Iglesias Cristianas de Dios
[CB055]
Jueces para Israel
(Edición 2.0 20060313-20061214)
Después
de la muerte de Josué, los Israelitas otra vez fueron tras dioses extranjeros
para adorarles y olvidaron al Único Dios Verdadero, así es que Dios quitó su
protección de sobre ellos. Cuando se metían en dificultades se arrepentían y
pedían a Dios que los ayudara otra vez. Sobre esta vez Dios levantó Jueces para
librar a Israel de sus muchas cautividades. Este papel ha sido adaptado de los
Capítulos 59 y 60 del Bible Story Volume III por Basil Wolverton,
publicado por Ambassador College Press.
Christian Churches of God
E-mail: secretary@ccg.org
(Derechos reservados ã 2006 Christian Churches of God, ed. Wade Cox)
(tr. 2009)
Este documento puede copiarse libremente y
distribuirse con tal de que se copie en su totalidad sin alteraciones o
tachaduras. Debe incluirse el nombre del editor y dirección y el aviso de
derechos de propiedad literaria. Ningún cargo puede realizarse a los
destinatarios de copias distribuidas. Las citas breves pueden ser incluidas en
artículos críticos y revisiones sin interferir en los derechos de propiedad
literaria
Este papel está disponible de la página
del World Wide Web:
http://www.logon.org
y http://www.ccg.org
Jueces para Israel
Continuamos
aquí del papel El Sol permaneció inmóvil (No. CB53).
El descanso de Israel del trabajo de la conquista
de Canaán, se desarrolló en un período de varios años. En la prosperidad
creciente hubo también un incremento marcado en la población.
Durante ese tiempo, muchos de los cananeos que habían huido a tierras vecinas
gradualmente se movían, regresando a algunas de las ciudades y sitios de los
cuales Dios los había quitado. Había también algunas ciudades y áreas,
especialmente al oeste del Jordán, que no había sido tomada por los Israelitas
(Jos.13:1-6). Todo esto quería decir que las guerras de conquista de Israel no
estaban aún finalizadas. Si Israel hubiera sido completamente obediente y fiel,
Canaán podía haber sido despejado de todo enemigo en sólo un corto tiempo.
Cuando por fin Israel decidió otra vez tomar las
armas para continuar la derrota de los cananeos, existía la pregunta de cual
tribu debería moverse primero. Finees, quien se había convertido en Sumo
Sacerdote después de la muerte de Eleazar, le consultó a Dios en el
Tabernáculo, y Dios lo dio a conocer que la tribu de Judá debería ir primero, y
que él ayudaría a los soldados de Judá
a vencer a sus enemigos.
Luego los hombres de Judá les pidieron a los
hombres de la tribu de Simeón que fueran con ellos al territorio adjudicado a
ellos para pelear con los cananeos. Estuvieron de acuerdo porque los hombres de
Judá dijeron que les ayudarían a tomar su territorio cuando su turno llegara.
Resulto un ejercito más fuerte y más grande para ser usado en ambos territorios (Jue. 1:1-3).
Sólo algunas millas al suroeste de Silo estaba una
ciudad llamada Bezec. Fue aquí que se encontraron a miles de cananeos
rearmados. Muchos de estos cananeos le servían a su nuevo rey sin miedo. Él era
un tirano cruel que cortaba totalmente los pulgares y dedos gordos de
cualquiera de su pueblo que se rehusara a someterse a él. Los Israelitas se
acordaron de la promesa de Dios a ellos, y no perdieron tiempo en atacar.
En esa batalla diez mil hombres del enemigo cayeron
ante Judá y Simeón. Durante la agitación el rey de Bezec, Adoni-Bezec, dirigido
a escapar y huyo hacia el sur con algunos asistentes. Habiendo oído que él era
un hombre cruel los Israelitas hicieron un esfuerzo especial para capturar
Adoni-Bezec. Israelitas montados lograron alcanzarlo en las montañas. En lugar
de matarlo, le enseñaron una lección que él nunca olvidó. Siguieron su
costumbre de cortarle totalmente los pulgares a sus enemigos y sus dedos
gordos, haciéndole lo mismo a él.
