Iglesias Cristianas de Dios

[CB27]

 

 

 

Entendiendo las Bienaventuranzas

(Edición 2.0 05052005-20122006)

 

Las Bienaventuranzas son nueve declaraciones hechas por Cristo en un sermón que a menudo escuchamos hablar de el pero no a menudo pensamos sobre el. Miraremos lo que quiso decir Cristo con ellas y cómo tienen significado para nosotros en nuestras vidas cotidianas.

 

 

 

Christian Churches of God

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(Derechos reservados 2005, 2006 Dale Nelson, ed. Wade Cox)

 (tr. 2009)

 

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Entendiendo las Bienaventuranzas

 


Las Bienaventuranzas son una muy importante y famosa parte de un sermón dado por Jesucristo.  Podemos ver lo que él dice en Mateo, capítulo cinco. Son las bendiciones de Dios para su Iglesia y son un modelo en el cual debemos vivir nuestras vidas. Para entenderlas necesitamos ver las palabras cuidadosamente y pensar acerca de lo que quieren decir.

 

La primera Bienaventuranza es, “Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos” (Mt. 5:3). Cuándo leemos esto podríamos pensar, “Eso no tiene sentido, ¿lo tiene?Seguramente el Espíritu de Dios es algo que deseamos mucho.  ¿No queremos ser ricos o llenos del Espíritu como fue Cristo? (Lc. 4:1). ¿Qué esta tratando de enseñarnos Jesucristo? Si leemos este verso en La Biblia Interlinear por Jay P. Green, podemos ver la palabra de Strong's para “pobre”.  Ahora ésta es una palabra griega numerada 4434 y si buscamos la Concordancia Strong's podemos ver que significa “mendigar”. Strong's dice que significa estrictamente que vivimos solo de lo que obtenemos por mendigar. 

 

Ahora que sabemos el significado, este verso tiene sentido. Cristo nos esta diciendo que debemos considerar al Espíritu Santo como el aire, el agua, el albergue y la comida. Sin el Espíritu de Dios moriremos y solo podemos obtenerlo pidiéndoselo a Dios. El Espíritu Santo no es algo que ganemos por trabajar duro, o algo a lo que tenemos derecho. Es algo que tenemos que pedir, y tenemos que pedirlo sabiendo que no podemos vivir la forma de vida que Dios quiere para nosotros sin su espíritu. 

 

Es sólo con el Espíritu Santo que podemos entender las maneras de Dios, y así también hacerlas. Es sólo por entender y hacer las maneras de Dios que podemos ser resucitados para la vida. Es sólo por ser resucitados para la vida que podemos entrar al reino espiritual de Dios.

 

La segunda Bienaventuranza es, “Bienaventurados los que lloran, porque ellos recibirán consolación” (Mt. 5:4). ¿Significa esto que a Dios le gustaría que nosotros estemos tristes, como ser confortados es una cosa tan grande? Sabemos de Apocalipsis 21:4 que Dios va a quitar todo llanto de nuestras vidas.

 

Enjugara Dios toda lagrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte, ni habrá mas llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron. (Apo. 21:4)

 

No es tristeza y la confortación de esa tristeza lo que Dios quiere. Pensemos acerca de esto. Dios nos pide que lloremos por las injusticias y los pecados que vemos alrededor de nosotros en un mundo que no obedece sus Leyes o no entiende su importancia. Él quiere que nosotros queramos lo que él quiere y eso es: Un mundo donde todos vivirán la manera que Dios requiere. En este sistema habrá un Dios, y una forma de culto. Las personas guardaran los Días Santos de Dios. Habrá familias que se amen, honren y aprecien mucho. No habrá asesinatos, robos o mentiras. Las personas se alegrarán por los éxitos de otros y acudirán a los dolores de las personas. Necesitamos entender que este mundo no es el mundo de Dios. Dios ha concedido un supervisor diferente para el tiempo presente, para el beneficio a largo plazo de todos nosotros.

 

Ahora es el juicio de este mundo; ahora el príncipe de este mundo será echado fuera (Jn. 12:31)

 

Sabemos también que no siempre será asi. Tenemos la esperanza y el consuelo de ver hacia el Milenio, que se ejecutara según las Leyes de Dios. Todos entenderán cómo el Plan de Dios cumple el amor de Dios. No es sólo que las personas no lastimarán a otros, sino que también los animales no lastimarán a otros animales.

