Iglesias Cristianas de Dios

 

[069]

 

 

 

 

 

La Conferencia de Hechos 15 [069]

(Edición 1.0 20040604-200)

 

 

En este artículo vamos a mencionar una visión equivocada que ha sido promovida dentro de las Iglesias de Dios por el Protestantismo posterior. Está basada en la falsificación de Hechos 15 en el Receptus y ataca la Ley de Dios.

 

 

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La Conferencia de Hechos 15 [069]

 


Como la mayoría de nosotros lo sabemos, el texto en Hechos 15 trata sobre el debate de la Circuncisión en la Iglesia donde participaron Pablo y los demás discípulos y ancianos. Estaba relacionado a la circuncisión y los rituales de purificación que los Fariseos habían introducido. En esa conferencia, fue hecho evidente que los Paganos (Naciones), que entraban a la Iglesia, tenían problemas serios referente a la circuncisión de los varones adultos, y como muchos eran esclavos, el problema era exacerbado. En efecto, no se permitía de interferir impunemente (circuncidar) en la vida del esclavo de otro hombre. El texto en Hechos 15 describe los problemas y la resolución de la cuestión.

 

La posición doctrinal correcta, tal y como es aplicada en la Iglesia, fue publicada en el artículo Purificación y Circuncisión [251].

 

El problema surgió porque ciertas personas en Judea, tal vez ciertos sacerdotes mencionados en Hechos 6:7, fueron a las iglesias en Asia Menor y volvieron a enseñarle a la gente, exigiéndoles que fueran circuncidados, sino no podían ser salvados. Pablo y Bernabé tuvieron un debate con ellos, y luego acompañados por un grupo fueron a Jerusalén para debatir esta cuestión con los apóstoles y los ancianos. Recorrieron la ruta de la costa hasta Cesaría, a través de Fenicia y Samaria, y proclamaron la extensión de la salvación a los Paganos, y los hermanos se llenaron de alegría.

 

En Jerusalén, miembros de las sectas de los Fariseos que habían sido convertidos, tomaron la palabra e insistieron que los Paganos fueran circuncidados y que obedecieran la Ley de Moisés. La Iglesia consideró esa cuestión y Pedro dijo:

 

''.... Varones hermanos, vosotros sabéis cómo ya hace algún tiempo que Dios escogió que los Gentiles oyesen por mi boca la palabra del evangelio, y creyesen. 8 Y Dios, que conoce los corazones, les dio testimonio, dándoles el Espíritu Santo también como a nosotros; 9 Y ninguna diferencia hizo entre nosotros y ellos, purificando con la fe sus corazones. 10 Ahora pues, ¿por qué tentáis a Dios, poniendo sobre la cerviz de los discípulos yugo, que ni nuestros padres ni nosotros hemos podido llevar? 11 Antes por la gracia del Señor Jesús creemos que seremos salvos, como también ellos. (Hechos 15:7-11)

 

Luego los hermanos escucharon en silencio mientras Bernabé y Pablo contaban de los milagros hacia los Paganos que Dios había hecho a través de ellos.

 

Santiago (Yakob, el hermano del Señor, véase Hechos 12:17 y nota de pie en la Companion Bible y Gálatas 1:19) tomó la palabra y dijo: “Varones hermanos, oidme:” Y en ese momento usó el nombre real de Pedro y dijo: “Simón ha contado cómo Dios primero visitó a los Gentiles, para tomar de ellos pueblo para su nombre; Y con esto concuerdan las palabras de los profetas, como está escrito: Después de esto volveré y restauraré la habitación de David (de su condición humilde), que estaba caída; Y repararé sus ruinas (los altares restantes, ver Romanos 11:3), y la volveré a levantar; Para que el resto de los hombres (kataloipos, el remanente fiel) busque al Señor, y todos los Gentiles, sobre los cuales es llamado mi nombre (tomando el segundo lugar; ver Zacarías 8:23 y también Deuteronomio 28:10; Jeremías 14:9; Santiago 2:7)”.