Adoni-bezec tomó su castigo valientemente, sin
embargo, admitió que el Dios de Israel trataba con él como justamente el merecía.
¡Él afirmo que en uno u otro tiempo sus prisioneros habían incluido un total de
setenta gobernantes, y que él había cortado los pulgares y dedos gordos de
todos ellos!
Día tras día los hombres de Judá y Simeón se movían
hacia el sur para dejar limpio de toda fuerza enemiga. Ellos se propagaban al
oeste hacia la ciudad de Gaza en el
Gran Mar y hacia el este hasta casi la guarnición del sur del Mar de la Sal
(Mar Muerto).
Dios les ayudó a tener un éxito casi completo en su
campaña. Sin embargo, algunos cananeos lograron escapar y refortificar algunas
de las ciudades conquistadas, como Jerusalén (v. 21). Estas pocas excepciones
fueron únicamente porque los Israelitas no fueron enteramente obedientes o no
tuvieron suficiente fe en Dios (Jue. 1:4-20).
Acerca de esa vez, la tribu de Efraín (algunas
veces llamada la casa de José), se puso en camino hacia su territorio,
especialmente hacia el sudoeste, que incluyó Silo y el área alrededor de ella. Efraín
se encontró con que la ciudad de Betel obviamente había sido provista de una
fortaleza fuerte, si bien Josué y sus tropas habían matado violentamente a los
soldados de Betel durante la captura de la ciudad cercana de Ai.
No conociendo como estaba Betel ahora o cuántos soldados
estaban dentro de los muros, los oficiales de Efraín enviaron algunos
exploradores para tratar de descubrir estas cosas. Los exploradores se
escondieron en la noche a prudente distancia, pero lo suficientemente cerca
como para mantener una vigilancia cuidadosa, para tratar de determinar donde
estaban las entradas de la ciudad y cómo podían usarlas para entrar a Betel.
La ayuda inesperada
La oportunidad vino en una forma inesperada una
tarde. Un hombre hitita salía de la ciudad y ellos le dijeron a él, “Muéstranos
cómo podemos entrar a la ciudad y nosotros te trataremos bien.” Así es que él
les mostró, y tomaron la ciudad a filo de espada pero tuvieron piedad del
hombre y su familia. Quizá Dios a propósito había enviado al hitita a informarles
a los Israelitas.
Luego, el hombre fue a la antigua tierra de los
hititas al norte; Él fundó una ciudad y la llamó Luz, lo cual había sido el
nombre antiguo de Betel (Jue. 1:21-26).
Lo que las tribus de Judá, Simeón y Efraín hicieron
por su parte de tomar Canaán fue un ejemplo bastante bueno para las otras
tribus. Pero aunque los Israelitas tenían la promesa infalible de Dios de
ejercer su tremendo poder para ayudarles, algunas de las tribus fallaron en
vencer a sus enemigos en varias áreas.
En lugar de eliminar a los cananeos de algunas
regiones, Israel les permitió a los cananeos quedarse. Y cuando Israel se hizo
fuerte presionaron a los cananeos en labores forzadas pero nunca les
ahuyentaron completamente (vv. 27-33).
En otras áreas algunos Israelitas se cansaron de
pelear en contra de sus enemigos. Decidieron integrarse con ellos (vv. 34-36). A
través de los años esto significo que muchos Israelitas se casaron y se
hicieron parientes de los cananeos. Esto es siempre el resultado de la
integración. Así es que Israel empezó a adorar dioses paganos e ídolos de Canaán.
Dios repetidamente les había advertido a ellos que no se integraran por esta
misma razón (Ex. 20:3-7; Ex. 23:31-33; Deut.12:29-32; 6:4-7,14; 7:1-11; Jos.