 

El lobo y el cordero serán apacentados juntos, y el león comerá paja como el buey; y el polvo será el alimento de la serpiente. No afligirán, ni harán mal en todo mi santo monte, dijo Jehová. (Isa. 65:25)

 

Es un consuelo saber por qué las cosas malas ocurren ahora. Dios tiene que dejarnos tomar nuestras propias decisiones y vivir por las consecuencias de esas decisiones para que finalmente entendamos que no podemos hacerlo bien sin él. Lo necesitamos. Él es nuestro Dios y no nuestro igual.  Satanás pecó porque pensó que podía hacerlo del mismo modo o incluso mejor que Dios. Él ahora trata de obligarnos a pensar lo mismo. No podemos ser iguales a Dios. Satanás no puede ser igual a Dios. Cristo no puede ser igual a Dios. Solo Dios nos dará una vida sin sufrimiento únicamente cuando todo su pueblo pueda entender que lo necesitan a él y solo a el. Es sólo entonces que todos pueden entender y no hagan lo que hizo Satanás. Dio puede entonces sentirse confiado en todos nosotros para amarle, como debemos. Es sólo entonces que la segunda muerte puede ser destruida y podemos vivir. Ese es nuestro consuelo. 

 

La tercer Bienaventuranza es, “Bienaventurados los mansos, porque ellos recibirán la tierra por heredad” (Mt. 5:5). ¿Qué quiere decir esto? ¿Dios quiere que las personas se sienten, hagan lo que se les dice, y no muevan el barco? ¿Que significa ser manso? Ésta es una palabra griega Strong's numerada 4239. Esta palabra significa “ser suave” o “ser humilde”. Cristo es nuestro ejemplo en esto. No debemos confundir “débil” con “manso”. Cristo volteó las mesas de cambio en el Templo cuando las personas intercambiaban dinero en el sábado.  Él se enojó por la injusticia y por los pecados hechos por personas que sabían bien. Cristo murió una muerte horrenda con una fortaleza y una fuerza de mente que sólo habría sido encontrada en una persona fuerte, decidida. Él estaba animado y fortalecido con la ayuda del Espíritu Santo concedido por Dios. 

 

Sin embargo, la clave para todo esto es que debemos ser como Cristo y debemos hacer todas las cosas para la alabanza y la gloria de Dios.

Si, pues, coméis o bebéis, o hacéis otra cosa, hacedlo todo para la gloria de Dios. (1Cor. 10:31)

 

Ahora la promesa para nosotros es, si hacemos cosas para la gloria del Padre Eterno y no de nosotros mismos, entonces nos convertiremos en reyes y sacerdotes de esta Tierra. Son los herederos de la Tierra.  Por que él quiere decir que seremos líderes y maestros de otros por nuestro ejemplo en el mundo hoy y literalmente durante el Milenio. 

 

Nuestros hijos hoy, que piensan acerca de Dios primero y son humildes, serán los reyes del futuro durante el Milenio. Para más información acerca de lo qué ocurrirá durante el Milenio vea estos papeles ¿Qué ocurre cuando morimos? (No. CB29) y El Plan de Salvación de Dios (No. CB30)

 

Considere las siguientes cosas que demuestran que ponemos a Dios antes que nosotros y nosotros no haremos un compromiso en lo que se refiere a las reglas que él ha establecido para nosotros ser felices a largo plazo.

·        Nos perdimos esa competencia de fútbol, a pesar que nuestro entrenador nos necesitaba muchísimo, porque se estaba jugando en sábado.

·        Ese examen tuvimos que tomarlo después porque estábamos en la Fiesta.

·        Esa oración por inspiración y nosotros nos acordamos despues de darle gracias a Dios por concederlo.

·        Esa pelea sabíamos que podíamos ganarla pero nos retractamos de todos modos. 

·        Ese comentario a nuestro compañero que sabia mejor conseguir su acto juntos porque nos agradeceria por eso un día.

 

Es solo cuando somos humildes al Único Dios Verdadero que mostramos que somos capaces de enseñarle a otros, y por consiguiente ganar el derecho a ser reyes y sacerdotes como Cristo.

 

La cuarta Bienaventuranza, es, “Bienaventurados los que tiene hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados” (Mt. 5:6). Debemos querer ser justos tan fervientemente como debemos implorar por el Espíritu Santo.  Esta palabra “rectitud” es una palabra griega Strong's numerada 1343, que significa “rectitud” o “equidad de carácter o acción/acto”. Para ser equitativos necesitamos ser limpios y justos en todo lo que hacemos. Debemos saber lo que es justo y cómo juzgar el bien del mal. Necesitamos entender las Leyes de Dios. Para hacer esto necesitamos leer la Biblia y saber y entender sus mandamientos (Dt. 4:8; Hab.1:4; Sal. 119:42). 