 

Santiago hizo varias cosas aquí. Mostró que estaba a la cabeza de los apóstoles o el presidente de la conferencia y que Pedro no estaba el apóstol mayor. Pablo también mostró aquí que formaba parte de, y estaba sumiso a, la dirección del consejo de los apóstoles y de los ancianos de la Iglesia, la cual estaba bajo la presidencia de Santiago, hecho que también reconoció, como lo hizo Pedro también. Santiago muestra además que el Templo debía ser destruido, puesto que esa conferencia se llevó a cabo en Jerusalén cuando el Templo seguía en pie.

 

La fe y la salvación eran, por lo tanto, destinadas a extenderse a los Paganos, quienes también constituirían el tabernáculo o la tienda de David. Ese edificio precedió  el templo de Salomón y obviamente se extendía más allá de la estructura física. Santiago mostró aquí que la profecía se extendía a todas las naciones y que la gente a quien la salvación de Dios era extendida sería el remanente fiel. Por lo tanto, debe haber un remanente fiel de la humanidad a través de la tribulación. ¿Pero fiel a qué, podríamos preguntar?

 

Santiago siguió con lo que se transformó en una de las declaraciones más curiosas. Dijo:

 

18 Conocidas son a Dios desde el siglo todas sus obras. 19 Por lo cual yo juzgo, (pienso o decido)  que los que de los Gentiles se convierten a Dios, no han de ser inquietados; 20 Sino escribirles que se aparten de las contaminaciones de los ídolos, y de fornicación, y de ahogado, y de sangre. 21 Porque Moisés desde los tiempos antiguos tiene en cada ciudad quien le predique en las sinagogas, donde es leído cada sábado. (Hechos 15:18-21)

 

Luego, los apóstoles y los ancianos y la Iglesia entera enviaron a Judas, llamado Barsabas, y a Silas, hombres principales de la Iglesia, con Pablo y Bernabé, llevando consigo cartas escritas por ellos para las iglesias de Antioquía, en Siria y en Cilicia.

 

Dijeron: Por cuanto hemos oído que algunos que han salido de nosotros, os han inquietado con palabras, trastornando vuestras almas, mandando circuncidaros y guardar la ley, a los cuales no mandamos; Nos ha parecido, congregados en uno, elegir varones, y enviarlos a vosotros con nuestros amados Bernabé y Pablo, Hombres que han expuesto sus vidas por el nombre de nuestro Señor Jesucristo. Así que, enviamos a Judas y a Silas, los cuales también por palabra os harán saber lo mismo (Hechos 15:22-27) (RV).

 

En la KJV, el texto contiene una falsificación del Receptus, en el cual las palabras: “quienes dicen que ustedes deben ser circuncidados y observar la ley” se añadieron después de ustedes y antes de a quienes no dimos tal mandamiento. Ese texto no está presente en los textos antiguos y fue agregado en el Receptus durante la Reformación. De hecho no tiene ninguna base. Ese texto es utilizado para justificar el argumento de la ley-gracia, al decir que la Ley está anulada y que las únicas limitaciones sobre los Paganos, y por extensión la Iglesia entera, dada la imposibilidad de identificar las naciones de Israel, están inscritas aquí en ese texto (ver el artículo La Relación Entre la Salvación por Gracia y la Ley [082]).

 

El texto en Hechos 15:28-29 continúa así:

 

28 Que ha parecido bien al Espíritu Santo, y a nosotros, no imponeros ninguna carga más que estas cosas necesarias: 29 Que os abstengáis de cosas sacrificadas a ídolos, y de sangre, y de ahogado, y de fornicación; de las cuales cosas si os guardareis, bien haréis. Pasadlo bien. (RV)

 

Se regresaron a Antioquía y entregaron el mensaje allí primero, y Judas y Silas, siendo profetas, exhortaron a los hermanos y permanecieron allí por un tiempo para fortalecerlos.

 

Ahora bien, si esto fuera un resumen comprensivo de los requerimientos de la fe, estamos entonces a la deriva, en efecto. ¿Para qué necesitaríamos una Biblia y todas las epístolas subsiguientes de la Iglesia, para tratar las cuestiones que surgieron acerca de la observancia de los Sábados, las Nuevas Lunas y las Fiestas, si ellos fueron rechazados por las Iglesias Paganas de Dios?