23:6-8; Jue. 3:1-7).
¡Para cuando otra generación se había añadido desde
la muerte de Josué, muchos de Israel habían tomado ligeramente la integración y
habían caído en pecado! El propósito de conquistar las últimas partes de Canaán
se había detenido. La prosperidad declinaba poco a poco cuando los Israelitas
comenzaron a vivir más y más, como los cananeos alrededor de ellos.
El máximo número de Israelitas en un área, estaba
alrededor de Silo y el Monte de Efraín. A pesar de la condición degenerada de
las tribus en conjunto, existían personas
qué todavía iban al Tabernáculo para ofrecer sacrificios y consultar al Sumo
Sacerdote y sus asistentes. Silo era todavía el centro de la nación, y fue allí
que una cosa peculiar e impresionante ocurrió.
La visita del Ángel
Un día un hombre extraño se vio caminando hacia
Silo desde Gilgal. Resulto que éste era el ángel de Jehová.
¡" Oye Israel! los traje de Egipto a esta
tierra que les ofrecí a sus padres. Hice un convenio con ustedes que les
ayudaría a conquistar esta tierra si hacían su parte obedeciéndome (Ex.
23:23-28). Ustedes destruirían todos los altares paganos. Ustedes tenían
prohibiciones de hacer un acuerdo de cualquier clase con sus enemigos o
integrarse con ellos. ¡Pero ustedes no me han obedecido! ¿Por qué? ¡Recuerden,
también dije que si ustedes fallaban en expulsar a los cananeos, ellos vendrían
a ser como espinas en sus lados y sus
dioses serían como redes mortíferas! (Jue. 2:1-3; Ex 23:31-33; Deut. 7:16;
Sal.106:34-40; Jos. 23:12-13). ¡Ahora, porque ustedes ha quebrantado mi
convenio y se han hecho parientes con los cananeos, no esperen más ayuda de mí
para sacarlos! ¡Al contrario, les permitiré triunfar sobre ustedes "!
(Jue. 2:1-3).
Cuando el ángel del Señor terminó de hablar todo el
pueblo lloro en voz alta; Después llamaron ese lugar Boquim. Luego ofrecieron
sacrificios al Señor (Jue. 2:4-5).
Las expresiones de arrepentimiento no duraron
mucho. Cuando los días pasaron y nada impresionante ocurrió, muchas personas
empezaron a regresar a sus formas equivocadas. De hecho, se resbalaron todavía
más allá en las prácticas idólatras de los cananeos con quienes continuaron
casándose. Muchos fueron los dioses que tontamente adoraron junto con sus
enemigos paganos (vv. 11-13).
En su enojo en contra de Israel el Señor les
entregó a invasores que los saquearon. Él los entrego en las manos de sus
enemigos por todas partes, y ellos ya no podían resistir. Cada vez que Israel salía
a pelear, la mano del Señor estaba en contra de ellos para derrotarlos, tal
como él les había jurado. Estaban en una gran angustia (vv. 14-15).
Entonces el Señor levantó Jueces, quienes los
salvaban de las manos de estos invasores. Pero no escuchaban a los Jueces y
continuaban adorando dioses falsos. Cada vez que tenía un Juez el Señor estaba
con él y salvaban a Israel de sus enemigos. Cuando el Juez moría el pueblo
regresaba a sus malos caminos y adoraban dioses falsos. El Señor estaba muy
enojado con Israel y dejó algunas naciones para probar la obediencia de estos
Israelitas que no había estado en ninguna de las guerras en Canaán (vv. 16-23).
Esto era para mostrarles la guerra, pues había más tierra por conquistar (Jue.
3:1-2).
