13:21-23).
La pareja
realmente no había visto al Padre Eterno. El desconocido era el Mensajero de
Dios, y que más tarde se convirtió en la persona de Jesucristo.
Eventualmente
un hijo le nació a la esposa de Manoa. Él fue llamado Sansón. Él creció para
ser un joven excepcionalmente fuerte que sentía muy fuertemente que algo
debería hacerse para liberar a su gente del control y la influencia de los
filisteos paganos.
El ángel de
Jehová arregló la liberación de Israel de los filisteos por la mano de Sansón.
Hemos aprendido en las lecciones previas que este Ángel es el que más tarde se
convirtió en la persona de Jesucristo. Sansón fue apartado desde su nacimiento
como un ser santo para el Señor. Ésta es la predestinación del elegido desde la
fundación de mundo.
Continuaremos
con la historia de Sansón en el papel Sansón (No. CB59)
Referencias:
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