 

Si a esta lista se le pone la intención supuesta de limitar la Ley del Pentateuco dada a Moisés a estas pocas categorías, entonces la lista suprime los Diez Mandamientos. En efecto, es exactamente lo que los falsos Cristianos pretenden que significa.

 

En este caso, el tratado completo de Juan sobre el Amor y la trasgresión de la ley no tiene significado alguno. La epístola de Santiago tampoco tiene significado y contradice su propia decisión. La serie completa de cartas de Pablo se vuelven disparates, tal y como las de Pedro. Las epístolas a los hebreos se vuelven también disparates, a menos que podamos admitir que las Iglesias de los hebreos están sujetas a una ley y a una secuencia completamente diferente a las de los Paganos. Los evangelios y las palabras y acciones de Cristo están en posición opuesta totalmente a lo que se dice aquí. Las enseñanzas de Cristo son destruidas por esa visión. Hacemos de Dios un caprichoso y lo blasfemamos.

 

Si esta interpretación de que la ley debe reducirse a estas categorías es correcta, entonces somos capaces de abusar de Dios, mantener cualquier visión de teología que queramos, adoptar cualquier calendario que nos acomode, o no observar ningún día para nada, abusar de nuestros padres, asesinar o matar por medio de eutanasia o abortos, mentir, romper contratos con impunidad, hacer trampas, robar, codiciar y comer cualquier porquería. Podemos tomar cuantas concubinas y cuantas mujeres queramos. No hay relaciones prohibidas y el incesto está permitido. Podemos hacer cosas que hasta los mismos Paganos considerarían escandalosas. Nuestras sociedades pueden hacer lo que hacen ahora e introducir la moralidad relativa.

 

La condenación de Pablo en 1Corintios 5:5, donde un hombre vivía con la mujer de su padre, no tendría significado. Sería un matrimonio válido después del hecho. La interpretación de Hechos 15 en estas líneas haría del Cristianismo un hazmerreír entre las naciones, y hubiera visto su fin apenas unos meses después de tal interpretación. Ninguna persona razonable se hubiera molestado con el Cristianismo. Hubiera sido un culto amoral, y cada estado habría tenido la obligación de restringirlo.

 

Es la visión que los antinomianos quisieran que adoptemos, pero es una enseñanza o interpretación falsa. Ninguna iglesia de la Reformación adoptó tal interpretación. Las visiones de las iglesias Protestantes se analizan en el artículo La Distinción en la Ley [096]. La distinción es entre la ley sacrificatoria y las Leyes de Dios que se expresan en los Mandamientos.

 

La cuestión aquí concernía la manera de tratar con los alimentos, y la legislación introducida por los Fariseos en cuanto a su manipulación y las purificaciones, lo cual los Paganos jamás podían observar a causa de su medio ambiente. Los esclavos eran mantenidos en el matrimonio y eran desigualmente emparejados en numerosos casos. El concubinaje era endémico. Eso es a lo que se referían aquí, en una sociedad bastante diferente de la nuestra.

 

Santiago dice que hay que ser hombres de acción de la palabra y no solo la audiencia, llamando a la ley la ley perfecta de la libertad (Santiago 1:25). Dijo en Santiago 2:8-14:

 

8 Si en verdad cumplís vosotros la ley real, conforme a la Escritura: Amarás a tu prójimo como a ti mismo, bien hacéis: 9 Mas si hacéis acepción de personas, cometéis pecado, y sois reconvenidos de la ley como transgresores. 10 Porque cualquiera que hubiere guardado toda la ley, y ofendiere en un punto, es hecho culpado de todos. 11 Porque el que dijo: No cometerás adulterio, también ha dicho: No matarás. Ahora bien, si no hubieres matado, ya eres hecho transgresor de la ley. 12 Así hablad, y así obrad, como los que habéis de ser juzgados por la ley de libertad. 13 Porque juicio sin misericordia será hecho con aquel que no hiciere misericordia: y la misericordia se gloría contra el juicio. 14 Hermanos míos, ¿qué aprovechará si alguno dice que tiene fe, y no tiene obras? ¿Podrá la fe salvarle? (RV)

 

Santiago dice que la Ley de Dios debe ser moderada con misericordia en el juicio. ¿Por qué necesitaría uno misericordia si se aboliera la ley? Uno no puede ser castigado en la ausencia de la ley.