Los Israelitas continuaron casándose con las
naciones alrededor de ellos. Hicieron malas cosas y olvidaron a su Dios y les
sirvieron a los dioses paganos de las otras naciones. Otra vez el Señor ardió
en cólera y los entregó en las manos del rey de Aram. La vida fácil de Israel
fue transformada en solo unas semanas en una de sufrimiento y servidumbre. La
perspectiva fue desierta para Israel por los siguientes ocho años (Jue. 3:5-8).
El arrepentimiento trae liberación
Después de un tiempo, cuando no pudieron ver salida
a su problema, los Israelitas se pusieron sinceramente arrepentidos. Para
muchos, la vida se convirtió en una rutina de trabajo forzado, lágrimas y
oraciones. Todavía los años de servidumbre transcurrían.
Otoniel
Entonces el Señor levantó a un hombre con el nombre
de Otoniel. Él era de la tribu de Judá, sobrino y yerno de Caleb. Años antes,
él se había distinguido por conducir a las tropas a vencer a muchos cananeos
(Jue. 1:12-13; 3:9).
El Espíritu del Señor vino a Otoniel y él se
convirtió en el Juez de Israel y fue a la guerra (3:10). A fin de cuentas,
después de ocho largos años como una nación cautiva, Israel abruptamente
emergió a la libertad. Dios había escuchado las oraciones de arrepentimiento.
Él había escogido a Otoniel para conducir al pueblo a la victoria y a la
libertad. De hecho, Dios escogió a Otoniel como el primero de una línea del
jueces honestos que fueron inspirados para liderar y guiar a Israel por muchos
años venideros.
La actitud de la gente había cambiado mucho durante
sus ocho años de servidumbre, que muy anuentemente le obedecieron a Dios ahora.
Cooperaron con Otoniel en las reformas que él requirió en bien de la nación. El
matrimonio entre parientes con los cananeos y el culto a dioses extraños fueron
prohibidos. Esos que continuaban haciendo estas cosas eran severamente
castigados. Regresaron a vivir según las Leyes de Dios. El resultado fue un Israel
más feliz y más próspero que la nación que había sido por mucho tiempo.
Bajo el liderazgo de Otoniel, siervo escogido por
Dios, Israel disfruto de cuarenta años de paz. Durante esos cuarenta años
Otoniel fue el primero de los líderes – desde el tiempo de Josué – conocido
como Jueces. No eran el tipo de Jueces que estaban instituidos sólo como
hombres para decidir casos de justicia; Eran gobernantes más análogos, y
dirigieron a Israel desde el tiempo de Josué hasta el tiempo de Samuel (Jue.
3:11).
Las lecciones pronto olvidadas
Otoniel mantuvo la ley y el orden en Israel. Pero
al poco tiempo de su muerte el pueblo no tenía un líder fuerte y otra vez
comenzaron a caer en error, de vuelta a sus formas pecaminosas. La cólera de
Dios se encendió otra vez en contra de ellos. Otra vez cayeron bajo una
maldición, aunque no tenían idea de cómo Dios pensaba castigarlos.
La nación de Moab era entonces gobernada por un
hombre llamado Eglon. Mucho del territorio ocupado por Israel al este del
Jordán fue una vez parte de Moab, y Eglon se determinó a recuperarlo. Él no comprendió
que su ardiente deseo había sido plantado firmemente en su mente por Dios,
quien pensó en usarle para castigar a Israel.
Además de construir su propio ejército en un frente muy fuerte de lucha, Eglon enlistó la ayuda de miles de tropas de los Amonitas y Amalecitas, dos naciones pequeñas que odiaban a Israel por las victorias previas de esa nación sobre ellos (Jue. 3:12-13).
Por dieciocho años los Israelitas fueron esclavos de Eglon (v. 14).
Ehud
Como era de esperarse, los Israelitas otra vez se arrepintieron.
Ellos se lamentaron, como siempre, haber caído en una condición tan pecaminosa.