 

Por lo cual la ley es debilitada, y el juicio no sale según la verdad; por cuanto el impío asedia al justo, por eso sale torcida la justicia. (Hab 1:4)

 

Los Diez Mandamientos son centrales para nosotros ser justos. Por favor mire los papeles Los Diez Mandamientos (No.CB17) y La Ley de Dios (No.CB25) para mayor información sobre las Leyes de Dios. Es de comprender la Ley que seremos llenos del conocimiento de la voluntad de Dios y sus caminos.

 

No son nuestros estómagos que serán llenos; Son nuestras mentes y corazones. Sabemos de guardar Pentecostés que debemos ser llenos del Espíritu Santo. Vea el papel  Días santos de Dios (CB22).  Es el Espíritu Santo que nos ayuda a aprender y obedecer las Leyes y ser justos (vea el papel ¿Quien es el Espíritu Santo? (No.CB3). Así sabemos que no podemos llegar aquí sin haber cumplido con la primera Bienaventuranza.

 

La quinta Bienaventuranza es, “Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzaran misericordia(Mt. 5:7). Uno de los principios que podemos ver que Dios quiere que nosotros vivamos por es, “haz a otros como te gustaría que hicieran contigo”. Esto se refleja en Mateo 22:39 donde Cristo esta resumiendo la Ley de Dios en dos puntos. El primero guarda relación con nuestro amor a Dios, “Y el segundo es semejante: Amaras a tu prójimo como a ti mismo”. Si no nos gusta que una cosa en particular nos ocurriera entonces tratemos de impedir que le ocurra a alguien más.  Entonces, no lastimamos a otros; No les robamos; Y no les mentimos, etc.

 

Aun con relación al castigo por el pecado podemos ver cómo Dios está tratando de hacernos entender esto. Cuando cometemos un robo tenemos que reembolsar y añadir algo más. Tenemos que sentir una similar pero más severa incomodidad que la que infligimos en alguien más.

 

Si fuere hallado con el hurto en la mano, vivo, sea buey o asno u oveja, pagara el doble. (Ex. 22:4)

 

Aquí Dios nos dice que tengamos cuidado. Necesitamos tratar a todos con amor y misericordia porque Dios tratará nuestra situación en la misma forma.  Si somos duros con otros él será duro con nosotros. Lea también Mateo 18 del verso 20 en adelante. Piense acerca de esta historia en términos de ponerse uno mismo como criado y Dios como amo. Como criado le pedimos a Dios perdón y él lo concede, pero cuando nos pide perdón uno de nuestros sirvientes nos rehusamos.

 

Él no dice que dejemos a las personas salirse con la suya con tratarnos mal o aceptar el pecado, pero debemos enseñar en amor y por el ejemplo. Recuerde, disciplina significa enseñar y no lastimar. Si tratamos a otros bondadosamente y los guiamos amablemente Dios será amable y cortés con nosotros. Lea sobre Zacarias 7:8 hasta el capítulo 8. Dios tiene mucho que decir acerca de la misericordia y juicios justos en este pasaje.

 

La sexta Bienaventuranza es, “Bienaventurados los de limpio corazón, porque ellos verán a Dios(Mt. 5:8).  Si somos puros de corazón somos honestos en el pensamiento y el intento. Para hacer cosas honestamente tenemos que hacerlas porque creemos que las debemos estar haciendo. Tenemos que probar todas las cosas para nosotros mismos. Tenemos que actuar sobre todo lo que creemos que es verdadero. Si no lo hacemos el Espíritu Santo nos dejara porque Dios sabe que realmente no lo queremos con toda seriedad. Debemos ser honestos con Dios y nosotros mismos haciendo cosas que sabemos que son correctas y no porque alguien más no dice o porque parece estar bien en el momento. Necesitamos probarlo, creer en eso y hacerlo.

 

Ver a Dios quiere decir que contemplamos la Gloria de Dios. Entramos en tierra Santa.  Pablo dijo, “ha quien ninguno de los hombre ha visto ni puede ver” (1Tim. 6:16). Nadie ha visto a Dios, porque Dios es un poder espiritual. Tenemos que estar en la forma y aptitud de espíritu para ver a Dios, y nadie puede ser de esa manera. Es algo a ser logrado después de la resurrección. Vea el papel ¿Quien es Dios?(No.CB1)

 

La palabra “ver” es griega Strong's numerada  3700, lo cual quiere decir, “con los ojos bien abiertos en algo extraordinario”. No hablamos físicamente aquí sino espiritualmente. Si somos honestos y accesibles y hacemos todas las cosas con un intento puro tendremos nuestros ojos ensanchados y abiertos. Entenderemos todos los misterios.  Podremos ver físicamente y espiritualmente. Entenderemos la naturaleza de Dios. 