 

En Hechos 15, Santiago dice una cosa muy distinta a lo que pintan los antinomianos o gnósticos de nuestra actualidad que se denominan Cristianos pero que mienten. En efecto, van de puerta en puerta tratando de persuadir a los débiles y cuando se les cuestiona acerca del Sábado y de los Diez Mandamientos, nos dicen que es así. En efecto, las sectas principales que declaran este error ahora se combinan para sobrevivir porque su falta de lógica e hipocresía se manifiestan a la luz de los mandamientos. Prueben los espíritus, tal y como se nos manda hacer.

 

Santiago no quita la Ley de Dios en este juicio en la conferencia de Jerusalén, registrada en Hechos 15. No tiene autoridad alguna para eso y, en efecto, se descalificaría de la fe, si lo hiciera de esa manera. Este hombre, Santiago, era el hijo de José y Mariam, los padres de Cristo, y su hermano. Comprendió lo que Cristo quería decir y por lo tanto ese texto está mal usado y falsificado. La mentira de los Trinitarios en cuanto a la primacía de Pedro se expone también en ese texto.

 

Si una persona de la Iglesia de Dios le dice que la Ley de Dios se ha abolido, sabe que no son parte de nosotros sino lobos enviados a nosotros para destruirnos. Esa era la estrategia de Balaam, hijo de Beor, para conducir a Israel al pecado (ver el artículo La Doctrina de Balaam y la Profecía de Balaam [204]). Si no hablan según la ley y el testimonio, entonces no hay luz en ellos (Isaías 8:20).

 

Las provisiones posteriores para la liberación de los esclavos bajo los dueños Cristianos fueron escritas conforme a la ley del Pentateuco, como habían ocurrido, y como también habían sido rescindidas, tal y como lo registró Jeremías en Jeremías 34:8-17.

 

Pedro dice que Cristo llevó nuestros pecados en su cuerpo sobre el árbol (1Pedro 2:24). Juan nos dice que el pecado es la transgresión de la ley (1Juan 3:4). Nadie nacido de Dios comete pecado porque la naturaleza de Dios habita en él y no puede pecar porque es nacido de Dios. Por medio de esto se reconoce quiénes son hijos de Dios y quiénes son hijos del Diablo. Cualquiera que no haga justicia no es de Dios, tampoco aquel que no ama a su hermano (1Juan 3:9-10). Por lo tanto, ¿cómo podemos ser culpables de la transgresión de la ley de Dios y luego nos dicen que estamos liberados de la ley, la cual nos exige que seamos bautizados en el cuerpo de Cristo? Luego, se nos dice supuestamente que no hay necesidad de observarla de todas formas. ¿Cómo puede ser la penalidad otra cosa más que un capricho, si así fuera el caso? Esta manera de pensar no tiene ninguna lógica y hace de la Iglesia una imbécil.

 

Hay dentro de las Iglesias de Dios unos que declaran estos sentimientos pueriles. Son los que vienen entre nosotros a plantar cizañas, y tratan de subvertir las Iglesias de Dios con su enseñanza falsa. Por medio de esto, puedes reconocer quiénes son los que no hablan en el Espíritu Santo por esa enseñanza. Los elegidos son los que observan los mandamientos de Dios y guardan el testimonio o la fe de Jesucristo (Apocalipsis 12:17; 14:12).