Sus sufrimientos, sus lágrimas y sus oraciones tocaron el corazón siempre
compasivo del Creador, quien esta vez escogió a un robusto, zurdo Benjaminita
llamado Ehud para ayudar a cambiar el curso de las cosas (v. 15).
La parte de Ehud en liberar a Israel empezó cuando
él fue escogido para dirigir a un grupo de mensajeros para llevarle un tributo
valioso al rey de Moab. En esta ocasión, Ehud, quien tenía una gran fuerza y
gran habilidad en el uso de su mano izquierda, escondió una daga afilada bajo
sus ropas en su cadera derecha. Después de que el tributo había sido presentado
a Eglon, Ehud y sus portadores salieron y se regresaron hacia Silo. Ehud
regreso solo hasta el borde cercano que había sido marcado por las imágenes de
piedra. Allí él les dijo a los demás que regresaran a Silo sin él. Él
rápidamente regresó al palacio del rey con la excusa que él tenia un mensaje
secreto para Eglon. Cuando los guardas le dijeron al rey, él invitó a Ehud a
pasar a sus habitaciones privadas y despidió a sus sirvientes (Jue. 3:16-20).
¿"ahora cual es este mensaje secreto que tienes para mí"? El rey preguntó.
¿"le asombrara saber que es de Dios"? Ehud dijo.
¿"Que quiere decir, de Dios"? Eglon
demandado, levantando su grasoso cuerpo de su silla y moviéndose agitadamente
hacia Ehud.
¡" quiero decir ESTO"! Ehud exclamó. Su
mano izquierda se deslizo bajo su capa y saco su daga con tal velocidad que el
gobernante Moabita no tuvo tiempo de pedir ayuda a gritos. Ehud rápidamente
metió la daga a la fuerza en el cuerpo de Eglon, entonces precipitadamente dejó
el cuarto y cerró las puertas detrás de él. La justicia se había hecho.
Más tarde, cuándo los sirvientes vinieron a cuidar
de su rey y encontraron las puertas cerradas, creyeron que Eglon no quería ser
perturbado. Esperaron un rato pero cuando el rey no abrió las puertas tomaron
una llave y las desenllavaron. Para su horror encontraron a su gobernante
muerto con una daga que había sido metida a la fuerza en su cuerpo obeso (Jue.
3:21-26).
Mientras los sirvientes del rey esperaron Ehud escapó hacia Seirat.
Dios es sabio y justo
En este punto, como en otros casos en episodios
pasados de La Historia de la Biblia, algunos lectores se estremecerán un
poco. Se preguntarán por qué Dios le permitiría a uno de sus siervos ejecutar a
alguien, y por qué la historia debería ser incluida en una versión escrita
especialmente para personas menores.
La Biblia debería ser leída por jóvenes y viejos
por igual. Es una descripción franca de la historia de Israel, en parte,
describiendo las muchas aflicciones causadas por la naturaleza humana. Quiere
decir que no existe tolerancia para los sentimientos delicados de los
individuos
Dios específicamente escogió a Israel para cierto
propósito, y una parte de ese propósito incluía liberar a Canaán de las personas paganas que vivían allí. En un
juicio posterior Dios les dará a estas personas que una vez fueron paganas la oportunidad de salvarse (Mat.12:41-42; Apo.20:11-12; Isa.
65:19-25). En cuanto a que Dios estaba preocupado, no era diferente que un
Israelita ejecutara a un rey pagano idólatra, era un soldado Israelita matando
violentamente a un soldado enemigo en combate.
Israel, recuerde, era una nación carnal, no convertida – excepto por unos pocos, como los Profetas y los Jueces. Sólo Dios tiene autoridad para decirle a alguien de matar. Es la responsabilidad de Dios, como esta determinado en su Ley, decidir cuando una persona malvada debería ser ejecutada para su bien y el bien de esos alrededor de él. No obstante, hoy no es el deber de un cristiano ejecutar esta clase de justicia. Son usualmente los inconversos los que dominan este mundo. Jesús dijo que Su reino no es de este mundo (Jn.18:36), de otra manera sus sirvientes pelearían. Cuando una nación es gobernada por cristianos debe ser gobernada según las Leyes de Dios. Israel era de este mundo. Pero el Reino de Dios es del mundo de mañana. Y Cristo peleará por establecerlo cuándo venga otra vez.