 

La séptima Bienaventuranza es, “Bienaventurados los pacificadores, porque ellos serán llamados hijos de Dios(Mt. 5:9). Para ser un pacificador tenemos que querer resolver conflictos y para hacer eso tenemos que estimar a otros. Tenemos que hacer un intento y ponernos en sus zapatos y explicar cosas de modo que puedan entender y no queden frustrados. No debemos enojarnos y para hacer eso necesitamos ignorar insultos y frustraciones y llegar al fondo del asunto. 

 

Cristo nunca se metió en un pleito. Él explicó su situación o guardo silencio a pesar de que fue injustamente acusado. Él corregía a las personas si ellos querían saber pero si no, no; excepto cuando estaban en el Templo, en la casa de Dios, y entonces a él le enfadó su pecado en un lugar santo (Mt. 8:22, 26:63; Mr. 14:61; Jn. 2:14-15).

 

Cristo era un hijo de Dios porque él actuó como Dios y nosotros también somos hijos de Dios cuando actuamos como Dios.  Si somos hijos de Dios tendremos la misma herencia que Cristo (Ga. 4:7; Ro. 8:14-18).

 

Mientras en la octava Bienaventuranza, Cristo dijo, “Bienaventurados los que padecen persecución por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos” (Mt. 5:10).  Lo que Cristo dice aquí es que debemos hacer todo para hacer frente a la vergüenza o la incomodidad o la dificultad.

 

Porque Dios juega un papel de “manos fuera” por el momento para enseñarle al mundo entero que no podemos hacer nada sin él, es duro para la minoría que entiende, vivir en este mundo fácilmente.  No es fácil cuando tenemos que decirle “NO” a tantas invitaciones y celebraciones de este mundo. Por ejemplo tenemos que decirle “NO” a la Navidad y las celebraciones de Semana Santa (vea el papel Por qué no celebramos la Navidad (No. CB24)). Tenemos que decirle “NO” a los trabajos que requieren que trabajemos el sábado y a las invitaciones a restaurantes donde alguien más se gana la vida trabajando en sábado, alimentándonos.

 

Ser obedientes algunas veces significa que no vayamos a algunos convivios. Algunas personas son comprensivas y tratarán de acomodarnos cuando puedan pero algunas veces a las personas no les gusta cuando anteponemos a Dios. Suponen que no los amamos y no los apreciamos.  No entienden que guardar los Mandamientos es más importante, pero un día lo estarán haciendo también y lamentarán que nos hicieron sentir mal.

 

Necesitamos asegurarnos que demostramos nuestro amor y respeto en otras áreas que no comprometen nuestro amor a Dios. Si las personas se molestan porque no entienden acerca de anteponer a Dios a cualquier cosa o cualquier otro entonces no podemos preocuparnos por eso. Necesitamos permanecer verdaderos a Dios y si hacemos eso seremos verdaderos a nosotros mismos y tendremos nuestra recompensa.  Eso no significa que no tendremos algunos momentos amargos ahora pero nuestra recompensa será genial más tarde.

 

Vea también Hechos 7 e Isaías 66:5, que son los mejores ejemplos de persecución del pueblo de Dios por otras personas que piensan que conocen a Dios pero no es verdad. 

 

En la novena Bienaventuranza, leemos, “Bienaventurados sois cuando por mi causa os vituperen y os persigan, y digan toda clase de mal contra vosotros, mintiendo.” (Mt. 5:11).

 

Tenemos personas, aun amigos y miembros de la familia, que se preguntan por qué hacemos lo que hacemos y algunas veces incluso lo hacemos difícil para nosotros. 

 

El corazón del hombre no le agrada a Dios:

Por cuanto los designios de la carne son enemistad contra Dios; porque no se sujetan a la ley de Dios, ni tampoco pueden; (Rom. 8:7).