 

Recientemente, una de las Iglesias de Dios, después de declararse Binitaria hace poco, mencionó que está bien rendir culto en domingo, o cualquier día. Dicen que la observancia del Sábado no proviene directamente de los requerimientos de la ley, sino del ejemplo de Cristo y de los Apóstoles. Por lo tanto, uno puede abstenerse de trabajar en Sábado y ir a los servicios religiosos el domingo. Es de esta manera que las enseñanzas falsas destruyen la Iglesia de Dios Universal (WCG). Sin embargo, el origen del error proviene del ataque a la unidad de Dios. El argumento en cuanto al Sábado en la ley es el siguiente:

 

Pues Dios no ordenó asamblea o culto en observar el Sábado, ¿cómo podemos corregir a alguien que descansa el séptimo día (según Éxodo 20:8-11) y rinde culto en otros momentos? Nuestro modelo de adoración, el Sábado, proviene más del ejemplo de Cristo (ver Lucas 4:16) que de la ley (Bible Advocate (Abogado de la Biblia), septiembre 2004, p. 17).

 

¿Proviene de la ley o no?

 

¿Obedeció Cristo la ley o no la obedeció? Él observó los Sábados, las Lunas Nuevas, los Días Santos y las Fiestas mandados por Dios. Entonces, si nos guiamos por su ejemplo, deberíamos hacer lo que él y los apóstoles hicieron y observar el Calendario de Dios y no únicamente el Sábado.

 

Está escrito: Recuerden el Sábado para santificarlo, no solamente para descansar sino para santificarlo.

 

Los Mandamientos en Deuteronomio están más claros. Allí se nos manda:

 

Guardarás el día del reposo para santificarlo, como Jehová tu Dios te ha mandado. Seis días trabajarás y harás toda tu obra: Mas el séptimo es reposo a Jehová tu Dios: ninguna obra harás tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu sierva, ni tu buey, ni tu asno, ni ningún animal tuyo, ni tu peregrino que está dentro de tus puertas: porque descanse tu siervo y tu sierva como tú.

 

Se usa el acento hebreo zarha para mostrar que el mandamiento es doble, se requiere que trabajemos durante seis días y que el Sábado sea santificado. No es únicamente de reposo, sino que debe ser además santificado. Podemos preguntar, ¿cómo podemos observar el Sábado correctamente sin guardarlo santo o santificarlo? ¿Cómo podemos mantenerlo santo pero en el culto o el servicio del Dios viviente?

 

Está escrito: Mis sábados guardaréis, y mi santuario tendréis en reverencia: Yo Jehová. (Levítico 19:30; 26:2). Entonces, tenemos en reverencia el Santuario de Dios.

 

Debemos ir ante de Dios cada Sábado. Como somos el templo de Dios, adoramos a Dios y establecemos Su templo en la santidad cada Sábado, como Templo que somos. El culto es inseparable de esta manera de todos los Sábados del Eterno y está insertado directamente en la ley. Se nos manda de no abandonar nuestra asamblea en este fin. Los Hechos muestran que Santiago y los Apóstoles siguieron todas estas prácticas en la iglesia, los Sábados, las Lunas Nuevas, los Días Santos y todas las Fiestas de Dios.

 

Retiren a los enseñadores falsos y restauren las Iglesias de Dios en la fe. Si es demasiado tarde y son la mayoría, entonces déjenlos. Es mejor ser una voz que grite en el desierto. "No seguirás a los muchos para mal hacer; ni responderás en litigio inclinándote a los más para hacer agravios; " (Éxodo 23:2). Aunque la mayoría de las gentes que se creen ser discípulos de Cristo quiten el juicio de la Ley con declaraciones falsas, eso no es excusa para aceptarlo en las Iglesias de Dios.

 

Y Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y de toda tu mente. Éste es el primero y el grande mandamiento. Y el segundo es semejante a éste: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. De estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas (Mateo 22:37-40).

 

La ley y los profetas eran enseñadores para conducirnos hacia Dios a través de Cristo. No estamos exentos de la ley, sino más bien colocados en la posición de vivir bajo ella, como la ley perfecta de la libertad, y de ir más allá de la ley, en la gracia y misericordia. Estamos liberados de los sacrificios por medio del sacrificio de Cristo. El conjunto de la ley sacrificatoria fue cumplido por Cristo. La ley de Dios no se ha quitado y ninguna nonada o un solo trazo de letra desaparecerá de ella hasta que todo se realice y el cielo y la tierra pasan.

 

 

 

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