Para continuar la historia: Ehud no perdió tiempo
en alcanzar el Monte de Efraín, donde él convoco a muchos Israelitas para
decirles lo que sucedió.
"Estos soldados Moabitas situados aquí para
mantenernos cautivos son los guerreros escogidos de esa nación," Ehud les
dijo. “Pero cuando escuchen que su líder esta muerto, perderán su deseo de
mantenerse vigilándonos, y querrán escapar a través del Jordán hacia su país. ¡
Es de acuerdo a la voluntad de Dios que ustedes levanten sus armas ahora y me
sigan "! (Jue. 3:27).
Así es que le siguieron y tomaron posesión de los
vados del Jordán que conducen a Moab. No le permitieron a nadie cruzar al otro
lado. A esa hora ellos mataron aproximadamente a diez mil Moabitas y ni un
hombre escapó. Israel era ahora libre de la opresión de Moab y la tierra tuvo
paz por ochenta años.
Por su habilidad en el liderazgo, Ehud se convirtió
en el segundo gobernante Israelita conocido como un Juez. Él se quedó en el
poder en Israel por muchos años de paz y prosperidad, la cual fue dada porque
el pueblo fue obediente, en la mayoría de los casos, a las Leyes de Dios (Jue.
3:28-30).
Samgar
Jueces 3:31 menciona a un hombre por el nombre de
Samgar como otro hombre de liderazgo. Él fue posiblemente un Juez inferior en Canaán
occidental durante el tiempo de Ehud. Los filisteos, una nación de
ciudades-estados a orillas del Gran Mar, se le habían unido a Moab para atacar
a los Israelitas en esa región y los habían mantenido en servidumbre por largos
años como agricultores.
La servidumbre fue abruptamente destruida cuando
los agricultores se volvieron en contra de sus conquistadores con sus
implementos de labrar la tierra. Un resultado inusual de este encuentro fue que
Samgar empuño un chuzo de buey (Una barra larga de madera con una punta de
metal destinado para conducir a los animales) tan velozmente y expertamente que
mató a seiscientos filisteos, aunque posiblemente parte de ese número incluía
los esfuerzos de los agricultores asociados con Samgar (v. 31).
De regreso a los viejos caminos
¡Podría parecer de manera depresivamente repetitiva
decir que después de que Ehud murió, Israel otra vez cayó en un estado de
rebelión en contra de Dios, pero ocurrió! Otra vez Dios usó a un rey pagano
para castigar al pueblo. Esta vez fue Jabín, un gobernante fuerte en el norte
de Canaán. Él era descendiente de ese Jabín, quién, muchos años atrás, había
intentado atacar al ejército de Israel con carrozas de hierro. Él fue superado
por Josué y había perdido su ciudad bajo las llamas. Este siguiente Jabín había
reconstruido la ciudad de Hazor, y se había vuelto tan poderoso que venció a
los Israelitas en la parte norte de Canaán. Irónicamente, este posterior Jabín
usó novecientas carrozas de hierro como medios para la victoria. El general de
su ejército era el temido Sisara.
Por veinte largos e infelices años, Israel sufrió
bajo la terrible dominación de Jabín (Jue. 4:1-3). Como siempre, Israel otra
vez alzó la voz a Dios por misericordia. El pueblo demostró como prueba de su
arrepentimiento, el separarse de los malos caminos, que sabían estaban
prohibidos por Dios
Débora
Como una manera de rescatar a Israel, Dios usó a
una mujer llamada Débora. Ella vivía en el Monte de Efraín, y era de tan buen
juicio y tan justa que muchos Israelitas venían a ella a pedir consejos. Dios
escogió a Débora, la profetisa de Efraín para que guiara a Israel en ese
tiempo, para ayudar a Israel en muchas formas (vv. 4-5).