 

Si representamos la forma de vida de Dios es inevitable que seremos diferentes al resto del mundo. Pareceremos simplemente ese pequeño pedacito impar, incluso al punto donde a las personas les podemos desagradar. A nadie le gusta pensar que hay un Dios y un Plan y aun si lo hacen, les gusta pensar que es un Plan que los satisface. Decimos que eso no es cierto, que hay un Plan y nuestra parte en él es que justamente tenemos que amar a Dios siendo obedientes a sus Leyes, sabemos que Jesucristo es Su Hijo y que las Leyes de Dios y ese Plan son lo mejor para el género humano. Que somos nosotros, creados por Dios, para discrepar o pensar que podemos hacerlo igual o mejor que nuestro Creador. Por alguna razón esto puede contrariar a las personas, y porque se sienten incómodos pueden desquitarse con nosotros. 

 

Cristo y muchos de los profetas fueron injustamente acusados así que cuando, o si, nos ocurre recuerde que fue lo mismo para estos hombres que Dios ama.

 

Recuerde a Job (Job 1 y 2). Satanás pidió atacar a Job para probar que sólo amamos a Dios cuando él nos bendice directamente. Satanás cree que si él nos acosa lo suficiente nos quebrantaremos. Romperemos nuestra fe con Dios y entonces el Plan de Dios que todo el género humano escoja actuar como él y adorarle no ocurrirá. Desde esa vez ha habido muchos hombres que, como Job, no se quebrantaron. Esta en los intereses de Satanás acosarnos. Pero sabe que como Job podemos aferrarnos de nuestra fe. No recibimos más problemas que los que podemos resistir (1Cor. 10:13).

 

Dios dice que no nos sintamos deprimidos si no le agradamos a las personas e incluso hacen un esfuerzo para lastimarnos y acusarnos de cosas que no somos. Al final del día, no somos nosotros que les desagradamos, es el hecho que nosotros obedecemos a Dios cuando no es fácil de hacer y por debajo les asusta que deban obedecer a Dios también. Satanás lo ha hecho demasiado fácil para que ellos no entiendan. La minoría que entiende y obedece a Dios ahora será un ejemplo para los resucitados en la Segunda Resurrección, prueba que tuvieron una opción. Justamente tienen que comenzar a mendigar por el Espíritu Santo.

 

Mire a Job, Daniel, los profetas y Cristo.

 

Cristo dijo

 

Gozaos y alegraos, porque vuestro galardón es grande en los cielos; porque así persiguieron que fueron antes de vosotros. (Mt. 5:12)

 

¿Qué más dijo Cristo?

 

Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen (Lc. 23:34).

 

Note que cada una de las Bienaventuranzas está relacionada con la otra. Es como un círculo grande con una Bienaventuranza conduciendo a la otra y luego regresamos al inicio otra vez. 

 

En resumen las Bienaventuranzas nos muestran que tenemos que:

 

1.      Pedir el Espíritu Santo; Es un regalo de Dios.

 

2.      Comprender que este mundo no puede ser correcto y nunca podra sin Dios.

 

3.      Humildemente ponernos en las manos de Dios.

 

4.      Mostrar a Dios que entendemos guardando sus Leyes y cambiando nuestras maneras de ser por sus maneras.

 

5.      Tratar a otras personas bondadosamente y recordando que no somos perfectos tampoco.

 

6.      Ser honestos con Dios y otros. Hacer cosas porque creemos que es correcto y no porque alguien nos diga, o es más fácil.

 

7.      Ser pacifico. No es nuestro trabajo imponer a Dios o nuestras reglas en otros. Dios tiene un Plan de largo plazo para asegurar que todos le querrán obedecer. Deje a ese Plan tomar su curso.

 

8.      No desanimarnos cuando a las personas no les guste el hecho que estemos tratando de hacer como Dios dice. 

 

9.      No sorprendernos si las personas nos acusan de cosas que no son ciertas porque no entienden.

 

Cuando, y sólo cuando, entendemos y reconocemos nuestra necesidad de Dios, y entonces hacemos lo que él pide de nosotros en amor y consideración para esos alrededor de nosotros quienquiera que sean, o lo que piensen, entonces tendremos una resurrección a la vida.

 

De estas Sagradas Escrituras sabemos que si podemos cumplir todas estas cosas y los podemos hacer fielmente seremos presentados por Cristo a Dios y le podremos ver en toda su Gloria. Tendremos esperanza para el futuro. Entenderemos lo que Dios esta haciendo para hoy y mañana. Seremos reyes y sacerdotes en el Milenio. Entenderemos bien del error y Dios tendrá piedad de nosotros y nos dará la bienvenida a pesar de los errores que hacemos a lo largo del camino. Entenderemos la naturaleza plena de Dios y le veremos como el Padre cariñoso, y compasivo que es. Seremos Sus hijos y él será nuestro Padre como Cristo es un Hijo de Dios, y heredaremos inmortalidad como Cristo tiene.