En primer lugar, Dios dio a Débora el conocimiento
de lo qué podía hacer en favor de Israel, pero era necesario un hombre que
fuera líder militar para llevar a cabo el plan. Débora conocía a un hombre
semejante. Su nombre era Barac. Él vino de su casa en el norte cuando ella
envió por él.
"Dios me ha revelado a mí que si un hombre capaz como tu pudiera reunir a diez mil Israelitas armados en el Monte Tabor, entonces él les daría la victoria sobre los cananeos que están allí afuera preparándose para la batalla, " Débora le dijo a Barac."Con una promesa como esta de Dios, ¿hay alguna razón por la cual rehusarse a ser el que puede hacer tan gran servicio reuniendo y guiando a esos hombres en contra de los cananeos"? (Jue. 4:6-7).
Barac contestó, " Si vas conmigo, iré; Pero si
no vas conmigo, no iré”.
Débora estuvo de acuerdo, pero le dijo a Barac que
por la forma de ir que el tomo, Dios le permitiría a una mujer destruir al
General Sisara.
Barac estructuró las tropas necesarias de las
tribus del norte de Neftalí y Zabulón y ellas le siguieron. Y Débora también
fue con él (vv. 8-10).
Cuando Sisara, el general del ejército de Jabín, se
enteró que los Israelitas estaban en Monte Tabor, él reunió a sus hombres para
ir hacia allá. Incluidos en su fuerza de ataque estaban novecientas carrozas y
miles de guerreros adiestrados temidos por Israel (vv. 12-13).
La Forma para la paz
¡Sólo la ayuda sobrenatural de Dios podía salvar a
Israel ahora!
Inspirada por Dios, Débora le informó a Barac que
los Israelitas deberían precipitarse sobre la cuesta de inmediato para el
ataque, y que tendrían la ayuda sobrenatural de Dios (v. 14). Barac estaba
inspirado por el ejemplo de Débora y la fe. Él le ordenó a los hombres a
seguirle montaña abajo.
En el avance de Barac el Señor hizo pasar a Sisara
y todas sus carrozas y ejército por espada, y Sisara abandonó su carroza y
escapó a pie. Pero Barac siguió las carrozas y ejército hasta Haroset-goim.
Todas las tropas de Sisara cayeron a filo de espada; Ni un hombre quedó. Dios
comenzaba a luchar la batalla de Israel como él había prometido (v. 15).
Sisara escapó a pie hacia la tienda de campaña de
Jael, la esposa de Heber el ceneo, porque había relaciones amistosas entre Jabín
rey de Hazor y el clan de Heber el ceneo.
Jael salió al ver al cansado general cananeo
tambaleándose hacia su tienda de campaña. Ella sabía quién era él, y salió a su
encuentro.
El destino profetizado de Sisara
"Venga a descansar en mi tienda de
campaña," ella le dijo mientras lo ayudaba (Jue. 4:15-18).
Dentro de la tienda de campaña, él cansadamente se acostó,
exhausto por su carrera a la libertad. Cuando Sisara pidió agua, Jael le dio
leche para apagar su sed y hacerle dormir más profundamente, y luego lo cubrió
con una manta (Jue. 5:25).
"Si alguien viene a preguntar sobre mí, no
menciones que me has visto," Sisara le advirtió a Jael. ¡"Serás bien
recompensada si me proteges de cualquier Israelita fanático, Temeroso de
Dios"!
Esas fueron las últimas palabras pronunciadas por
el general cananeo pagano. Él estaba tan rendido que se quedó dormido casi
inmediatamente. Jael escuchó hasta estar segura de que él estuviera dormido.
Luego ella levantó una estaca afilada de la tienda de campaña y tomo un
martillo. Cuidándose de no hacer un solo ruido, ella entró en el cuarto dónde Sisara
estaba dormido y condujo la estaca hacia la sien de Sisara, luego lo clavo en
la tierra, matando al general casi instantáneamente (Jue. 4:19-21; 5:26).
Dios le permitió a Jael tomar la vida de Sisara en
esta manera a sangre fría como una advertencia a todos nosotros. Esos cananeos
estaban mejor muertos. Sacrificaban muchos de sus bebés en los templos de Baal
y tenían cementerios contiguos llenos con jarras conteniendo pequeños
cadáveres. Al construir una casa nueva, una familia cananea sacrificaba a un
bebé y metía su cuerpo en la base de la misma para traer buena suerte al resto
de la familia. Los arqueólogos que han encontrado muchos de estos pequeños
esqueletos de bebés sacrificados se han preguntado por qué Dios no destruyó a
los cananeos más rápido. Él habría hecho eso si Israel hubiera obedecido Su
orden de ajusticiar a todos los cananeos idólatras cuando conquistaron la
tierra (Deut. 7:1-6).
Porque Sisara fue un cananeo idólatra, él era uno
más para sacar de la tierra después de que él había usado con el propósito de
castigar a los Israelitas y traerles al arrepentimiento. Como alguien que trató
de destruir al ejército de Israel, a él le fue negado el mal llamado honor de
morir en combate, como un soldado de alto rango ordinariamente hubiera escogido.
Sólo poco tiempo después de que este incidente Jael
vio hacia afuera para ver a los Israelitas victoriosos trotando a través de la
llanura. Ella salió corriendo hacia los hombres, haciendo gestos con las manos
frenéticamente para atraer su atención. Cuando la alcanzaron ella les dijo que
ella tenia un mensaje importante para su líder, y Barac se acercó a ella oír lo
que ella tenia que decir.
"Si usted busca al general de Jabín, Sisara,
lo puedo llevar a el de inmediato," Jael le dijo a Barac.
Así es que él fue con ella, y allí encontró a
Sisara con la estaca a través de su sien – muerto. Luego Barac recordó la
profecía de Débora que una mujer destruiría a Sisara porque Barac dependió
mucho de la fe de Débora. En su humillación, Barac comprendió que su falta de fe fue un pecado en contra de
Dios. Él se arrepintió completamente y fue perdonado por Dios en quien ahora confiaba
plenamente (Heb. 11:13,32,39).
Aunque Israel salió victorioso ese día volviendo a
ser libres, el que había pensado en
derrotar a Israel estaba todavía seguro en sus tierras hacia el norte. Ese era Jabín,
rey de los cananeos del norte. Al escuchar acerca de la derrota de su ejército,
él rápidamente buscó refugio, pero dentro de algunos días él cayó en las manos
de sus enemigos y perdió la vida (Jue. 4:22-24).
El librarse de los cananeos fue considerado un
suceso tan feliz que fue motivo de gran celebración en Israel. Canciones fueron
compuestas, y Débora y Barac indujeron a las personas a alabar a Dios con
entusiasmo fuerte y saludable (Jue. 5:1-31). Muchos mas de ellos comprendieron
que su Creador era la fuente de su fuerza y su poder, sin embargo a veces
olvidaban ese hecho importante porque cada hombre insistía en hacer lo qué él creía
mejor (Jue. 17:6).
Dios específicamente le había ordenado a su pueblo
que no hiciera como ellos creían mejor (Deut. 12:8) porque esa forma era a
menudo mal y conduce a la muerte (Pro.14:12; 16:25). La mayor parte de los
Israelitas aún no se habían enterado de que la conciencia del hombre no es una
guía confiable para conducirse – todos los hombres necesitan que las Leyes de
Dios le expliquen cómo vivir (Deut. 12:32).
q